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Archivos diarios: 5 enero, 2011

Contento y alegría

No son para mí sinónimos. Con ellos quiero expresar contenidos muy diferentes, con permiso de la Academia.
Contento, amig@s, es para mí esa grata emoción que se produce por el logro de deseos.
Contento es la satisfacción del deseo.
Y pueden existir tantas variantes y modos de contento como sean las satisfacciones de los deseos y la entidad de ellos mismos.
De pequeños a grandes y a enormes contentos…
Pequeños deseos, grandes deseos, grandísimos deseos…
Piensan muchos que en esa satisfacción reside la felicidad. Es decir, en el placer.
El placer que produce la satisfacción de los deseos.
Y pensando así de la felicidad, hasta se puede cuantificar: Si satisfaces muchos deseos, eres muy feliz. Si pocos, poco feliz.
“Acumular placer”, dicho de otro modo.
Y, claro, si contabilizas así la felicidad, lo opuesto, la acumulación de “descontento”, de insatisfacción del deseo, de frustración y dolor…reduce proporcionalmente ese tipo de felicidad.
Y la fórmula de tu felicidad es una mera resta…
“X placer menos Y dolor = Grado de felicidad”…
Sin andar con filosofías, así lo consideran muchas personas para sí mismas.
Y su “felicidad” naturalmente que anda variando como la temperatura. Sube, baja, se estabiliza un tiempo en una cifra…
Más contento, más placer…o menos.
Más feliz, menos feliz…
¿No os parece una visión muy simplona, muy elemental?
¿No os parece una felicidad muy amenazada, muy “administrativa”, muy “contable”?
Está regida por el deseo y el temor.
Por un constante oleaje, un subir y bajar…
Habrá quien diga –desde luego- que esa es la pobre felicidad humana, cuanto se puede esperar en un mundo tan limitado y dañado como éste.
¡Pensamiento y expectativa plana!
¡Conformismo con lo más vulgar de la experiencia!
Como tú no has logrado salir de ahí…
Como muchos que conoces no han podido encontrar otro nivel de realidad posible para ellos,
como se han tenido que quedar ahí…
¡llegas a la conclusión de que eso es todo, de que ya no hay más!…
Pero te bastaría con explorar la alegría para abrir una puerta nueva a tu ilusión, un hallazgo nuevo.
Puede que ya me hayas leído cuando afirmo que LA ALEGRÍA ES HIJA DEL AMOR.
Y que también hayas visto que el amor no tiene motivos.
Lo que realmente es amor.
Cuando hay motivos, hay cálculo.
Los motivos se pueden medir.
Que si la belleza, la simpatía, la inteligencia, el dinero, el éxito…
Escoger por motivos no es amor.
Es convertirlo en interés.
El amor no es interés…
POR ESO EL AMOR NO TIENE MOTIVOS…
Doy por hecho, sin embargo, amig@s, que todos tenemos muchos motivos debajo de lo que llamamos amor.
Incluso estoy seguro de que nos parece que lo adecuado es TENER MOTIVOS PARA AMAR.
Lo contrario nos parecería irracional, insensato.
No lo consideraríamos un amor “serio”.
Y, sin embargo, en forma totalmente paradójica, caeríamos precisamente en lo que venimos de criticar: que los motivos convierten al amor en interesado, y el amor interesado no es amor…
¡Hay un salto que la mente tiene que dar!
Cuando veas de verdad que el auténtico amor no tiene motivos, comprenderás también que La Alegría, esa magnífica emoción que nace del amor,
tampoco puede tener motivos.
No es, por tanto, la Alegría algo que dependa del logro de los deseos, como tampoco el amor.
Ni, por lo tanto, depende tampoco del temor.
Por eso, amig@s, ved que ahí hay una fuente de felicidad DIFERENTE, que no está bajo la suma y resta del placer y de la insatisfacción.
Que no sigue sus vaivenes.
Que puede estar siempre ahí, se satisfagan o no los deseos.
Una felicidad que no depende del placer.
LA FELICIDAD DEL AMOR Y DE LA ALEGRÍA QUE NACE DE ÉL…

 
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Publicado por en 5 enero, 2011 en Sin categoría