Más de una vez he manifestado la inexistencia del mal. Pero es asunto tan hondamente grabado en la mente humana, que parece conveniente explicarlo del modo más racional posible. Y ha habido algún lector que me lo ha advertido.
La mente humana utiliza, como uno de sus esquemas, los opuestos. Está llena de ellos: bello/feo, positivo/negativo, justo/injusto, desgraciado/feliz, importante/sin importancia, noble/vil, sublime/vulgar…
Y era obvio que en esas dualidades había de figurar “Bien/mal”…
La presencia de los fenómenos de la naturaleza (día/noche, luz/oscuridad, etc.), y de la experiencia física del placer y del dolor, es un posible origen del recurso a la dualidad de los opuestos.
Ya desde el siglo pasado, para investigaciones psicológicas, se emplean “los diferenciales semánticos”, aplicables a multitud de dimensiones psíquicas. Se emplean entonces “los opuestos” para intentar medir gustos, actitudes, etc., creando “escalas” valoradas numéricamente.
Todo ello nos indica que, a la mente humana, le parece el recurso a los opuestos una medida válida y objetiva.
Hay una intervención de Albert Einstein, siendo universitario, en respuesta en una clase a un profesor que pretendía rechazar la existencia de Dios acudiendo a los opuestos. No puedo reproducirla adecuadamente porque me falla la memoria. Pero la respuesta argumental de Einstein iba por la línea de “negar los opuestos” que el profesor citaba, señalando –por ejemplo- que el frío es “ausencia de calor”, la oscuridad “ausencia de luz”… y un amplio etcétera de similares razones…
Si lo pensamos un poco a fondo,la dualidad de los opuestos no es otra cosa que un esquema mental , no un hecho de la realidad.
No es una lógica que tenga el respaldo de los hechos. Es “una clase de lógica del pensamiento”.
La lógica dialéctica de Hegel, que asumió Marx a partir de él, implica otra clase de relación entre los opuestos que la de estar a ambos extremos.
El proceso de la lógica hegeliana es “afirmación/ negación de la afirmación/negación de la negación”. Que se cita otras veces como “tesis/antítesis/síntesis”.
Esta lógica pretende ser “dinámica” para poder usarse como interpretación de la historia y –para Marx- como interpretación de la revolución.
Los dos opuestos (tesis y antítesis) ESTÁN EN RELACIÓN.
Y por ello su relación y tensión mutua genera un tercer estado, la síntesis, que se convierte después en nueva tesis para seguir provocando el movimiento…
Pero ni la lógica de la dualidad ni la lógica dialéctica o los diferenciales semánticos, se pueden aplicar al Bien para comprenderlo en relación con el mal.
EL BIEN NO TIENE NINGUNA RELACIÓN CON EL MAL, EL BIEN NO TIENE QUE VER ABSOLUTAMENTE NADA CON EL MAL.
Ello implica LA AFIRMACIÓN SOLITARIA DEL BIEN.
La afirmación del Bien en sí mismo y por sí mismo.
No unos esquemas mentales, una clase de lógica, sino una visión directa de lo real.
No una interpretación ni dual ni trial, sino UNITARIA.
NADA EXISTE que sea el opuesto del Bien.
EL BIEN NO TIENE OPUESTO.
O está ahí o no está.
Lo mismo que el sol está iluminando la tierra durante el día, pero no por la noche. Y sin embargo, la noche no es el opuesto del sol, sino solamente su ausencia, solamente que la tierra “le ha dado la espalda al sol” ocultándose de su luz perpetua.
El sol brilla siempre. Siempre es lo que es, luz, calor, energía…
El Bien siempre es él mismo, sin relación alguna con ningún opuesto que un esquema mental pretenda imponerle.
Y por eso no es verdaderamente racional establecer la dualidad “Bien/mal”.
Es preciso y necesario observar el Bien en sí mismo, sin oposición a nada. Percibir qué es el Bien, en qué consiste, cómo se genera…
En lo que me parece que muchos ya llamamos “el viejo mundo”, el Bien consistía en el cumplimiento de “la ley moral”.
La ley moral era entendida en un contexto religioso, como una especie de “implante” natural en el alma humana que era mostrado a cada persona por “la conciencia”.
Me parece que los juristas han pretendido encontrar origen parecido (prescindiendo del contexto religioso) a “la ley natural”, como fundamento de derechos del Derecho Natural.
Igualmente lo han hecho así muchos filósofos…
Desde la perspectiva religioso/moral, el incumplimiento de la ley moral era “pecado”, es decir, “ofensa a Lo Divino”.
Y, en consecuencia, era REALIZACIÓN DEL MAL.
Y se entendía “el mal” de un modo absoluto, de forma que su castigo tras la muerte era “el infierno”, como separación eterna de Lo Divino.
La mera enunciación de tal castigo indica la radicalidad que la moral religiosa daba “al mal”.
Y en esta perspectiva, señalar al mal como el opuesto del Bien tenía su relativa lógica.
Hubo, sin embargo, en la historia de las ideas religiosomorales, movimientos que (justo por esa radicalización) recurrieron a una Dualidad Real de Principios y orígenes, el maniqueísmo.
Señalaron en consecuencia que había dos principios reales, Lo Divino para el Bien, y lo “satánico” para el mal.
¡Ambos “principios eternos e independientes”!
Pensaban –y tenía lógica tal pensamiento- que si el mal era algo tan terrible y radical, tan ofensa divina, tan totalmente opuesto al Bien…su origen tenía que ser tan distinto que había de provenir de un ser que NO PODÍA ser Dios como origen del Bien.
La Iglesia Católica anatematizó esta ideología como herética y se conformó con la afirmación “del diablo”, un rebelde de la primera hora de la creación que se negó a “servir a Dios”.
Las afirmaciones teológicas al respecto tienen un fuerte aroma a míticas.
Nada menos que Lucifer (¡el portador de la luz!), un ser de extraordinaria grandeza y belleza, SE REBELÓ contra Lo Divino y arrastró legiones de ángeles con él.
Y Dios “delegó” la pugna en sus “ejércitos leales”, al mando de Miguel, el poderoso arcángel.
¡Y allá, en los cielos empíreos, se produjo el invisible combate que hubo de conmover los cimientos de la creación!
Y Lucifer, convertido en Satanás por el rechazo divino, fue desterrado al infierno, lugar futuro de todos los condenados cuyo “mal” o pecado no fuera perdonado…
Y la relación de Satanás con el mal siempre fue muy estrecha a lo largo de su mítica historia.
No llegó a ser un Principio de la misma altura que Dios. ¡Pero siempre era el inductor al mal, el tentador, el que arrastraba a los pobres mortales a “pecar”!.
Si se me permite decirlo, “para fastidiar a Dios” lo más posible, robándole almas que habían sido creadas para ir a Él…
No pondré de relieve todas las incongruencias de estos pensamientos que incluyen “creencias” aún señaladas por la iglesia católica como pertenecientes al “depósito de la fe”. Cada mente que lea esto puede percibirlas, me parece, sin más explicaciones…
Una visión “humanista y benévola” de todo este panorama, podría ser considerar como un intento de condicionamiento cerebral y mental para evitar, o reducir, LA BARBARIE de esta raza humana, que es mucho mayor que la de los lobos.
Los lobos luchan por ser los jefes de la manada. Pero es sabido que, cuando uno de los contendientes percibe su derrota, ofrece al otro su cuello para que le dé la dentellada mortal,
Pero (véase la civilización del lobo) el ganador reúsa matar al vencido.
Y, lo que es más, le toma bajo su protección como a cualquier miembro de la manada.
Las brutalidades, crueldades, abusos, injusticias, violencias…y cuantos comportamientos espantosos queramos citar, han sido perpetrados por esta raza
¡que tiene el cerebro más evolucionado de los habitantes de la tierra!.
Intentarles “meter el miedo en el cuerpo” podía muy bien no parecer un despropósito si con ello se conseguía evitar tales barbaridades.
Digamos, pues, que “se inventó” la ley moral, el pecado y el infierno como freno para la barbarie de la raza.
¡Pero lo más triste es que ha sido perfectamente ineficaz!
Y las propias religiones han incurrido en los comportamientos que juzgaban como emblemas del mal.
Con ponerles el apellido de “santas”, ya estaba todo arreglado: La guerra “santa”, la “santa” inquisición…con sus correspondientes torturas y hogueras…seguro que también “santas”…
Así pues, “la ley moral” ha sido un fracaso como método de “condicionamiento cerebral”.
Quien realmente ha deseado algo con suficiente intensidad, se ha saltado todas las barreras internas…
Pero vino a la historia el Maestro y Avatar Jesús de Nazaret.
Y proclamó por todas las páginas del evangelio, pese a los muchos “filtros” que se intentaron colocar, QUE SÓLO HABÍA UN MANDAMIENTO: AMAR.
Lo cual, indudablemente, ABOLÍA LAS LEYES MORALES Y RELIGIOSAS con una revolución interior como no la ha habido en toda la historia.
PORQUE SI EL ÚNICO MANDATO ES EL AMOR, SOLAMENTE DE SU CUMPLIMIENTO PROCEDE EL BIEN.
No del cumplimiento de los mandamientos registrados en las tablas de piedra de Moisés, ni de los promulgados por la iglesia…
NINGUNA LEY.
SOLAMENTE AMAR.
De forma que el Bien es, en exclusiva, LA ACCIÓN DEL AMOR.
¿Y los que no aman, qué es de ellos?
QUE NO LLEGAN AL NIVEL DEL BIEN, PUESTO QUE NO LLEGAN AL NIVEL DEL AMOR.
Puede que, amig@s mí@s, vuestra mente retorne de nuevo a la dualidad de los opuestos, diciendo que el mal moral consiste entonces en no amar, o en odiar.
¡Os recuerdo de nuevo que se trata de un esquema mental!
¡Os recuerdo de nuevo que el sol es fuente de luz, energía, calor…SIN NINGÚN OPUESTO!
¡Os recuerdo que es válido y real afirmar algo en sí mismo y por sí mismo, sin confeccionar mentalmente una dualidad y un opuesto!…
Y, tras ello, podemos volver a la pregunta:
¿Qué pasa con quienes no llegan al nivel del Bien, al nivel del Amor?
Como ya he expresado anteriormente, son simple y llanamente LO QUE SON.
Es decir, gente ambiciosa, cruel, despótica, violenta, etc.
SON LO QUE SON SUS MOTIVOS.
LO QUE HAY EN SU CEREBRO Y EN SU MENTE.
SON SUS DESEOS Y TEMORES.
Lo mismo que tigres, lobos, perros, gatos o delfines…
(Bueno, ¿delfines?…estos seres acuáticos que tienen un cerebro mayor que el hombre, parecen haber resuelto su vida mucho mejor que la raza humana…)
Los que “no llegan” tienen EL COMPORTAMIENTO DE LA ESPECIE HUMANA. Como las otras especies.
Y precisamente ahí es donde tiene enorme sentido que el cerebro y la mente SE TRASFORMEN gracias al poder de la consciencia…
Para dejar de ser esos seres primitivos y bárbaros que no saben nada DEL AMOR y, por ello, no saben nada DEL BIEN…
He intentado, amig@s, no sé si con éxito o no, aclarar y razonar más lo que expuse hace poco con menos razones.
¡Ojalá vosotros, viendo por vosotros mismos, lleguéis a daros cuenta de cuanto esto significa de mejor manera que el que os lo comunica!