Así la tenemos aquí nosotros, llena de nieve blanca.
Todo el campo está blanco, los árboles, las matas, las rocas y el derredor de la casa.
Y transmite la nieve en estas fechas luces, evocaciones, alegría…
Igual que las tarjetas que tantas personas se envían, llenas de colores, fantasía, música y deseos.
No penséis, amig@s, que esto sea simplemente una costumbre, una moda, un triunfo económico de comercios y grandes superficies.
Realmente, no de forma imaginada, es más.
Tantos corazones sintiendo cosas bellas, envían su mensaje a la Mente Común humana.
Belleza y hermosos sentimientos.
Hasta tregua de guerras se han producido gracias a la Navidad…
No es igual la de ahora que la de antaño.
Antes era como monolíticamente cristiana y hasta católica, como acontecía en este país.
Ahora entraron San Nicolás –que ya estaba en la vieja Europa- y Papá Noel.
Y bellas canciones navideñas, ya más que villancicos, del área anglófona, algunas alemanas como ese bello “¡Oh tannenbaum!”que tanto se escucha…
Navidad multicultural.
¡Pero todas ellas contienen la belleza de la infancia, primordialmente son los niños los protagonistas!
Y son blancos todos los niños como la nieve, sea el color de su piel cualquiera que sea.
Y nos llaman ellos a despertar nuestro propio niño o niña, que puede haberse dormido y hasta dañado.
¡Y reparar esa inusual belleza de la infancia, de la novedad de todo, de la curiosidad insaciable, de la ilusión sin límites!
¡Ay, adultos amig@s, dejad renacer a vuestros niños interiores!
No los dejéis abandonados pensando que fueron una simple etapa de la vida, en la que el conocimiento produjo la pérdida de la ilusión.
¡Hasta los cien años, o ciento cincuenta, y hasta la muerte llevad dentro bien despiertos y vivos vuestros niños!
Que no tiene persona adulta –hombre o mujer- encanto mayor que ver todavía en sus ojos mirada de niño, y en sus labios la sonrisa blanca, sin desdén, desconfianza o amargura…
¡Permitid, mis queridos amig@s, que os empape la belleza que se prodiga en estas fechas!
Creyentes o increyentes o sabios conocedores de La Realidad.
Que bajo todos los envoltorios culturales, y hasta por debajo de la sociedad de consumo, hay bellos sentimientos y deseos.
Y ello ennoblece al hombre, que tanto lo precisa.
Que debería volver a tomar la medida del niño y olvidar toda la desilusión, la falta de cariño, la amargura, la lucha por el vivir, la competencia con los demás, y tantas otras cosas que desgraciadamente configuran LO QUE ES UN ADULTO.
Que no es ello echar marcha atrás ¡sino hacia delante para construir verdadero mundo!
¡Qué bellamente, tantos siglos ha que se ha olvidado, lo dijo el Gran Maestro del Amor: “Sed como niños, porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos”!
Y recordad, por favor, que ese Reino se hace aquí, en la tierra, desde cada corazón que siente afecto y amor. Que no es cosa de morirse para ello.
Porque es justo al revés: VIVIR EN PLENITUD A CADA INSTANTE EL HUMANO VIVIR.
Y eso es lo que hace desaparecer el mundo viejo.
Eso es lo que crea MUNDO NUEVO…
¡NAVIDAD BLANCA DE NIÑO, AMIG@S MÍ@S!
¡Y ROJOS CORAZONES AL UNÍSONO SIENTIENDO COSAS BELLAS!