RSS

Archivos Mensuales: octubre 2010

Por si vienes a leerme

en estos días de diversión oficial y paso más largo sobre el río del trabajo (que eso es “un puente”).
Puede que sólo tú te asomes a esta página.
Junto con alguna persona especialmente leal y querida…
Ya otra vez estuve “Acompañando no sé a quien”.
Y contestó una persona, desconocida aún pero ya querida.
Y hoy no sé con quién estaré a través de esta página.
Pero sin duda estaré con cariño y comprensión…
¿Tú no has salido de puente?
¿Qué te ha retenido?
¿La soledad? ¿Cuidar de alguien?…
Si fuera esto último puede que te venga bien leer mi post anterior.
Pero entretanto permíteme acompañarte.
Sobre todo si te ha retenido la soledad.
¡Te acompaño en ella!
Recuerda –si te enfrentaste al Dragón Azulnoche- que la soledad solamente es la envoltura de la libertad y de un camino nuevo hacia El Amor.
La soledad te enseña también a ver por encima de lo que ven los sentidos. Y entrar en la dimensión de la compañía invisible de cuantos van por el Camino y de la Fraternidad Blanca, compuesta por espíritus y ángeles, guías y maestros que están ayudando y protegiendo a los humanos.
Tú tienes tus propios guías invisibles y tu propio maestro. Y eres maestr@ de ti mism@.
¡Cuesta desprenderse de la cárcel de los sentidos!
Nos permiten pasearnos por el patio de la cárcel.
Pero no salir fuera de ella.
Hay que traspasar primero la envoltura de la soledad.
Mientras lo logras, permíteme acompañarte.
Tiene el escrito esa capacidad: transmite la presencia del que escribe.
Y puede expresar el afecto.
Quiero de verdad que te llegue.
Cuando el corazón ha traspasado la coraza de la soledad y es libre, el afecto sale de él de forma natural. Se quiere espontáneamente a los seres, sin conocimiento previo, ni exámenes ni pruebas.
No necesito, amig@ que me lees, saber de tu carácter ni costumbres para sentirte cercan@-
Eres un ser humano, y eso me basta.
¡Tenemos tantos puntos en común!
¡Sentimos tantas cosas de la misma manera!
Tenemos mil cosas que nos acercan y, quizás, una o dos que nos alejen.
Y como aquí tú y yo nos saltamos los temores que acechan a los humanos al conocerse, la desconfianza, el miedo a ser heridos, a no tener aficiones en común…¡pues podemos sentirnos cercanos y sin temor!
Confiados y abiertos.
¡Excelente base para podernos comunicar!
No precisamos hablar de tópicos.
Podemos ir directamente a hablar de lo que sienten nuestros corazones. Que eso es comunicarse de verdad.
Poner en común nuestra realidad y nuestra vida.
Hoy festejo el cumpleaños de mi hijo, con su hija y con su novio.
Ella –como siempre hace- ha escogido exquisitamente los regalos. Lo aprendió de su madre, mi amada que se fue por detrás del horizonte.
Hemos compartido juntos ese rato de alegría y cariño.
Ahora te escribo frente a mis amados montes, viéndolos cada vez que levanto la vista de la pantalla.
El cielo está nublado, amenaza lluvia. Un ligero viento agita las copas de los árboles próximos, a pocos metros de mis ventanas, uno pegando a ellas.
Este paisaje protagoniza mucho mi vida. No sólo le veo a él, veo tras él y dentro de él La Belleza, no solamente unas cosas bellas.
Y hay veces en que me quedo en silencio, y El Silencio entra dentro de mí.
Cuando eso sucede -¡te lo deseo!- no necesitas absolutamente nada, no echas de menos nada.
Vives una plenitud que va mucho más allá de ti.
¡Es el corazón dorado de la soledad!.
Nada existe y todo existe a la par. No te lo puedo explicar con palabras…
ESO te regenera. Alma, mente, corazón, cerebro y cuerpo.
Estoy convencido de que el cerebro –si este Silencio te visita- nunca podrá ser senil o padecer Alzheimer.
Las neuronas se limpian y revitalizan…
Antes escribí una cuantas cartas que el corazón me pedía que lo hiciera.
Puse en ellas mi amor, y en las personas para quienes iban.
Mi cuerpo, que ya es viejo, me presenta sus achaques. Se los escucho, le doy un toque de aliento –es buen y sufrido compañero- y sigo con lo que hago…Si me habla más fuerte, me interrumpiré un rato para darle su descanso que me pide…
Y aquí, dentro de casa, a gusto en ella, te estoy contando cosas mías.
Estoy en paz conmigo mismo y, por ello, con todo el mundo.
Tengo paz haciendo o dejando de hacer cualquier cosa.
En mi mente no existen mandatos ni prohibiciones. ¡Ojalá que tú sepas lo que es eso!.
Por de pronto es un espléndido descanso.
Haces lo que quieres hacer, sin más obstáculo que lo posible.
Y si aceptas lo posible ¡resulta que puedes hacerlo todo!
Lo cual es feliz.
Deseo que tú lo seas. ¡Es posible!. Te voy contando qué hay que hacer para lograrlo.
No hace falta ninguna condición especial. Cualquiera lo puede conseguir.
BASTA CON DECIDIRLO, EMPEZAR DE VERDAD Y PERSISTIR LO SUFICIENTE.
Con eso basta.
Y lo puedes hacer sea como sea tu vida.
PORQUE EL CRUCIAL “DARSE CUENTA EN EL AHORA”, ¡NO CONSUME TIEMPO!.
Ya no nos vale esa socorrida excusa de “no tengo tiempo”.
Queda todo reducido a “si tienes interés”…
Me gustaría escuchar lo que tú sientes.
En las emociones aparace lo que somos.
Y en el conocerlo instante a intante nos llega La Sabiduría…
Si me dijeras lo que sientes, seguro que lo comprendería. ¡Porque sentimos lo mismo!.
Dando cursos me ha pasado el contemplar cómo –haciendo un gran esfuerzo y con temor- alguien ha manifestado lo que siente…¡Y todo el mundo lo sentía!
Nos parece que vamos a desvelar un secreto si lo contamos, y comprobamos que es un secreto a voces, porque a los demás también les pasa igual.
Recuerda, pues, amig@, que eres la humanidad. Nada de lo que hay en ti, nada que tú sientas es diferente ni nuevo para los otros, si hablan con sinceridad y un poco de conocimiento de sí mism@s…
Sábete, pues, acompañad@ aunque sea de modo no visible.
Y sábete también que te estoy acompañando ahora con afecto y comprensión.
¡Y TEN BUEN DÍA!, que siempre en torno tuyo y dentro de ti habrá mil cosas positivas si las sabes mirar…
Contigo quedo, amig@…

 
4 comentarios

Publicado por en 31 octubre, 2010 en Sin categoría

 

Cuidando por la noche…

Esta noche, unas horas conscientes, he cuidado a dos personas muy queridas, amadas realmente.
Tenemos mucho pudor a emplear la palabra amor fuera del contexto de la pareja.
Lo cual significa en el fondo que unimos el amor a la sexualidad. En ella ha de estar, sin duda, pero el amor se extiende mucho más allá. Hasta más allá del Universo…
Una de ellas está pasando un doloroso proceso por haber perdido una persona amada.
La otra tiene una ligera afección.
El cuidado por ambas se lo encomendé al Universo al dormirme. Y mi subconsciente siguió también con él. Mi amor por ambas es igual de grande aunque sea pequeña la afección de una…
No soy experto en “técnicas espirituales” de sanación. Conozco un poquito el Reiki. Y nada más.
Pero tampoco soy amigo de “técnicas” aplicadas al mundo interior y al mundo invisible.
Lanzo mis deseos y mi amor “al aire” del espíritu.
Siento la inmensidad del Universo.
Siento a veces al Padre Sol, el Logos Solar que dicen los teósofos.
O a la Madre Tierra, cuya energía se nos está transmitiendo constantemente, simplemente con pisar sobre ella que nos tiende el suelo a los pies
para soportarnos.
Me viene a la mente la lucha de Hércules con Anteo, hijo de la Tierra, al que Hércules era incapaz de vencer.
Hasta que se dio cuenta de que recibía de la Tierra su energía invencible, y, levantándolo en vilo, le pudo derrotar…
¡Pisad la tierra en vez del asfalto, amig@s, siempre que podáis!. Y ampliando a ella vuestra consciencia para recibir más su energía.
(Hasta los psicólogos hablan del “grounding”, y de tener un buen “grounding” tomando posiciones que asienten bien el cuerpo sobre el suelo)…
Somos hijos de la Tierra y el Sol. Gracias a ellos podemos existir en nuestro pequeño mundo, esa mota de polvo de una galaxia en una esquina del Universo…
Hijos muy poco agradecidos que maltratan a su Madre y que la ignoran…
Contacto, pues, con Ellos y siempre, en el fondo y muchas veces directamente, con EL AMOR.
El que es LA ESENCIA DE LO SAGRADO.
El que vibra en el Universo, el Sol, la Tierra, los seres todos y nosotros.
Que cuando amamos, lo hacemos EN EL AMOR.
Nuestro amor es una chispa DEL AMOR.
No existe esa diferencia, que hay quien la hace, entre el amor humano y el amor “espiritual” o “religioso”.
Si el humano es realmente amor (y no un impulso pasajero, un afecto psicológicamente comercial o una mera atracción sexual o erótica), si lo es ya es espiritual, religioso y divino.
Que ya lo dijo hace muchos siglos el apóstol Juan, el discípulo amado de Jesús siguiendo su mensaje:
…”todo el que ama, ha nacido de Dios y a Dios conoce, porque Dios es Amor.”
Amar es directamente algo divino, sin hacer ningún truco mental.
Y por eso contacto con El Amor.
Y a las personas amadas les envío mi amor…
Escribí varias cartas, tratando de poner en ellas lo que el amor me sugería.
Sintiendo a la persona y sintiendo lo que ella sentía.
Afrontando con ella la muerte de su persona amada.
Sufriendo su dolor con ella.
Y abriendo más el corazón, la mente y la consciencia para poder llegar a la seguridad de su existir en otro nivel de existencia.
Y mostrando la experiencia vivida que me dio a mí mismo la certeza tras la marcha de mi amada.
Queriendo evitarle sufrimiento.
“ Ya sufrí yo por ti, no quiero que tú sufras…”
Que prefieres ser tú quien sufra en vez de que sufra una persona amada.
Aunque sepas que el sufrimiento es necesario, que con él se expande el ser cuando se sabe aceptar…
“Déjame llevarme tu sufrimiento y llévate tú el crecimiento del ser.”
Porque verte sufrir, por necesario y positivo que pueda ser, no lo quiero aceptar si es que es posible
que yo lo tome…
Seguimos rechazando el sufrimiento.
Si no para nosotros, lo hacemos para las personas que amamos.
Y cuando el amor nos empuja a evitar el sufrimiento a quienes amamos, nos muestra su sabiduría.
Es preciso trascender el sufrimiento.
La alegría es definitiva, el sufrimiento no.
Acabar con el temor a él es un gran paso, derrotar al Dragón Rojo.
Pero queda el siguiente paso: trascender el sufrimiento.
Es preciso desarrollar la mente y el corazón de manera que no sufran, o sea leve el sufrimiento, soportable y asumible. De manera que pueda actuar para crecer pero no para dañar.
Es posible hacerlo.
Haciendo desaparecer dentro de nosotros las causas del sufrimiento. Todo aquello que disminuye y ata nuestra libertad por falta de verdad y sabiduría.
QUE NADA NOS HAGA SUFRIR PROCEDENTE DE NUESTRO INTERIOR.
De seguro que así desaparece el 90% de nuestro sufrimiento en la vida.
Y queda solamente el sufrimiento real y natural que viene de la Vida, el que no fabricamos nosotros y hemos de aceptar con todo el corazón.
Y que amplía nuestro ser camino de la grandeza.
Todo lo demás del sufrimiento desaparece.
Pero no por ello hemos de perder la sensibilidad. Dejamos de ser humanos si la perdemos.
Y la sensibilidad implica capacidad de sufrir.
¡Parece un laberinto!
Es preciso trascender el sufrimiento, pero es preciso también conservar lo que nos permite sufrir.
Porque bastantes personas, ante el sufrimiento y por su propio interés, anulan su sensibilidad: ya no sufren.
Tampoco sufre el robot.
Ni el ordenador…
Pero esas personas, anulando su sensibilidad, no les importa nada que sufran los demás.
Y se convierten en máquinas.
¡NO SE PUEDE ANULAR LA SENSIBILIDAD!
Ni hacia sí mismo ni hacia los demás.
Es preciso, por ello, buscar la salida del laberinto entre mantener la capacidad de sufrir, poder sufrir por los demás y trascender el sufrimiento.
Y LA HAY:
En el fondo de tu ser ha de morar permanentemente la paz y la alegría del amor.
Y en los restantes estratos de tu ser, la sensibilidad ha de estar activa y capaz de sufrir.
Y juntarás alegría y sufrimiento al mismo tiempo.
Podrás sufrir en medio de la alegría.
Estar alegre en medio del sufrimiento.
¡Sin división ni contradicción, extraña experiencia!
Porque tu sensibilidad te permitirá sufrir verdaderamente por los otros, y tu paz y tu alegría darán luz, sentido y valor a ese sufrimiento.
Y tendrás así alegría para darla a los que sufren.
Y tendrás sensibilidad para sentir compasión verdadera hacia ellos. Para sufrir con ellos.
Serás human@ y a la par estarás por encima de lo humano.
Ambas cosas fluirán de ti naturalmente, sin artificio ni represión.
Porque será tu corazón humano y estará al mismo tiempo lleno de La Luz Divina del Amor…

 
Deja un comentario

Publicado por en 30 octubre, 2010 en Sin categoría

 

EL APEGO

Junto con los dragones, es el apego la última atadura del corazón que le impide tener plena libertad.
Apegarse a alguien o a algo es , por una parte, un intensísimo deseo de mantener ese alguien o algo
SIEMPRE CONMIGO Y A MI DISPOSICIÓN.
Y por otra parte, y por debajo de ello, un enorme temor de perderlo.
Es unir a mí mism@, a mi propio ser, esa realidad,
no formando, sin embargo, parte real de mí.
Podeis pensar, amig@s, en los no pocos apegos que tenemos y en sus diferentes grados de intensidad.
Que son los del deseo y el temor que los componen.
Y el de la afirmación del corazón que los consagra.
Podemos apegarnos a toda clase de realidades:
Una casa, un trabajo, un estatus social, una persona, un animal…
Cualquier realidad que sea objeto nuestro de deseo la podemos convertir en mayor o menor apego.
Los pequeños apegos –como los pequeños deseos y temores- no son difíciles de “soltar”.
Son “lastres sueltos”, sin amarras. No tienen anclajes sólidos. Habitan nuestro corazón, pero no son definitivamente residentes.
Si la vida nos los quita, nos entristecerá un poco. Pero pronto se marchará la tristeza…
Todos sabemos –si nos paramos a mirarlo- cuáles son estos pequeños apegos.
Y todos nos podemos liberar de ellos…
Pero tenemos también GRANDES APEGOS.
Tienen enganches, amarras, cadenas, tornillos de alta tecnología, remaches y soldaduras.
Y una buena soldadura puede hacerte pensar que “aquello” ¡forma parte de la estructura misma!.
Los grandes apegos –con otra comparación- son como miembros implantados en el organismo. Sentimos que pertenecen a él.
“Este trabajo para mí no es un trabajo, ¡es mi vida!
Me divierto, me apasiona, suscita mi creatividad, me da energía, me realiza”…
¿Sería éste un apego?
¿O justamente ese sería uno de esos deseos profundos que manifiestan el ser mismo de la persona y que son irrenunciables? .
Establezcamos esta distinción entre APEGOS y DESEOS IRRENUNCIABLES.
Lo cual aclara y complica las cosas a la par, porque ambos se pueden confundir y, sin embargo, y vistos en profundidad, son diferentes y piden ser tratados de distinto modo:
NO NOS PODEMOS DESPRENDER DE LOS DESEOS IRRENUNCIABLES.
SÍ EN CAMBIO DE LOS APEGOS PORQUE NOS QUITAN LIBERTAD.

Los que estoy llamando deseos irrenunciables no son algo externo a nosotros mismos que “se nos ha pegado”. Son expresión de nuestro propio ser, de sus impulsos profundos.
Señalo esto aquí y lo subrayo porque hay doctrinas, escuelas y maestros que piden “desprenderse de todos los deseos”.
En primer lugar, no es el deseo algo de lo que “desprenderse activamente”. Eso introduce a la mente en un género de “ascética” que mata la vida
y se convierte en “represión”, que no es extinción del deseo, sino ocultación de él en el subconsciente.
¡NO SE PUEDE MATAR EL DESEO PORQUE ES LA ENERGÍA DE LA VIDA!
El deseo es energía infinita. Y la energía infinita es Dios.
Cuando el deseo abre la totalidad de su energía, llega a lo divino, porque de Ello procede.
Quienes, guiados por una ideología, quieren matar el deseo, no se dan cuenta de lo que están haciendo y provocan males sin cuento en el ser humano.
Como he dicho, lo primero que hacen es REPRIMIR, ocultar el deseo.
Ello produce siempre RAREZAS Y FALSEDADES.
Y por eso vemos personas aparentemente muy espirituales que tienen un no sé qué de falsedad, un reflejo de beatería timorata…cuando no contradicciones importantes.
Su energía está canalizada en cauces estrechos y la corriente es excesiva en no pocos asuntos.
Les quita humanidad y cercanía a los humanos.
Les quita comprensión y les añade dureza.
Su visión de la vida y la realidad queda sesgada.
Y el error se desliza sutilmente en ellos, su conducta y sus palabras. Y ese deslizarse es más peligroso para ellos y sus seguidores porque está envuelto en una capa de espiritualidad…
SOLAMENTE LA COMPRENSIÓN PROFUNDA DEL DESEO HACE CESAR SU OBJETO MANTENIENDO INTACTA SU ENERGÍA DE VIDA.
Porque el deseo no se aquieta poseyendo su aparente objeto.
Todos tenemos la experiencia de haber deseado algo, lograrlo y decirnos a continuación: “Ya lo he logrado…¿Y ahora qué?…Me quedo insatisfech@…”
PORQUE NINGÚN OBJETO LLENA LA CAPACIDAD INFINITA DEL DESEO…
Por ello, en otro post de hace algún tiempo, no sé si uno o dos meses, mostré lo que llamo “la escala de Jacob de los deseos”. De cómo, cesando objeto tras objeto del deseo por si mismo, podemos ir “escalando hacia arriba” con la energía ascensional del deseo, acercándose éste cada vez más A LOS DESEOS INMENSOS, donde reinan LA VERDAD, EL BIEN, LA BELLEZA, LA FELICIDAD…¡Y EL AMOR POR ENCIMA DE TODO!…
¡NO MANEJEIS VUESTRA HUMANIDAD NEGÁNDOLA, AMIG@S MÍ@S!
¡NEGAD SÓLO LO NEGATIVO, QUE ESO ES UNA GRAN AFIRMACIÓN!…

Volvamos a investigar el apego tras introducir luz con el deseo.
Y podemos ahora volver a definir el apego:
UN APEGO ES UN DESEO QUE SE HA QUEDADO PRENDIDO DE SU OBJETO, atado a él.
Y al hacerlo, detiene la dinámica ascensional del deseo.
Y quita libertad al corazón.
Esto nos ofrece un punto de diferenciación entre apego y deseo, y deseo irrenunciable.
El apego se ha quedado parado en el objeto.
El deseo irrenunciable no se queda en un objeto, sino que se centra en una línea de vida:
– El pintor tiene que pintar y seguir pintando. Pero no se queda atado a uno de sus cuadros, y, si lo hace, ello es un apego y no su deseo irrenunciable.
– El verdadero “hombre de negocios”, crea negocio, y no se detiene en uno de sus logros.
– Sigue haciéndolo crecer o crea otro.
– La madre que ama a sus hijos, los hace crecer y hace que vuelen por sí mismos, y no los deja siempre bajo sus alas aunque su amor los siga siempre y esté siempre al quite para intervenir cuando sea necesaria…
LA DETENCIÓN DEL DINAMISMO, LA FIJACIÓN es lo propio del apego.
NO ES QUE SEA UN DESEO IRRENUNCIABLE,
SINO QUE YO NO QUIERO RENUNCIAR A ESE OBJETO DEL DESEO…
Y sucede, amig@s mí@s, que el apego produce por ello mismo daños en uno mismo y en los demás.
Porque al quitar la libertad del propio corazón, se la intenta quitar a los otros.
Le pasa eso al amante celos@, que agobia y llega a ahogar a la persona amada.
Le pasa a la madre superprotectora, que asfixia a sus hijos.
El apego ,al atar el corazón, deforma la inteligencia emocional.
Vé “bien” donde hay daño.
Considera positivo lo que, en realidad, es negativo.
Quita, por tanto, libertad y la deforma.
¡Es preciso ver con claridad la presencia del apego!
Cuando se junta éste no ya con el deseo, sino con el amor (aparente éste, que no pleno y verdadero)
SE LE HACE MÁS INVISIBLE A LA PERSONA.
Le está deformando el amor, y no se da cuenta de que se trata de apego.
Y de ello salen demandas y exigencias desmedidas, intransigencia y falta de verdadero respeto…
Hasta en un verdadero amor puede existir una dimensión de apego.
Me vienen a la mente los versos de Machado cuando murió su enamorada:
“Señor, Señor, ya me has quitado lo que yo más
/quería.
Señor, Señor, oye en mi pecho mi corazón gritar.
Tu voluntad, Señor, se hizo contra la mía.
Señor ya estamos solos mi corazón y el mar”.
Y por mí mismo sé –como os conté hace unos días-
que cuando amas a una persona es prácticamente imposible no estar apegada a ella. Al menos en cuanto a su existencia, porque si el amor es verdadero ni le quitará a ella ni a ti verdadera libertad.
Dos niveles distintos hay:
Que la otra persona exista junto a ti y
que la otra persona exista.
El amor verdadero habría de superar la primera situación si se mostrara claramente que ambas personas deberían separarse por bien de ambas, o de una.
Y el verdadero amor TERMINA SUPERANDO el apego a que ella exista en el nivel humano de experiencia y encontrándola a ella en LA PURA EXISTENCIA…

No quiero terminar,amig@s, sin señalar la gran diferencia entre DESEO Y AMOR.
El deseo, cesando su objeto de modo natural por su dinamismo y por la luz del darse cuenta, va escalando hacia lo divino.
El amor NO CESA PORQUE YA HA LLEGADO A LO DIVINO, LO ES POR SU PROPIA NATURALEZA…

En Sus Manos os dejo y quedamos, queridos amig@s…

 
Deja un comentario

Publicado por en 29 octubre, 2010 en Sin categoría

 

¡Corazón sin temor!

Si habeis EMPEZADO, amig@s, a derrotar a los dragones, tenéis el camino libre para llegar a la Fuente de la Felicidad.
Fijaos que digo EMPEZADO y no terminado.
PORQUE EL COMIENZO ES EL FINAL.
Habréis tenido –espero- UNA VISIÓN GLOBAL.
Tras ella no ha desaparecido la acción de los dragones.
OS VENDRÁ EN CONCRETO Y EN EL ACTO.
Si vivis atentos en el ahora, su acción sucederá refiriéndose a emociones y actos singulares, en el instante. Si una amistad peligra, o un trabajo. Si llega un temor sobre un hecho futuro, sobre tu salud o la de un ser querido…
HECHOS Y SITUACIONES CONCRETAS.
Si al verlo holísticamente, globalmente y como un todo, habéis usado las armas que os dije, EN ESA VISIÓN LOS HABÉIS DERROTADO YA.
Pero queda el día a día, el vivir a cada instante.
Y ahí resurgirá su acción. Como coletazos después de muertos.
Y ahí es donde tendréis que ver de nuevo y activar en el hecho inmediato las armas empleadas.
Cuantas veces sea preciso. Instante a instante del vivir.
Personas hay que –una vez “visto” algo- esperan que ya no vuelva más.
Es erróneo.
Aunque es cierto que es posible, solamente sucede si el “acto de ver” ha sido excepcional. Lo que llamaba Krishnamurti “un discernimiento total”. Cosa muy infrecuente.
Al leer, amig@s, al mirar y ver y –si queréis- al meditar, TENDRÍAIS QUE HABER VISTO EL ERROR TOTAL, EL ENGAÑO Y LAS BARRERAS A LA VIDA Y AL AMOR que suscitan los dragones.
Y eso no lo podréis haber logrado si vuestra lectura, o el trabajo posterior, ha sido hecha CON EL PENSAMIENTO, con un “enterarse intelectualmente” de lo que este señor dice.
Eso no os libera.
Como no liberan nuestro corazón tantas y tantas lecturas o charlas que hacemos o recibimos.
Todo sigue siendo igual, con solamente una idea en la cabeza de que alguien dice que un@ se puede liberar.
NADA DEL PENSAMIENTO LOGRA LA LIBERACIÓN INTERIOR.
¡SOLAMENTE LA INTENSA CONSCIENCIA EN EL INSTANTE!.
Si la has tenido, amig@, YA HAS EMPEZADO A LIBERARTE, te lo repito.
Y vendrás a la liberación del día a día, del instante en instante.
Ha de cambiar el cerebro mismo. Y hasta que él no haya cambiado, la memoria neuronal seguirá trayendo a escena a los dragones en los hechos concretos.
Por eso queda “trabajo” que hacer.
Pero ese trabajo es el mismo que habéis hecho.
Y por ello se trata de EMPEZAR. Y luego continuar del mismo modo.
Sin embargo, ¡no tenéis que esperar al final!. ¡Ya están derrotados!. En un comentario me decía una amiga virtual, ya citada, que “al final lo lograremos”.
Y no hay que esperar al final, sino que LA VICTORIA YA LOGRADA HAY QUE MANTENERLA DÍA A DÍA.
Solamente hay que evitar y parar los coletazos que –por reflejo y persistencia en las neuronas- sigan produciendo esos terribles dragones.
¡Y vuestro corazón ya puede vivir sin temor!.
¡Libre!
Solamente os queda una cosa que puede atar vuestro corazón: EL APEGO.
Os hablaré de él otro día.
Quisiera que hoy disfrutarais de la libertad adquirida. Tomando en cuenta “el empezar” ya aludido.
Antes, sin embargo, quiero advertir algo:
Encontaréis probablemente personas que dicen no tener ningún temor. Puede ser verdadero o falso, según qué camino hayan recorrido.
Personas hay que vencen APARENTEMENTE el temor recurriendo a equivocadas artes.
Puede la persona si quiere “drogarse”, reducir artificialmente su consciencia y su sensibilidad.
¡Pero ningún resultado interno que se produzca así es real ni verdadero!.
Quedará oculto el temor en alguna región del subconsciente. Y puede que no se presente con frecuencia, incluso rara vez.
¡Pero el día que se desate será memorable!
Ese día es el de las crisis de nervios, los ataques de ansiedad, las úlceras de estómago, los infartos y los ictus cerebrales!
Porque no os vayáis a creer que el cerebro y el cuerpo no se toman su revancha.
Si vas almacenando dentro de ti un producto tóxico, antes o después se mostrarán las consecuencias.
El temor es altamente tóxico.
Vivir en él – consciente o inconscientemente- tiene su precio.
Al igual que vivir sin él tiene su magnífica ganancia.
¿Sentís, amig@s, esa ganancia, la felicidad que da vivir sin temor?.
No sin el temor/alarma, recordad, que ése tiene siempre una buena función, y –tomadas las medidas necesarias- se marcha sin dejar huella negativa.
El corazón y el alma se ensanchan sin ese temor perverso, el cuerpo funciona mejor, aumenta la salud, la alegría y el optimismo frente a la realidad.
Somos mucho más creativos, vemos soluciones donde antes veíamos paredes.
Podemos perder cosas –e incluso personas- y mantenernos en contacto con la vida, recibiendo su energía y su gozo.
Porque saber vivir la aventura insegura de la vida sin temor, recibir el sufrimiento sin temor, descubrir el verdadero sentido de la soledad y entrar en él maduramente y sin temor, y vivir amando de forma que ante la muerte podamos saber por nosotros mismos que podemos atravesar su frontera al parecer absoluta, sin temor…
TODO ELLO DA FELICIDAD DE VIVIR.
Y la vida, de modo real, no simple ni imaginado, SE CONVIERTE EN UNA FIESTA.
LA FIESTA DE LA NATURALEZA QUE NOS RODEA.
LA FIESTA DEL CRECIMIENTO DE NUESTRO SER EN LA ALEGRÍA Y LA TRISTEZA.
LA FIESTA DEL HALLAZGO DE LO SAGRADO EN LA SOLEDAD.
LA FIESTA DEL TRIUNFO DEL AMOR SOBRE LA MUERTE…
Cualquier acontecimiento es válido, cualquiera es positivo, cualquiera tiene sentido y coopera con nosotros…
VEMOS de otra manera.
PENSAMOS de distinto modo.
SENTIMOS de forma diferente.
DECIDIMOS libremente.
CAMINAMOS ABIERTAMENTE POR EL CAMINO ILIMITADO, OBTENIENDO LA ALEGRÍA, HIJA DEL AMOR. A CADA PASO.
Ya no se trata de llegar a ninguna parte.
¡Ya hemos llegado!
El objetivo de la vida se presenta claro:
¡SOLAMENTE ES VIVIRLA EN PLENITUD!
Ni ganarse el cielo,
Ni pagar el karma,
Ni progresar,
Ni hacer propaganda,
Ni cambiar el mundo con acciones exteriores,
Ni tener algún logro singular,
Ni llegar a ser algo en concreto…
¡LA PURA Y PLENA LIBERTAD DE VIVIR SIN CARGA ALGUNA!
Porque si de verdad habéis vencido al Dragón Gris con todas sus muchas sutilezas, ¡no hay inseguridad alguna, sino sólo libertad!
Y en todos esos “tener que” que he nombrado en las anteriores líneas ¡está el temor a alguna clase de inseguridad provocada por algún esquema impuesto en la mente!
¡ABSOLUTAMENTE NADA QUE NO SEA VIVIR EN PLENITUD INSTANTE A INSTANTE!
¿Sabéis lo que DESCARGA eso?
¿Sabéis la ligereza y facilidad de ser que comporta?
Fijaos en esta aliteración: FACILIDAD…FELICIDAD…
¡Fácil y feliz!
Tan sólo – como decía el Buda- tendréis que PERSISTIR.
No abandonéis apenas hayáis comenzado.
Os habréis asomado al vergel y os daréis a vosotros mismos con la puerta en las narices.
Seis meses…cuatro meses…¡al menos dos meses persistid en el empeño!
Me jugué una buena comida diciendo esto a un grupo ¡y a los dos meses hubo una persona que me invitó a comer!
Ya veis que ES POSIBLE.
Es una persona, ella, excepcional, pero no porque lo haya logrado,
SINO PORQUE DECIDIÓ PERSISTIR Y POR ELLO LO LOGRÓ.
De modo que, por favor, ni os digáis ni me digáis la clásica excusa: “Es que esa persona era tan especial”…
Estoy completamente seguro de que se lo decís a ella y se ríe: “¿Yo tan especial?…¡Como cualquiera!”, os dirá.
Dejad cerrado el libro de las excusas, que todos lo tenemos, lo hemos leído y usado hasta la saciedad.
¡ES UN HECHO QUE PUEDE TODA AQUELLA PERSONA QUE PERSISTA LO NECESARIO!…
A lo mejor en tu caso son seis meses en vez de dos…
¿Y NO TE VA A COMPENSAR POR EL RESTO DE TU VIDA?…

Amig@s, no voy a hacer “más venta de producto”.
Acordaos, al menos, que no lo cobro y que –por tanto- no voy a recibir ningún beneficio en que vosotros lo logréis.
Solamente lo tendréis vosotros.
Pasó delante de vuestros ojos y sois libres.
Lo tomaréis o dejaréis, es vuestra decisión.
Si lo lográis, no me apuesto con vosotros ninguna comida, no me tendréis que invitar.
A lo más que voy a llegar es –si os place, si os agrada- a pediros que dejéis un escueto comentario que diga algo así como : “LO LOGRÉ”…

 
Deja un comentario

Publicado por en 28 octubre, 2010 en Sin categoría

 

El Dragón Negro

El que crea el temor a la muerte.
En el que se junta la acción de todos ellos:
Porque es la máxima inseguridad, el mayor sufrimiento cuando se van nuestros seres queridos, la mayor soledad.
Hay quien dice no temer a la propia muerte. Pero ¿qué siente cuando muere alguien a quien ama?
Por una u otra parte, el Dragón Negro extiende su amenaza.
De él voy a escribir ahora, teniendo especialmente en cuenta a una querida Caminante, compañera del Camino, a quien se le acaba de marchar un ser querido.
Yo ya pasé por ello, como ayer os manifestaba con la evocación de la presencia de la amada.
Pero no hay Sabiduría en el recuerdo, sino en vivir ahora.
Y afronto ahora, de nuevo y con ella, al Dragón Negro…
Si el Dragón Gris suscitó en la historia la creación de edificios de cristal para que los humanos sintieran así protegerse de su acción, el Dragón Negro lo provocó antes.
Los ritos funerarios, que los paleontólogos dan por signos inequívocos de civilización humana, son probablemente los más antiguos vestigios de la especie.
Porque si algo hay que lo haga, la muerte más que ninguna realidad se adentra en Lo Desconocido.
Y todos los deseos de emplear las viejas armas contra ese Dragón están presentes al máximo:
El conocimiento, el pensamiento, la creencia, las religiones, las filosofías y los ritos…
Confesaba Cicerón en carta a un amigo, ante la muerte de su hija, –él que había asumido la filosofía de “los estoicos”- “que, por más que lo intentaba, no conseguía encontrar consuelo en su filosofía”.
El conocimiento y el pensamiento se estrellan aparatosamente frente a la muerte.
Y por más que lo quiera enmascarar, cubrir y disimular, también se estrella la creencia.
Porque no deja de ser un acto infantil del pensamiento.”Creer por encima de todo, creer contra la evidencia, creer para consolarse, creer para encubrir la experiencia tremenda de la muerte”.
Y querer encubrir la experiencia ruda y radical de la muerte por no soportar su sufrimiento, por no soportar la pérdida de un ser amado.
Y los seres humanos, ancestralmente y a lo largo de los siglos, han enmascarado la experiencia de la muerte por no soportarla.
Han llenado su mente de creencias.
Se han drogado, han camuflado, han envuelto de mil modos la experiencia.
No pueden mirar a los ojos a la muerte.
No pueden aceptar que la muerte TERMINA LA EXPERIENCIA HUMANA. ES EL FINAL.
Detrás de ella, ya no hay experiencia humana.
No pocas personas, a la hora de su muerte, creyentes o no creyentes, preguntan con angustia:”¿Hay algo después?”.
Yo lo he visto.
Los “creyentes” ya tienen la respuesta preparada, se lo saben de memoria: “Claro que sí, el alma es inmortal”.
Y los “creyentes en lo contrario” les dicen agarrándose a la ciencia, como Ramón y Cajal, “yo no he visto el alma investigando en las neuronas”.
Y tratan de demostrar aquellos creyentes que el alma es inmortal como lo es el pensamiento.
Sin darse cuenta de que el pensamiento es solamente “un proceso material en el cerebro”. Y muere con el cerebro. Como muere todo lo material y temporal.
Decía un sabio: “Lo que es del tiempo, muere en el tiempo”.
El ser humano, todo cuanto de él existe en el tiempo, en él termina.
LA TERMINACIÓN es una tremenda lección de la muerte.
“La impermanencia”, dirían los budistas.
El final total, dirían los ateos.
La barrera definitiva: la muerte…
Hay que ser capaces de mirar a los ojos a la muerte. A ese vacío y esa nada que parece ser lo único que expresa.
Sin tapaderas, ni tapujos, ni máscaras: La experiencia desnuda.
LA EXPERIENCIA REAL.
El cerebro se puede drogar, qué duda cabe. Muchas veces lo hace. Las ideologías y las creencias lo pueden conseguir y substituir ellas a la percepción de la realidad tal cual es.
Solamente una mente y un cerebro LIBRES pueden mirar la realidad sin falsearla, sesgarla ni enmascararla.
Entretanto, la experiencia no es veraz, no es real. Está condicionada por juicios y prejucios antecedentes a ella.
La mente ha de estar desnuda. Y no mirar desde la memoria. Desde sus ideas anteriores.
Porque solamente puede ver de verdad, en realidad, en el ahora.
Y por ello ha de estar dispuesta a recibir toda la inseguridad, todo el sufrimiento, toda la soledad de la muerte.
Si no se quiere engañar ni desfigurar la experiencia real.
Sin nada previo. En el puro ahora.
Sentir a tope el dolor.
Sentir a tope la soledad y el vacío que ha dejado ese ser.
Sentir todas las emociones que el corazón produce contra ello: la rabia, la ira, la desesperación…
¡SE HA TERMINADO!
Ese es el hecho.
Jamás volverá a formar parte de tu experiencia humana. Ya no pisará la tierra, ya no podrá sonreírte ni abrazarte, ya no la oirás ni verás, ya no la tocarás…
La razón humana y el pensamiento se estrellan frente al hecho.
El corazón, en total desolación, se estrella frente al hecho.
¡Y HAS DE ACEPTAR EL HECHO!
ACEPTAR LA VERDAD.
El primer paso para luchar auténticamente contra el Dragón Negro.
Mientras tu mente se esté agarrando a ideas y creencias, no vive el hecho real. Lo estás camuflando.
Tienes que llegar al completo vacío.
Sólo así podrás SABER, de verdad y por ti mism@, si se ha terminado TODO.
O SI HAY MÁS REALIDAD.
No acudas, por favor, a nada de lo dicho antes, no afirmes nada por la confianza que tengas en otras personas, aunque te amen.
HAS DE DESCUBRIR POR TI MISM@.
Solamente si el descubrimiento es plenamente tuyo, SABRÁS POR TI.
Yo puedo comunicarte desde mi propia experiencia que hay algo que supera a la muerte, que rompe su barrera y su oscuridad.
Te lo puedo comunicar con verdad y con todo mi amor.
Pero solamente si tú lo vives y lo experimentas realmente en tu ahora será verdad y realidad para ti.
EL AMOR VENCE A LA MUERTE.
EL AMOR NO ES FRUTO DEL TIEMPO, Y SUPERA AL TIEMPO.
EN EL AMOR DESAPARECE LA MUERTE.
EL AMOR ES LA ETERNIDAD.
EL AMOR ESTÁ POR ENCIMA DE LOS LÍMITES HUMANOS, INCLUÍDA LA MUERTE.
EL AMOR TE PERMITE CRUZAR LA BARRERA Y PONER UN PIÉ AL OTRO LADO DE ELLA.
EL AMOR TE PERMITE SALTAR LOS LÍMITES HUMANOS, MORIR TÚ CON LA PERSONA AMADA Y SABER DE SU EXISTENCIA MÁS ALLÁ DE LA MUERTE.
Y VIVIR YA DE OTRA MANERA.
PORQUE HAS CRUZADO CON LA PERSONA AMADA LA BARRERA DE LA MUERTE.

Todas estas palabras, querid@s amig@s, estarán vacías si no las llenáis totalmente con vuestra vivencia de realidad.
Podréis aceptarlas como ideas o creencias.
Eso es ceniza.
SOLAMENTE SI DE VERDAD AMÁIS, PODRÉIS CONVERTIRLAS EN REALIDAD.
Y aprenderéis también A TERMINAR en la vida cuanto se ha de terminar.
“Terminar” por de pronto y para siempre CON EL TEMOR.
Que ninguno de los cuatro dragones os pueda amedrentar ni infectar.
Suceda lo que suceda en vuestra vida.
Que nada de lo que desfigura y quita la libertad de vuestra mente permitáis que siga subsistiendo: TERMINAR CON ELLO.
Que ningún apego que ate vuestro corazón pueda seguir haciéndolo.
Que ninguna supuesta necesidad afectiva os ate al “comercio emocional” ni a esclavitud a persona, ser o realidad alguna.
Los escasos paladines y magas que acabaron con el Dragón Negro, el ultimo guardián de La Fuente de La Felicidad, ni siquiera necesitaron acercarse a ella:
LA FUENTE BROTÓ DE SU CORAZÓN.
Al vencer a los cuatro dragones, cuando lo logréis, dejaréis de ser unos seres humanos y os convertiréis en dioses sobre la tierra.
Sabréis auténticamente, de verdad y por vosotros mismos QUE EL AMOR ES LA REALIDAD.
POR ELLO NO TIENE LÍMITES.
POR ELLO NO PUEDE MORIR.

 
Deja un comentario

Publicado por en 27 octubre, 2010 en Sin categoría

 

El Dragón Azulnoche.

El que genera el TEMOR A LA SOLEDAD.
No hace muchos días, en un comentario, una lectora y amiga virtual comentaba que la soledad era dolorosa y terrible.
Y como ella, muchas, muchísimas personas la sienten así.
Y es que en la soledad se junta también la acción de los Dragones Gris y Rojo: el temor a la inseguridad y el temor al sufrimiento.
Sentirse solo puede crear una gran inseguridad y sufrimiento.
Porque se siente uno sin apoyo frente a la vida, frente a la verdad y todo lo que arrastra.
A la intemperie.
En medio de un desierto.
Y corazón y mente se resienten y temen.
Si falta el afecto de una persona que te abrace.
Si falta el apoyo para decidir, para saber, para orientar el pensamiento…
Maslow decía que era una de las básicas necesidades psíquicas “la pertenencia”_: pertenecer a alguien, a un grupo, a una entidad…
No sentirse sol@.
Y la Biblia, en el mito del Paraíso, declara: “No es bueno que el hombre esté solo. Hagamos a la mujer…”
Y el hombre y la mujer se buscan.
Y se ha sesgado el papel y el ser de la mujer a lo largo de la historia.
Porque aunque ambos experimenten la soledad, una corriente cultural la centró en el hombre, siendo la mujer la solución de su soledad, no la de ambos.
“El reposo del guerrero”…”La madre de sus hijos”…”La encargada del hogar”…
La mujer vista en función de la soledad del hombre.
Y también -como lo vemos hoy día trágicamente- en función de sus desequilibrios psíquicos y emocionales: el maltrato psíquico y físico.
Todo generado por el Dragón Azulnoche, el temor a la soledad.
Y LAS FALSAS SOLUCIONES.
La mujer no es la solución a la soledad del hombre, no existe en función del hombre.
La mujer ES UN SER COMPLETO, igual que el hombre.
Y por desgracia hay muchas mujeres que aún no lo han descubierto, porque temen a su propia soledad.
Al menos ambos habrán de igualarse en ello.
Y podrán –en pié de igualdad- prestarse mutua compañía.
Y podrán aprender que “la compañía” no acaba con el temor a la soledad, que es más hondo.
Porque debajo de todo está el propio vacío.
Y podrán descubrir cómo el ser humano, por ese oscuro temor, huye de la soledad.
Y lo emplea todo para evadirse:
El trabajo, la actividad, la cultura, la diversión, el sexo, la droga…
Todo menos sentir la soledad.
Y no hablo de esa “soledad higiénica provisional” que sentimos necesitar a ratos, cuando estamos intoxicados de tanta compañía superficial, o de tantas palabras, o de tantas obligaciones, o de tantas frustraciones…
Hasta incluso de la compañía de los seres queridos.
Queremos estar con nosotros mismos para descansar de las presiones y darnos cuenta un poco de nuestra propia vida, de lo que queremos por encima de lo que vivimos y logramos…
Buena es esa soledad. Es “higiénica”.
Lo que tiene de negativo es su provisionalidad.
La usamos para reponernos, para “mejorar un poco”.
Y luego la abandonamos, porque seguimos temiendo al Dragón.
Porque vemos nuestra limitación y nuestro vacío.
Y eso nos vuelve a aterrar y nos empuja a escapar de la soledad.
Y nos parece, además, que lo natural es estar acompañados, aunque sea a ratos.
No reposamos en la soledad. No nos mantenemos en ella.
Se nos olvida que somos SERES INDIVIDUALES Y LIBRES.
Y ambas cosas exigen y son soledad.
La libertad consiste en decidir solo frente al mundo.
Aunque nadie más decida lo que yo.
Si es que somos individuales, nosotros mismos y no un calco de los otros.
La soledad es el santuario de la libertad y la individualidad.
Y está por encima de lo que los demás piensen o sientan.
Por encima de la cultura ambiental establecida.
Por encima de grupos, organizaciones , iglesias y “nuevas eras”.
EL SER HUMANO FRENTE A LA REALIDAD MISMA.
EL SER HUMANO FRENTE A LO DESCONOCIDO.
Y si llega a derrotar al Dragón, llegará a ver y sentir QUE EL VACÍO DE LA SOLEDAD NO ES BARRERA, SINO PUERTA.
Abandonar el rebaño, abandonar la atmósfera mental protectora, abandonar lo conocido, afrontar el vacío.
ADENTRARSE EN LA SOLEDAD EN VEZ DE TEMERLA.
Vencer a este dragón con la espada de la verdad: que el hombre está solo…a determinados niveles de su ser.
ACEPTAR ESA VERDAD PROFUNDA.
Con Sabiduría en su corazón como segunda dimensión –o más bien simultánea- de la verdad.
Y abriéndose a una dimensión desconocida, la que está detrás del vacío: EL AMOR.
No la simpatía o la empatía.
No el cariño o el afecto.
SINO EL AMOR.
Él está detrás del vacío.
Por encima de la necesidad y del temor.
Mientras el Dragón actúa, no hay realmente amor.
Mientras sintamos la necesidad de la compañía y el temor a la soledad, no existe el amor.
Pocas personas se dan cuenta de ello.
Creen que aman, pero están escapando de su soledad.
Creen que aman, pero “necesitan”. Esa palabra forma incluso parte importante del vocabulario amoroso: “Te necesito”.
Y no advierten que mientras hay necesidad, no hay libertad. Y sin ella, no hay amor.
El amor es la corona de la libertad, lo que la declara reina absoluta.
Por ello dijo Agustín de Hipona: “Ama y haz lo que quieras”.
Si dependes de la necesidad de compañía y temes la soledad, no eres libre, no puedes amar sin condiciones, que eso es realmente amar y no tener un comercio emocional: “tú me das, yo te doy”.
Y sucede que “si tú no me das”, yo terminaré por “no darte”.
Y se acabó eso que llamaban amor porque se acabó el comercio.
Y, sin embargo, el amor está por encima del comercio emocional.
NO PONE NI TIENE CONDICIONES.
ES ABSOLUTAMENTE LIBRE DE ELLAS.
Y por eso no se puede tener si no se sobrepasa el vacío de la soledad y ,con él, de la necesidad de compañía.
No se trato, por tanto, de poder estar higiénicamente solo a ratos.
Se trata de PODER VIVIR EN LA SOLEDAD. DE HABITARLA SERENAMENTE COMO CONDICIÓN DE LIBERTAD Y AMOR.
Más allá del vacío de nosotros mismos, que no es barrera sino puerta.
LA PUERTA DE LA LIBERTAD Y DEL AMOR.
Sólo cuando no necesitas nada puedes darlo todo: EL AMOR.
Sólo cuando no temes nada puedes verlo todo como es: LA REALIDAD.
Es un salto por encima del límite.
Un salto humano por encima del hombre.
El riesgo parece enorme. De ello se aprovecha el Dragón para tenerte bajo su dominio.
Pero el premio ES EL MAYOR.
Tendréis que afrontar al Dragón Azulnoche para lograrlo. Derrotarlo por completo.
Vencer el temor con LA ACEPTACIÓN SABIA, DESDE EL CORAZÓN, DE LA VERDAD DE LA SOLEDAD.
Y después de ello, entras en el jardín secreto.
Lo verás como quien sale de una selva impenetrable y angustiosa o de un desierto abrasador. Y entra en una atmósfera transparente
y lúcida, serena y de suave temperatura, donde crecen ordenadamente árboles y flores. “El jardín secreto”…
Seguirás viviendo en la tierra, pero te parecerá que estás en un planeta diferente.
Podéis vencer al Dragón, amig@s, puedes vencerlo, amiga virtual.
Acuérdate de que ese Dragón, al igual que los demás, es en realidad un guardíán:
GUARDAN LA FUENTE DE LA FELICIDAD para que solamente puedan beber de ella quienes sean capaces de derrotarlos .

 
11 comentarios

Publicado por en 25 octubre, 2010 en Sin categoría

 

Hoy se fue mi amada

Hoy se fue mi amada. 24 de Octubre.

En la rueda del tiempo han pasado cinco años. Pero ha sido hoy.

El hecho más doloroso de mi vida.

Y el más transformador de todos. El que hizo en mí un cambio de ser.

Dejé de ser alguien que era y fui otro diferente.

No hablo de “mejor o peor”: no uso esas medidas.

Distinto.

Todos los dragones hundieron sus garras en mi carne, los dos de los que os he hablado y los dos de los que os hablaré…

Ella era, en el cuerpo, de pequeña estatura.

En el corazón y el alma, gigantesca. A nadie he conocido tan grande como ella.

Sus ojos azules, como los lagos, cambiaban de tonalidad con la luz.

Su mirada era misteriosa: unas veces íntima y cercana, expresando amor. Otras parecía mostrar una comprensión de siglos. Otras se le asomaba una compasión infinita, hasta llegar a las lágrimas. La compasión por el dolor del mundo…Otras era clara y transparente como la verdad. Otras, parecía hallarse a una distancia inmedible, más allá del acontecer humano, por encima del bien y del mal, sumida en El Infinito mismo…

Si querías aprender las cosas más bellas y más grandes que existen en la vida y por encima de ella, te bastaba con mirarle a los ojos y seguir los trayectos de su mirada.

¡Que era tan bella!

Como su rostro era bello y su cuerpo entero.

Aunque no podía ser tan bello como su corazón y su alma. En nadie pude encontrar tanta belleza.

Y no lo afirmo porque yo fuera su marido y la amara. Lo afirmo porque era ella.

Era un ser humano como ninguno he visto.

Os he dicho que era pequeña de cuerpo y de corazón y alma gigantescas. Y matizo más: cada día era más grande.

Tampoco a nadie he visto crecer como crecía ella…

Ni por un instante la imaginéis pacata o mojigata,

no lo era absolutamente en ningún sentido.

Por casa andaba muchas veces desnuda, sin susto alguno, que lo teníamos antes mi hijo o yo.  

Era seria y profundamente humana. En ella podías encontrar todo lo humano. Lo vivía con intensidad, hasta el fondo.

Podía en un momento dado asomarse el enfado de su humanidad. Y de pronto, auténticamente en un instante, se volvía toda ternura, dulzura y comprensión. Sin un proceso de cambio. Un estallido de luz instantáneo.

Nosotros, los humanos que la rodeábamos –nuestros hijos y yo- nos quedábamos como en el aire, a la mitad de un paso…

Y nos cogía a todos, nos abrazaba en el esplendor de su sonrisa, nos sacaba de casa y creaba una celebración.

Y no creáis que esto pasara rara vez. Se repitió una y mil veces.

Tampoco he visto a nadie, en el acontecer diario, crear celebraciones como lo hacía ella.

La Navidad era especial.

Se volcaba en ella de modo singular.

Luces, árboles, manjares, regalos…Y renovando cada vez…

Una sobrina le dijo a ella una vez una frase que envidié no haberla dicho yo, por su verdad, brevedad y hondura: “La Navidad eres tú”…

Ella se transformaba en el instante, en el ahora.

No conocí yo “El Poder del Ahora” por el libro de Eckhart Tölle, sino muchos años antes, en ella y realizado por ella.

Y con tanta verdad y realidad. ¡Y tan rapido!

Jamás duraba en ella lo negativo.

Si la hubiera conocido gente de la iglesia católica, la habrían declarado santa aunque les rompiera los esquemas. Que los rompía, evidentemente.

Porque ella no era “santa” como esos tristes santos que subyugan y niegan su humanidad.

Era plenamente humana.

Con una inteligencia y una memoria prodigiosas.

Le leías una página de Hegel -¡nada menos!- y te la repetía entera sin un solo fallo.

Por ella comprobé algo que tardó años en ser declarado por los científicos: ¡QUE LA INTELIGENCIA PUEDE CRECER!

Lo ví en ella, vez tras vez.

Más tarde lo dijeron los científicos.

Su capacidad de empatía era inigualable.

Sentía -¡y veía!- a las personas por dentro.

Ella estudió derecho, era licenciada.

¡Pues no conocí mejor psicólogo que ella!

Porque su humanidad, sumada a su entrega a la consciencia en el ahora, le dio una capacidad de visión excepcional.

Desde muy jovencita había penetrado la sabiduría de la expresión de Sócrates, el “conócete a ti mismo”.

Ella lo citaba (hasta hoy incluso no sé si la cita es textual o añadió ella el final) como: “Conócete a ti mismo y conocerás a los demás y al mundo”.

ELLA LO REALIZÓ.

Lo hizo realidad.

Se conocía, conocía a los demás –los veía por dentro- y conoció el mundo.

Y entendiendo la palabra “mundo” en su sentido original y pleno: COSMOS, la totalidad del mundo.

Porque ella conocía Lo Sagrado.

Y sabía que Lo Sagrado era Infinito Amor.

La esencia del cosmos y de más acá y más allá de él.

Estaba en contacto con Ello.

Por eso crecía y se agigantaba más cada día.

Por eso era más inteligente y más sensible cada vez, más comprensiva y compasiva (¡con verdadera compasión, no os confundáis!). Porque en ella nada era ficticio, ni pose, ni amago, ni postizo. ¡Era verdadero!

Tan verdadero y tan sincero que ¡descuadraba a los demás!

Más de una vez, y de una docena, hizo que me salieran los colores en público, desmintiendo afirmaciones mías.

¡Era un auténtico peligro para los que no dijéramos la pura verdad!

Nos sucedió una vez, viniendo en coche por la noche, que nos paró la Guardia Civil en un peaje y me pidió el carnet.

Yo lo tenía caducado, se me pasó la fecha y aún no lo había renovado.

Me puse a disimular y –tras mirar la cartera- dije:

“¡Vaya, me lo he dejado en casa!”…

Y antes de que el guardia civil dijera nada, ella saltó:

¡”Pero Gerardo, no mientas! ¡Lo tienes caducado!”…

Curioso fue. El guardia civil –de seguro completamente desconcertado- nos dejó pasar sin más…

Nuestros hijos, que iban en el asiento trasero, cuando nos fuimos dejaron estallar las carcajadas que venían reteniendo…

Fue tenso y jocoso a la postre el incidente.

¡Os aseguro que otros no fueron jocosos para mí!.

Porque ella era verdadera y brutalmente sincera. De puro verdadera que fue.

Por ello cuanto tenía, lo era. Era incapaz de engañar.

Si decía algo de sí misma, era la verdad.

Aunque de sí misma callaba las cosas más grandes.

Pero no importaba, ¡las veías!. Se mostraban en su comportamiento.

Su rostro, con los años, fue ganando más y más serenidad. Y una especial belleza, a veces que no parecía de la tierra.

Se mantuvo delgada muchos años. En el primer embarazo no ganó nada de peso. Adelgazó, naturalmente.

Después, su vida muy sedentaria la hizo engordar.

Pero ello hizo también que, no sólo en su rostro, sino en todo su cuerpo no tuviera una sola arruga.

Su piel y su carne eran tersas, dulces, íntimas, bellas, atractivas…

Fue una joven preciosa. Pero para mí ganó incluso en belleza a pesar de su peso.

El gran psicólogo americano, Abraham Maslow, creador de la famosa y mil veces citada “pirámide de las necesidades humanas”, empleada en los cursos de empresas y organizaciones hasta la saciedad, decía que “las personas autorrealizadas no eran fáciles”. Las que habían llegado a la cumbre de la pirámide.

Ella había llegado. Y no era fácil.

Aunque, a la par, podía ser la persona de trato más fácil del mundo.

Yo la amé por encima de mí mismo. Y, a veces, la odié.

Porque tenías que romperte si querías llegar a su nivel. Y yo no llegué.

Pero sí me rompí.

De un compañero suyo de carrera –y presuntamente enamorado de ella- citaba una frase totalmente cierto: “Podrás quererla o no. Pero a su lado nunca te aburrirás”.

Por lo que era ella y su vivir.

En un poema le dije: “Rompí los mapas de mi yo primero”.

Y en otro:

“… … …que ya no sé

dónde termino yo, ni dónde empiezas”…

Hasta los últimos años de su vida, no trabajó fuera de casa, no ejerció su carrera.

Cuando trabajó, lo hizo conmigo.

Dentro de casa me había ayudado de mil maneras en mi trabajo. Me daba ideas importantes para mis cursos. Me contradecía conocimientos que yo había aprendido de reconocidos autores, en el mundo de la psicología, del aprendizaje y la formación.

Discutíamos…Y de una u otra manera acababa yo viendo que tenía razón.

¡Hasta descubrimientos científicos aparecían –inexistentes antes- que le daban a ella la razón!…

Cuando comenzó a dar cursos conmigo –yo llevaba haciéndolo muchos años y me consideraba experto, y pienso que también los demás-  ¡fue como si llevara toda la vida haciéndolo!…

Y, en alguna ocasión en ellos, me llevó públicamente la contraria. ¡Contra todo lo establecido entre consultores que –a la hora de co-monitar un curso- lo último que piensan en hacer es quitarle autoridad al compañero!

También –y esto en privado- me dijo en algunas ocasiones :”Has estado brillante”.

¡Con la veracidad y sinceridad que tenía ella, imaginad cómo me supo su declaración!…

Para mí fue, sin lugar a dudas, lo que en algunos ámbitos llaman una auténtica Maestra.

Que primero “realizaba” y luego “enseñaba”.

Y enseñaba ante todo con su propio ejemplo.

Mujer, compañera, amiga, hermana…y –como también le dije en poema- “la mujer prohibida”…

Y Maestra.

Hasta para poder comprender a los Maestros, que ella tuvo que explicarme muchas veces cosas que yo “entendía intelectualmente” de Krishnamurti, por ejemplo, y de otros Maestros.

Porque ella lo realizaba, lo vivía. Y muchas cosas yo solamente “las entendía”…

“Maestra del dolor y del olvido”…Maestra alquímica que constantemente trasformaba el plomo negativo en oro…

Porque sufrió mucho, y muchas veces por culpa mía.

Y ella a veces musitaba, bajito, como para sí misma: “trascender el dolor”…

Y estoy seguro de que lo logró.

La extraordinaria serenidad de su rostro en sus últimos años, lo demostraba.

Su último dolor, su muerte, mi hijo y yo no la pudimos vivir.

El privilegio y el dolor fue para mi hija.

Nosotros dos viajábamos para operarme yo de cataratas.

Nos llegó la noticia de mi hija por móvil, yendo en taxi…Podéis imaginar el retorno…

Se derrumbó el mundo sobre mí.

No podérmelo creer primero. Rabia, ira, desesperación después. Reproches al propio Dios.

Tristeza y lágrimas inagotables.

Y ya no querer vivir…

Hasta que llegó un día inexplicable.

Un día en que la sentí a ella y sentí que me dejaba – unido al mío- una parte de su corazón.

Podréis pensar lo que queráis. amig@s, pero así fue.

Y sentí que tenía que volver a vivir, por mis hijos primero, y además por cuantas personas con sufrimiento me trajera la vida.

“…para poderles prestar barco y norte,

o al menos una mano, una caricia

del sol de atardecer y de la noche.”…

Y así intento seguir viviendo.

Sabiendo –con frase prestada de Facundo Cabral- “que yo soy la peor parte de Isabel, que es mi mejor parte”…

Reviviéndola y oliendo su sudor que olía a romero…

 

Añado para terminar un poema a ella que me es muy íntimo, el que más de todos los que le dediqué.

Se lo envío hoy como una rosa.

Si vosotros, amig@s, queréis uniros y enviar vuestra propia rosa, tened por seguro que mi corazón lo siente y lo agradece…

 

No te quiero porque seas

Como un embrujo de sueños

Escondido en mi memoria,

Que por eso no te quiero.

Tampoco porque en tus ojos

Vea un lago, vea el cielo,

Sienta rugir la tormenta,

La soledad del desierto

O el jardín de los amores;

No te engañes, no es por eso.

No te quiero porque enciendas

Los secretos de mi cuerpo;

No es por tu tacto que añoro,

No es por tu piel que deseo

Ni por el rayo que cruza

Al abrazarte  mis huesos:

Otros sin duda lo harían,

Yo por eso no te quiero.

No estoy a tu vera siempre

Por haber sido sereno

Y apasionado tu amor,

Que por eso no me quedo.

Ni por sentirme orgulloso

De tus dichos y tus hechos,

Ni por saber que contigo

Me siento un hombre completo.

Ni siquiera porque has dado

A mi esperanza herederos

En la vida que florece

En esos dos hijos buenos.

Que no te quiero por nada,

Que por todo no te quiero.

Que tengo todas las causas

Y ninguna causa tengo,

Que estoy lleno de motivos

Y con ninguno me lleno:

Te quiero…porque las flores,

Porque existe el universo,

Te quiero…porque los pájaros,

Te quiero …por el misterio,

Te quiero…porque es así,

Te quiero porque te quiero…

 

GERARDO NEGUERUELA

 
13 comentarios

Publicado por en 24 octubre, 2010 en Sin categoría

 

El Dragón Rojo.

Cuatro son –he afirmado- los modos básicos del temor en el cerebro humano.
De ellos brotan y se derivan todos los miedos, miedecillos, temores y terrores que le aquejan.
Y los cuatro están emparentados entre sí. La naturaleza de cada uno está en los otros tres.
Por ello a los cuatro les llamo “dragones”. Seres terroríficos de la misma especie ( aunque ciertamente la ficción ha pintado también dragones amistosos y hasta de íntima relación personal).
El dragón rojo representa EL TEMOR AL SUFRIMIENTO.
El cerebro está condicionado para buscar el placer y escapar del dolor.
Este primitivo y básico condicionamiento está dirigido a la conservación de la vida (el que se suele llamar “instinto de supervivencia”) y a su desarrollo y mantenimiento.
La vida humana busca –empujada por ello- ser grata y feliz. Lo cual es la mejor manera de que la supervivencia se garantice.
Y, por lo mismo, teme y escapa del dolor y el sufrimiento.
Este impulso y este temor básicos, no bastan por sí mismos –ni mucho menos- para lograr lo que inicialmente pretenden.
A ellos han de unirse todas las capacidades humanas para conseguirlo.
Porque aun en el sentido más primitivo, no todo lo que da placer ayuda a la supervivencia y al mantenimiento feliz, ni todo lo que da dolor y sufrimiento es impedimento ni obstáculo para ello.
Piénsese en un escenario primitivo e imagínese a un humano ingiriendo una planta venenosa de buen sabor. O una flecha clavada en su hombro, cuya extracción fuera dolorosa.
Saltando al presente, lo mismo sucede –por ejemplo- con la droga, que puede proporcionar placer pero acabar con el cerebro y la vida. O con la cirugía que amputa un miembro gangrenado, lo cual es doloroso y produce sufrimiento, pero salva la vida…
El Dragón Rojo nos empuja a escapar del dolor y el sufrimiento.
Su empuje viene desde el fondo de nosotros mismos y hasta muchas veces no es consciente.
“El asco” o el “desagrado” proceden de él.
Y muchas veces y sin más, decidimos sobre esa base que nos manifiesta el cerebro emocional sin necesidad de pensar.
Te “cae mal” una persona y la evitas.
Te “da asco” un alimento o un lugar y no lo tomas o te marchas de él…
Hay, lo mismo que sucedía con el Dragón Gris, dos dimensiones diferentes en la acción del Rojo:
La física –y a ella la llamaremos “dolor”- , y la psíquica –y a ella la llamaremos “sufrimiento”- .
El dolor es síntoma de mal funcionamiento del organismo o de agresión exterior.
Es –de nuevo- elemento de “alarma”.
Por eso los médicos aconsejan frecuentemente que no se alivie sin más el dolor, “para no enmascarar los síntomas”….
Añadiría yo a ello que tendemos demasiado hoy día al uso de fármacos, sin darle a nuestro cuerpo la oportunidad de sanarse a sí mismo, facultad que posee eficazmente en muchas ocasiones.
Y también a darnos tiempo a nosotros mismos para ver si el dolor –o incluso la enfermedad- procede de un mal funcionamiento del psiquismo o de la mente, de rechazos, intolerancias, resistencias o intransigencias psíquicas o mentales.
O de sus opuestos (ambiciones desmedidas, exigencias, apegos…).
A ellas suelen atender mucho “las terapias alternativas”, como –por ejemplo- las flores de Bach o el Reiki…
Esta dimensión de “alarma” es también sana y positiva y es preciso prestarle la atención que se merece. No se la adjudicaríamos al Dragón Rojo…
La dimensión propia del Dragón Rojo es la psíquica y mental. EL SUFRIMIENTO.
Y la primera intervención del Dragón Rojo consiste
en convencernos de que el sufrimiento impide la felicidad.
Lo cual incrementa el temor al sufrimiento y lo convierte en enemigo.
Unido al condicionamiento hacia el placer del que he hablado, el Dragón Rojo adquiere mayor poder.
Y la mayoría de los seres humanos huye del sufrimiento.
Pueden soportarlo si se les presenta como un medio para lograr un objetivo muy deseado.
Hay, por ejemplo, personas que –por un puesto de trabajo, una posición social o política- asumen sacrificios y sufrimientos importantes. EL DESEO es más poderoso que el temor al sufrimiento.
Pero la mayoría no procede así. El sufrimiento se toma como una desgracia, enemigo de la felicidad, suplicio del corazón y del alma…

¿Qué hacer frente al Dragón Rojo?
Es preciso volver a las mismas armas que frente al Dragón Gris: La espada de la Verdad y la Sabiduría.
Al igual que con el Dragón Gris, el conocimiento no sirve para vencerlo.
Se pueden acumular razones, pero el sufrimiento continúa. El corazón no se deja convencer por las razones.
¡Cuántos psicólogos, psiquiatras, consejeros se estrellan en sus intentos por conseguir que personas que sufren superen su situación!
¡Cuántas depresiones, ansiedades y angustias frente a hechos de la vida que aplastan a las personas, o frente a sus propias maneras de ser que les abocan una y otra vez al fracaso o a ser engañadas y hasta maltratadas!
Hay mucho sufrimiento en el mundo, abusos e injusticias que rompen vidas, enfermedades y muertes que dejan heridas psíquicas aparentemente incurables.
Relaciones que se rompen, amores que se pierden…
Si pudiéramos mirar la tierra desde el espacio con una mirada que percibiera el sufrimiento, en vez de ver ese maravilloso planeta azul, veríamos un planeta rojo de sufrimiento, con vahos de ese color saliendo de todas partes…
Y el Dragón Rojo añade su terror a la dura realidad del sufrimiento…

Si el conocimiento, el pensamiento y la razón son incapaces de eliminar la acción del Dragón, ¿qué armas emplear contra él?
Se han usado –además de la razón y el conocimiento- “las creencias” como armas contra el Dragón. La oferta de la felicidad futura en la otra vida, el pago por las culpas, el karma…
Pero siguen siendo, en el fondo, las misma armas, pensamientos exteriores a los hechos y exteriores al corazón.
Ha de ser algo interior del propio corazón, algo simultáneo a las más profundas emociones: LA CONSCIENCIA.
La consciencia de que el sufrimiento forma parte esencial del vivir y que es importante y valioso, que no solamente no impide la felicidad sino que forma parte de ella, que conduce a ella.
Y eso es Sabiduría.
Placer y dolor, alegría y tristeza son componentes del vivir.
Si esa verdad se acepta con el corazón, si se sabe sabiamente, si se aprende a beber la copa dulce y la copa amarga con la misma actitud, de la misma manera, sabiendo que nuestro ser se desarrolla mediante los dos sorbos…el Dragón Rojo pierde toda su energía. Y el temor desaparece…
Ver la Verdad con el corazón. Ser consciente de ella. Tener la Sabiduría de asumirla como parte esencial del vivir, tan positiva y generadora de felicidad como su opuesto…
La copa amarga y la copa dulce de la vida.
Las dos.
Sin temer a la una ni perseguir a la otra.
Viviéndolas en el ahora: lo que a él llegue.
Y vivido hasta el fondo.
Porque el sufrimiento enseña cosas que no sabe enseñar la alegría.
Nos limpia por dentro, nos rehace por dentro, cambia nuestra jerarquía de valores, cambia nuestra resistencia, cambia nuestras actitudes.
Si lo aceptamos plena y sabiamente…
Ese es el camino, amig@s, para derrotar al Dragón Rojo.

 
Deja un comentario

Publicado por en 23 octubre, 2010 en Sin categoría

 

El dragón gris

Es viejo como la humanidad.
Es un hechicero antiguo.
¡Pocos seres humanos han podido escapar de sus hechizos!
No sólo es enorme y poderoso.
No sólo es capaz de arrojar llamas por la boca, usar sus garras terribles y su poderosa cola.
Posee también la magia de unos vahos sutiles y brujos que roban la claridad de la mente a quienes llegan.
Y es capaz de formular conjuros en virtud de los cuales los humanos ¡creen estar construyendo grandes realidades, cuando están haciendo edificios de frágil cristal!…
El Dragón Gris que genera EL TEMOR A LA INSEGURIDAD PSÍQUICA.
Porque querer salir de y dominar a la INSEGURIDAD FÍSICA, es necesidad de supervivencia humana.
ESE GRAN DESEO ha producido EL CONOCIMIENTO, y con él todos los avances científicos y tecnológicos a lo largo de toda la historia de la humanidad.
EL CONOCIMIENTO ELIMINA LA INSEGURIDAD FÍSICA, O LA REDUCE.
El conocimiento es esencialmente ÚTIL, y crea útiles y utilidades para la vida física de los seres humanos. ¡Bendito conocimiento!…
¡Ah, pero hubo un momento en la Historia –o en la “metahistoria”- en el que, sin saberlo, los hombres crearon al Dragón Gris!
¡Cuando quisieron eliminar LA INSEGURIDAD PSÍQUICA con el mismo conocimiento con el que iban reduciendo la física!
¡Quisieron HACER MAGIA CON EL CONOCIMIENTO!
Y crearon al viejo hechicero.
Porque querer eliminar LA INSEGURIDAD PSÍQUICA es un error radical.
Las preguntas que la mente humana se hizo sobre el alma, la supervivencia, la otra vida, los dioses y su acción con los hombres, el más allá…
Las preguntas que se hizo para ACTUAR DE FORMA SEGURA en todas esas dimensiones…
Las preguntas sobre el futuro, sobre los acontecimientos que vendrían, sobre las desgracias, sobre qué harían los enemigos o los extraños…
Las preguntas sobre las emociones, sobre el amor cuando se abriera a la mente humana eso que es mayor que las emociones, sobre su duración, sobre su hondura y persistencia…
Las preguntas sobre el éxito, la duración de la vida…
LAS PREGUNTAS SOBRE LA SEGURIDAD DE LA VIDA…
Y el enorme temor del cerebro humano frente a todas estas cuestiones, creó al Dragón Gris, el gran admInistrador del TEMOR A LA INSEGURIDAD PSÍQUICA…
El sugirió EL GRAN ENGAÑO: QUE SE PODÍA ELIMINAR ESA INSEGURIDAD CON EL CONOCIMIENTO.
Y se crearon los brujos, los chamanes, los sacerdotes…
PARA DAR SEGURIDAD PSÍQUICA.
Para sentirse protegidos ante y contra los dioses, los acontecimientos, los enemigos, los sentimientos de otros y los propios…¡LO DESCONOCIDO!…
Las fuerzas desconocidas, las fuerzas superiores, las fuerzas de lo no consciente, la oscuridad del futuro…
CUANTO CREA INSEGURIDAD PSÍQUICA A LOS SERES HUMANOS…
¡Qué lógico hubo de parecer a los primitivos humanos que, lo mismo que los conocimientos y las técnica que les iban ayudando a crearse seguridad física, sirviera también para crearse la psíquica!
Y se acercaron a “los que parecían SABER” de todo aquello.
Y se crearon las religiones míticas. Con sus “especialistas”, sus heraldos…
Aparecieron “los cultos”…los brujos, los hechiceros, los magos, los sacerdotes y sacerdotisas, los adivinos, los mánticos…¡Y LAS CREENCIAS!.
Fueron ellas las que substituyeron al conocimiento en lo desconocido psíquicamente.
Se convirtieron en el conocimiento de lo que estaba más allá del otro conocimiento y de su técnica.
Y en vez de técnicas, RITOS.
Y en vez de científicos -aunque fueran primitivos- y filósofos, brujos o sacerdotes, los que supuestamente CONOCÍAN ese mundo…
¡Y comenzó la historia interminable de la construcción de edificios mentales, edificios frágiles de cristal que crearan UNA FALSA SEGURIDAD!
Que, naturalmente, ellos no la entendían como falsa. ¡Ya estaba el Dragón Gris alentando esas construcciones para mantener bajo su dominio al ser humano! El gran alentador del temor a la inseguridad psíquica…

Muchos pequeños paladines y magas se enfrentaron a lo largo de la historia con el Dragón Gris armados con las mejores armas que conocían: los conocimientos y las creencias.
¡Pero el Dragón era el creador de esas armas, no podían dañarle!
Expresaba en “mi cuento” que solamente pudieron salir victoriosos los paladines y magas que usaron otras armas:
“La espada de la verdad con un corazón sabio”.
¡Porque es una verdad incontestable de la existencia humana QUE NO EXISTE LA SEGURIDAD PSÍQUICA!
Que no hay UN CONOCIMIENTO, en el sentido estricto del término, sobre los enormes espacios de LO DESCONOCIDO…
Que hoy tengo un amig@ y mañana le pierdo.
Que hoy me aman y mañana me odian.
Que hoy triunfo y mañana fracaso.
Que hoy estoy sano y mañana me muero…
Por ello el ser humano ha de aceptar LA VERDAD DE QUE LA VIDA ES INSEGURA.
ES UNA AVENTURA ARRIESGADA.
¡La espada de la Verdad!
Pero…¡atención!…”con un corazón sabio”.
Porque si te sumerges en el riesgo constante, si te pierdes en la inseguridad ¡tendrás un vivir desgraciado!
Y solamente la sabiduría del corazón, sabiendo dar valor y sentido a esa inseguridad, te proporcionará un vivir feliz.
Tendrás que dejar al pensamiento y a su hijo el conocimiento para lo que sirven: atajar la inseguridad física.
¡Y tendrás que usar la Sabiduría para –unida a la Verdad- aceptar la vida como es y obtener la felicidad!
Y habràs eliminado al Dragón Gris.
No te podrá infiltrar ni dudas ni temores.
¡Sabes que no existe la seguridad psíquica y no creas fantasía alguna para obtenerla!
Tu mirada a la vida ha cambiado.
Ya no tienes temor, ese temor.
Ves con claridad, ves en la oscuridad ¡y decides!.
Y cuando la oscuridad es total, ¡decides también! ¡TE ARRIESGAS!
LA LIBERTAD TOTAL ESTÁ DENTRO DE LA SABIDURÍA QUE VENCE AL DRAGÓN GRIS.
No decides con la seguridad del conocimiento. ¡No lo hay en todo eso!
Decides con la seguridad de tu propia libertad.
Sabiendo que la libertad es arriesgada en sí misma.
Una decisión libre es la elección de un curso de acción en la incertidumbre.
Si no hubiera incertidumbre, se trataría de “una conclusión”, no de una decisión.
Cuando hay “certeza”, no hay decisión.
Como he dicho, solamente una mera “conclusión”…
La libertad y su riesgo esencial es lo único que iguala el riesgo del vivir.
Y ciertamente una libertad sin temor, porque el temor anula la libertad.
Y la búsqueda del auténtico camino para hallar una seguridad psíquica diferente.
¡La consciencia en vez del pensamiento y el conocimiento o las creencias substitutivas!
Porque la consciencia da acceso a la Sabiduría la cual NO ES CONOCIMIENTO DEL PENSAMIENTO.
Este tiene como lugar exclusivo la seguridad física.
Pero la Sabiduría, gracias a la consciencia, puede crear ese otro tipo de seguridad.
Porque gracias a ella se puede conocer la interioridad humana.
Se puede acceder al amor incondicional y eterno.
Se puede acceder a Lo Sagrado, sin ningún conocimiento, sin ninguna creencia, sin el pensamiento mismo…

VERDAD, RIESGO, LIBERTAD, SABIDURÍA…
¡LA EXTINCIÓN DEL DRAGÓN GRIS!

 
Deja un comentario

Publicado por en 21 octubre, 2010 en Sin categoría

 

Miedo, temor. terror…

Al hilo, amig@s, voy escribiendo de mi ahora.
No tengo plan alguno diseñado en mi cabeza.
Quizá diríais: “Escribes lo que te apetece”.
Es cierto, cuando lo hago me apetece hacerlo.
Pero no es el motivo.
El motivo es que algo se decanta y subraya en mi ahora.
Y puede ser directamente mío, o vuestro, o de alguien de mi entorno.
Anteayer escribí movido por aclarar más a una amiga virtual el ver en el ahora.
Ayer se me presentó el asunto de “la realidad” conectado con ello, presente en ello. Tiene mucha importancia en sí mismo y en relación con el dinamismo de la mente.
Es otra muy frecuente atadura y que –por ello mismo- IMPIDE VER.
Y EL HACERSE CONSCIENTES DE LA ATADURAS ¡NOS LIBERA!
Libera, primero, la visión global, darse cuenta globalmente de que ello ata a la mente.
Y libera, paso a paso, vez a vez, EN CONCRETO: cuando percibes en el momento que eso está interviniendo en ti y condicionando tu acción interna.
Eso sucede en el ahora.
Y verlo en ese instante, libera del condicionamiento en ese instante.
Podrá volver, sin duda alguna.
Y será preciso VOLVER A MIRARLO PARA VERLO DE NUEVO en ese instante.
Y volver a liberar la mente de ello.
Hasta que el acto de ver sea tan profundo e intenso que ello ¡cese para siempre!.
No hay, por tanto, que “cansarse”. ¡HAY QUE PERSISTIR!
La vida se vive INSTANTE A INSTANTE.
Siendo conscientes de cada uno y extrayendo de ellos su fruto.
Su fruto de tristeza o alegría. Comiéndolos ambos como alimento del vivir.
La copa dulce o la copa amarga.
Ambas nos hacen grandes si las sabemos beber…

Probablemente la mayor atadura del corazón es el temor.
Y el corazón arrastra todo lo demás.
VER EL TEMOR PARA LIBERARSE DE ÉL ES BÁSICO.
Empleo el término “temor” porque los incluye todos. Abundé más en el título para mayor claridad.
Porque sé que hay personas que hacen diferencias, pero no estriban para mí en nada esencial. Solamente en los grados de intensidad, o en aplicarlo a uno u otro objeto, una u otra situación.
Tengo escrito, en encuadre de cuento hasta cierto punto, una serie de páginas sobre los cuatro temores básicos del cerebro humano.
Lo llamé “Los cuatro dragones”.
Gris, rojo, azul noche y negro respectivamente.
Algo de ello he ido dejando caer.
Pero no quiero insertarlo sin más en el blog, que quiero comunicarme con vosotr@s “en el ahora”.
Aquello ya está escrito, ya pasó.
La memoria me traerá datos de ello si es preciso.
Cuando estás en el ahora y necesitas algo que reside en tu memoria, la memoria te lo trae habitualmente.
Sobre todo si está “limpia” la memoria, si no guarda “heridas” ni tampoco “privilegios”.
Queda ella entonces como un archivo neutral, una biblioteca a disposición de tus necesidades.
Y viene o se retira, cariñosamente, según tú la precises…
En conclusión, amig@s, os hablaré de ello, del temor, según vaya siendo mi vivencia.
Si al terminar estimo que os he dicho poco, esta carencia me empujará a volver a comunicarme a ese respecto.
Porque os tengo cariño, amig@s, y me interesa acercaros cuanto pueda las cosas que la Vida me ha enseñado para ser feliz…

Temor, miedo, terror, ansiedad, angustia, desconcierto, pérdida…
Todo está relacionado.
La mente es una UNIDAD, aunque la hayamos incluso DIVIDIDO nosotros mismos.
Cualquier movimiento en el puzle, afecta al resto.
Por ello es importante LA VISIÓN HOLÍSTICA, de TOTALIDAD.
Afrontar el temor en su conjunto, no los diferentes temores.
Y, como siempre, tomar consciencia de ello, darse cuenta y no simplemente “pensar”.
Seguramente que os va a resultar difícil. Tendréis que mirar con mucha atención a lo que vais sintiendo, al eco que se va levantando dentro.
El temor nos detiene desde el interior.
Nos presenta la amenaza, el daño próximo a suceder.
Nos altera, aprieta el corazón y el estómago.
Engancha nuestro pensamiento, empieza a girar sobre él.
Intentamos razonar con él, taparlo, convencernos de que no tiene sentido. Pero se resiste, se retuerce como una serpiente y vuelve a aparecer.
No ha sucedido aún lo que presagia, pero vivimos anticipadamente su daño.
Nos agarra por la garganta y no nos suelta, como un asaltante malévolo.
Y puede llegar –según su intensidad- a anularnos. O a producir un ataque de pánico. O a mantenernos en un estado de ansiedad que desfigure nuestro rostros y su expresión…
¡El temor es algo muy angustioso!
Su mayor aliado en contra de nuestra razón es LA PROBABILIDAD.
Frente a ella el pensamiento casi no puede hacer nada, porque no la puede anular.
Y ocasiones hay en las que -¡hasta anulada la probabilidad!- el temor sigue…
¡Qué dañino es el temor! Entran a veces dudas de si es peor él que lo que presagia.
De hecho, cuando sucede lo presagiado, el temor desaparece.
Dato éste muy importante, porque viviendo en el ahora EL TEMOR DESAPARECE.
Porque el temor nació en el pasado y se dirige al futuro.
ES EL IMPULSO A EVITAR QUE SE PRODUZCA UN DOLOR DEL PASADO.
Al igual que el deseo ES EL IMPULSO A QUE SE REPRODUZCA UN PLACER DEL PASADO.
No tiene que ser –en ambos casos- textualmente el mismo. Puede ser una suma o una elaboración del dolor o del placer pasados.
Pero ambos SON CONOCIDOS y suscitan reacciones que ya nos sucedieron.
Un daño o un placer DESCONOCIDOS POR COMPLETO, no suscitan temor ni deseo.
Es de nuevo una característica contraria al VIVIR EN EL AHORA.
EN EL AHORA, ESTAMOS VIVIENDO LO NUEVO.
Lo nuevo es desconocido.
En ello no hay ni temor ni deseo.
Y no es “de futuro”, sino que está sucediendo.
CUANTO MÁS INTENSA SEA LA VIVENCIA DEL AHORA, MENOS TEMOR O DESEO SUSCITA.
SI ES PLENA, NO HAY NINGÚN TEMOR NI DESEO.
Por no tener pasado ni futuro y por centrarse en lo nuevo y desconocido.
Por ello “la rutina” es casi el opuesto del “ahora”.
Porque es pura repetición del pasado. Tanta que el cerebro “cae en confluencia”, reduciendo al mínimo la energía que emplea en la sinapsis.
¡Casi no pasa energía por las neuronas!. Y la vivencia se reduce prácticamente a cero.
Lo llamo “la vida gris”. Ha perdido todo el color de la vida y de las emociones.
Ésta es –en cierto modo- peor que el temor, porque él es al menos una emoción intensa.
De ahí la afición a las películas de terror.
Estimulada, a la par, por la consciencia de que NO SON REALIDAD, aunque su éxito estriba en lograr que PAREZCAN LO MÁS REALES POSIBLE, para suscitar –de verdad- la emoción del temor.
Cuando sucede lo contrario (que son MUY irreales) en vez de temor, provocan risa o desprecio…
Como sucede a veces, en la película de la vida, cuando miramos al temor pasado que no hizo el daño que esperábamos. “¡Mira que le tenía yo miedo a eso!…Y al final no fue para tanto!”…
Porque otra característica del temor es QUE AGRANDA EL DAÑO FUTURO.

Frente al temor, la primera postura sensata estriba en TOMAR MEDIDAS PREVENTIVAS.
Porque el temor tiene una sana función de ALARMA.
Avisa de un peligro más o menos inminente.
Y esa es su razón positiva de existir en nuestro sistema mental.
Cuando el peligro es inminente -voy a bajar en la calle de la acera y veo venir un coche- la inteligencia emocional del cerebro produce una descarga de adrenalina que activa inmediatamente los músculos ¡y doy un salto para evitar el coche!.
Sin pensarlo, desde luego. Si lo pensáramos, nos pillaba el coche.
He ahí una clara diferencia entre “emociones” y “pensamientos”.
¡El pensamiento es mucho más lento!
Si te paras a pensar en la dirección exacta que trae el coche, la velocidad de desplazamiento y tu tiempo de respuesta…ya sabes, te espera el hospital…
Por eso tiene también tan poco que hacer el razonamiento con el temor…
Llamo a este tipo de temor, “temor-alarma”.
Éste no se puede desechar. Es útil y positivo.
Y hay que considerar que “la alarma” puede ser inmediata o a mayor plazo.
Me entero, por ejemplo, de que en mi empresa se está produciendo un movimiento en las altas esferas para despedir gente.
Es cosa de tomar medidas.
Aumentar la información al máximo posible.
Aumentar el tipo de conductas laborales que aumenten la probabilidad de evitar el despido.
Mover contactos…
Y si “dentro” ya no hay nada que hacer, la acción siguiente será buscar otro trabajo cuanto antes.

LA ALARMA DE FUTURO SE HA DE TRADUCIR EN ACCIÓN EN EL AHORA.

Pero el verdadero y peligroso temor es otro.
El que llamo “temor-estado”.
Es un temor que no señala ninguna amenaza concreta, no está dando la alarma sobre un suceso real y dañino.
Es un temor que “está”. Un temor “residente”…Un auténtico “okupa”…
Puede estar incorporado a lo que llamamos “carácter” y convertirnos en una persona “temerosa”.
La que se suele nombrar como “timidez” es una forma de temor residente: Temor a los demás, a sus opiniones, a su mirada…
En realidad lo dice la palabra: Tímido significa temeroso. Se deriva del latín:”timor”…
También la palabra “timorato” implica el temor.
Señala personas que “no se atreven” a cosas que la mayoría intenta sin ningún problema.
Sucede lo mismo con las personas que se sienten, de forma habitual, “inseguras”.
Igualmente esas personas que buscan desmedidamente la seguridad y el control.
O tienen hábitos muy fijos, siguen siempre los mismos trayectos, mantienen los mismos horarios, hablan con las mismas personas y hasta de los mismos temas.
Rechazan –y ahí manifiestan incluso su temor- la improvisación, la decisión súbita…”Me lo tengo que pensar…”, te dirán.
Querer sentirse muy seguro es tener temor a la inseguridad. Temor “residente”…
Puede este temor ocupar diferentes niveles en el modo de ser de la persona, desde asuntos más superficiales a zonas muy profundas del psiquismo.
No penséis, amig@s, que se trata de un tipo de temor que afecta sólo a algunos caracteres.
En el fondo, es uno de los temores más básicos y profundos del cerebro humano y sus ramificaciones e influencia en la vida humana son inmensas.
Tanto es así que hoy no voy a continuar hablando de él, para darle una amplitud mayor a lo que os comunique.
Mañana continuaré.

 
Deja un comentario

Publicado por en 20 octubre, 2010 en Sin categoría