Parece que en nuestro país les ha dado a los medios informativos por jalear
el asunto.
Aunque –curiosamente- se han escrito tan sólo un par de libros, cuando en otros
idiomas (según escuché) existen hasta cuatro mil publicaciones
(por ejemplo, en inglés).
Y me parece a mí que no es porque en nuestro país sea menor la corrupción
que en otros, sino que otras deben ser las causas de este hecho, muy ligado
en mi opinión a “la idiosincrasia” nacional…
Y, por de pronto, me gustaría denunciar la hipocresía latente en todas estas
manifestaciones, porque parece que “la gente” se siente superior moralmente
cuando denuncia a otros.
Y esta presunta superioridad es justamente una de las causas de la proliferación
informativa, porque los medios buscan al cliente y el cliente suscita lo que digan
los medios…
“¡Con lo honrad@ que soy yo…!…Que nunca haría lo que hacen ellos…”
Sucede una vez más que lo externo prevalece sobre lo interno, lo más aparente
sobre lo más real.
¡Qué poc@s son quienes –al escuchar o leer noticias de corrupción- se miran
a sí mism@s para desvelar la propia!
¡Qué poc@s son quienes no juzgan (que ya para ello están los jueces), quienes
no comparan, quienes no se consideran inocentes!
Y no aquellos que sitúan la corrupción como una realidad de determinado número
de “desaprensivos”, en vez de darse cuenta y considerarlo como UN HECHO
HUMANO.
¡Todos somos corruptos, amig@s!…¿no lo habéis visto?…
Claro está que la manifestación depende de las oportunidades, las circunstancias
los condicionamientos cerebrales…
Pero si nos observamos teniendo en cuenta “nuestros filtros”, si somos honestos
advertiremos las corrupciones en las que caemos diariamente y en las que
caeríamos si nos dieran la oportunidad…
Es muy diferente, amig@s, mirar la corrupción ajena siendo conscientes de la
propia. Esa mirada se empapa de compasión en vez de dureza. Se humaniza.
No se justifica, no. Lo corrupto es corrupto y merece ante la ley humana una
justa compensación.
¡Pero todas esas “emociones falsas e hipócritas” que se destilan ante tales
hechos, bien podríamos darnos cuenta de que no tienen sentido!
Cierto es que esos corruptos, de un modo u otro, han abusado de nosotr@s,
nos han robado. Y la justicia lo habría de enderezar cuanto fuera posible.
¡Pero y el daño que produce otros nuestra propia corrupción!…
Seamos, pues, más equitativos, apuntémonos lo propio y dejemos más a un
lado lo ajeno, sobre todo cuando no es “tan directo”…
Vivir en paz es un bien muy superior. Consigo mism@, con los otros, con el
Universo…
Sea así, amig@s…