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Archivos Mensuales: abril 2011

El descanso del cerebro.

Existen el día y la noche. La vigilia y el sueño. La actividad y la pasividad. La acción y la inacción.
El esfuerzo y el descanso…
El orden de las cosas se manifiesta en muchos signos y señales.
El orden está ahí y siempre tiene sentido.
El orden se extiende a todo…
Menos al ser humano…
Ha de descansar el cuerpo. Lo exige cuando ha realizado su trabajo muscular.
Y la noche y el sueño reparadores le ofrecen lo que precisa.
Pero también ha de descansar el cerebro y muchas veces no lo consigue.
Ni siquiera el sueño lo repara cuando en él se han introducido energías negativas.
El sueño se transforma en pesadilla.
Hay agitación en vez de paz.
Y no hay descanso.
Y la gente –una vez más- recurre a tratamientos exteriores.
Van al médico, se toman unas pastillas…
Sin embargo, la forma natural y saludable de descansar del cerebro es otra, sencilla y radical:
EL CEREBRO DESCANSA HACIENDO CESAR LOS PROCESOS NEGATIVOS.
Estando en paz.
Consigo mismo, con los otros, con la vida.
Sintiendo verdadera seguridad…
Y como siempre, amig@s, LA REALIZACIÓN DE LO POSITIVO CONSISTE EN LA ELIMINACIÓN DE LO NEGATIVO.
No hay que ponerse a buscar paz y seguridad.
Hay que ponerse a descubrir lo que las impide.
DESCUBRIR LO NEGATIVO ES EL CAMINO DE LO POSITIVO.
Durante siglos la humanidad ha oído decir: “Cultiva la virtud…camina hacia el ideal”…
Y no se ha dado cuenta de que -¡paradójicamente!- tal camino la llevaba en dirección contraria:
En vez de cultivar la virtud, cultivaba el ego, el “sentirse buena persona”, tener “superioridad moral” frente a los otros.
En vez de avanzar hacia el ideal, olvidaba su realización en el instante y utilizaba la persecución del ideal “como coartada” para dilatar su verdadero logro enviándolo al futuro incierto.
Y ello sucedía por una causa o razón: EL DESCONOCIMIENTO DE SÍ MISM@.
El desconocimiento de los movimientos ocultos de la mente.
Lo que Freud descubrió: El subconsciente. Aunque hay, al parecer, testimonios anteriores a él, que no interesa aportar en este momento…
El consciente, amig@s, es “el inocente” de esta película.
“El malo” anda tapado y oculto.
“La censura” llamó Freud a la invisible barrera entre los dos. La que no deja pasar hasta el consciente las cosas negativas –y hasta terribles- que oculta el subconsciente.
Caeré en “lo tópico” de la cita y lo llamaré la barrera “de lo políticamente correcto”.
Aquello cuyos colores oculta esa barrera y con los que no queremos aparecer pintados, que nos los vean los demás…
Aquello que tenemos y tapamos, deseos y pensamientos “vergonzosos”.
¡Y que nos conformamos con ocultar!
Y luego nos permitimos reírnos del pobre avestruz que mete su cabeza en la tierra para creerse que no hay peligro…
Y, naturalmente, nuestro cerebro no descansa.
¡Porque el cerebro sí es consciente del subconsciente!.
No iréis a imaginar que él lo ignora.
Por eso te avisa de muchas formas:
Te da pesadillas y mal dormir.
Te da dolor de cabeza.
Te da malestar de estómago.
Te da cansancio y dificultad de concentración.
Te da estrés…
¡El pobre no sabe ya cómo avisar!
¡NECESITA DESCANSO!…
Y tú te vas por las pastillas –“me han dicho que son muy buenas!”- para ver si la química te da…lo que no buscas por el camino natural:
EL DESCANSO DE LA PAZ Y LA SEGURIDAD DE TU CEREBRO.
Y, claro está, no puedes olvidar lo que a continuación se escribe:
¡Que el primer paso de la paz es EL CESE DE LAS HOSTILIDADES, el “alto el fuego”!
Tus deseos frustrados y la rabia, la ira y la violencia que desatan en ti.
Tus temores que te aprietan el gaznate y de los cuales sales dando patadas y puñetazos.
Las causas que te impiden tener paz interior.
Y tu cerebro, cansado de tanto combate, ya no sabe pensar de manera adecuada y se sale por peteneras.
Y pierdes los papeles.
Y te encuentras fatal contig@ mism@.
Y arremetes contra lo primero que se presenta.
Y empiezas a “fabricar culpables”.
Y a sentirte “pobre víctima”.
Y a iniciar un “juego psicológico” con las personas que están en tu vida…
Para acabar perdiéndote…¡”en los cerros de Úbeda!”, que –los pobres, ni siquiera los he visto- tienen al parecer muy mala fama…
Detrás de todo esto, puede ya venir cualquier cosa, preferiblemente la más irracional posible.
Se te sumará el orgullo y, con él, la convicción de que “¡tú tienes razón!”…
Y te enredarás cada vez más en tu propia tela de araña…
Sin embargo, amig@, tienes un testigo interior: Tu propio cerebro.
Él va a estar cansado y a disgusto.
Y te enviará las señales que te he nombrado u otras más…
Y aunque no quieras hacerle caso a nadie (¡ya sabemos, tú eres más list@ y mejor que todos!) a lo mejor…sólo a lo mejor…se te ocurre prestarle atención a tu cerebro y sentir sus propias necesidades.
Y –pongamos- aunque todos estén equivocados menos tú…¡caramba, tu cerebro se merece su propio descanso!.
Él no responde a los motivos que tienes en tu consciente. ¡Es más sabio que eso!
Él conoce tus desajustes internos y tus frustraciones.
Él percibe que no les estás dando la verdadera solución.
Él capta que no aceptas LO REAL Y VERDADERO.
Él se da cuenta de que desatas tus demonios en vez de serenarte y tomar el camino correcto.
Él advierte que la imagen que tienes de ti mism@ no tolera esa que ves como derrota, en vez de como lección y aprendizaje.
Él es lo suficientemente sensible e inteligente para caer en la cuenta de que ése camino que llevas NO ES, y se fatiga, y se estresa.
Y hay algo que puedes hacer sin que nadie se entere, “conservando el tipo”:
DARLE SU DESCANSO A TU CEREBRO
ELIMINANDO LOS PROCESOS NEGATIVOS
QUE SON LOS QUE TE QUITAN LA PAZ INTERNA…
Después, empezarás a ver las cosas de otra manera.
Te habrás conocido un poco más y habrás progresado dentro de ti mismo.
Y comenzarás a sentir la paz que tu cerebro, y tú mism@, necesitais.
Y cuando en ti haya paz, la tendrás con los otros y también con la vida…

 
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Publicado por en 29 abril, 2011 en Sin categoría

 

La paz empieza dentro

Los humanos somos adictos a las experiencias que se nos meten por lo ojos.
Nos hacen falta los sabios para que nos recuerden la escasez del alcance de nuestros sentidos.
Las águilas ven más, los perros oyen y huelen más,
los felinos son mucho más sensibles en su tacto y en captar las vibraciones…
Y, sin embargo, ¡qué autoridad les damos a nuestros sentidos!.
Que no sólo los usamos, que ni siquiera solemos cultivarlos…¡sino que les damos autoridad!.
Autoridad para determinar la realidad, ella en sí misma y en los acontecimientos y en los hechos.
Sin esa autoridad pocas parecen ser las personas que aceptan que también es real lo que no alcanzan los sentidos.
Ya empieza la ciencia a cuestionar tal ingenua autoridad, porque nos muestra que esa mesa que determina nuestro tacto que es del todo sólida, NO LO ES, puesto que –compuesta por células primero y átomos después- ¡está muchísimo más vacía que llena, mucho más “hueca” que maciza!…
Y, a pesar de todo, nos agarramos a la mesa diciendo: “¿Ves? ¡Esto es real!”…
Eliminar ese “realismo ingenuo”, ya tan trasnochado, parece que a much@s les cuesta tanto que en él viven tranquilamente…
A la postre, es su propia opción.
La mente y el cerebro humano pueden decidir qué realidad quieren vivir. La fabrican ellos mismos sin mayor problema. Y, consecuentemente, la pueden habitar…
Mas hablo ya para personas que saben que existe la diferente realidad del mundo interior.
Y esa paz que deseamos todos en el mundo, y en todos los niveles posibles, sabemos que no es una circunstancia exterior, que no viene de extender una cultura o unas condiciones materiales de vida, ni siquiera unos gobiernos elegidos por mayoría de sus ciudadanos en eso que llamamos “democracia”, tomándola de los antiguos griegos añadiéndole esta u aquella manera, éstos o aquellos números para adjudicar escaños, esta dinámica del poder…
JAMÁS EL PODER CONSEGUIRÁ LA PAZ EN EL MUNDO, PORQUE ÉL MISMO ES CORRUPTO.
Y la paz es un producto puro del corazón.
Tampoco civilizaciones ni culturas, porque son todas ellas formas construidas por el cerebro humano usando sus limitadas capacidades.
Y respecto a la mente, son un cuerpo corruptible como todo cuerpo. Que son las culturas todas, cuerpos que la mente ha fabricado para hacerse socialmente visible.
Y que se convierten al fin en rígidas y caducas en el tiempo, incapaces de albergar LO NUEVO…
¡Mientras mente y cerebro no queden limpios, no se puede construir la paz!
Porque la Humanidad es una esfera que reposa sobre un solo punto: la persona individual.
Y mientras en el individuo no haya paz, no es posible que la Humanidad la tenga.
Y sucede, amig@s mí@s, que en los individuos habitan muchas cosas que impiden la paz:
– Se niegan muchos a un hecho básico, de aceptarse de verdad tal como son.
– Se niegan a ser una unidad consigo mismos
en lo que piensan, sienten, deciden y actúan,
y andan a la greña dentro de sí, incongruentes unas veces cabeza y corazón, dispares su conducta y lo que piensan o sienten, divididas intenciones y hechos, en conflicto lo exterior y lo interior, y aun lo interior mismo dividido dentro de sí, entre el querer y el deber, la obligación y el deseo…
Seres divididos y en conflicto interno, no tienen paz.
Y ningún poder exterior o presión o influjo pueden conseguir que esto cambie.
Imaginó Marx que al cambiar realmente “la estructura” de la producción y eliminar la “plusvalía”, caerían como hojas secas “las superestructuras” que conducían a que los humanos pensasen y sintiesen erróneamente.
Imaginó a la Humanidad como un producto moldeable desde fuera de sí misma.
Y ya la historia ha mostrado su error.
Lo mismo es verdadero para la “cultura capitalista” y sus economías.
¡NADA EXTERIOR AL HOMBRE TRASFORMA AL HOMBRE!
Sólo puede trasformarse desde el interior.
Y ese es el único trabajo serio y verdadero.
El trabajo de LOS MENOS, en número pero no en dedicación.
Porque la inmensa mayoría vive la vida programada desde tantas instancias, y –finalmente- por su propio subconsciente en el que se guarda el depósito colectivo de todos los errores que ha cometido la Humanidad.
POC@S SON l@s que toman el Camino de la sabiduría de conocerse a sí mism@s instante a instante.
Poc@s son l@s que se hacen un@ consigo mism@s
y deshacen toda división dentro de sí y todo conflicto.
POC@S SON l@s que de verdad trabajan para lograr la verdadera paz en la Humanidad, la que brote del corazón sin fisura alguna, la que emerja del interior.
Y, sin embargo, amig@s, CON POCOS BASTA si llegan a constituir “la masa crítica” que –a semejanza de la reacción nuclear- desencadene la reacción en cadena que se extienda por todo el organismo y masa de la Humanidad.
HEMOS DE SER SIN MOTIVO ALGUNO.
ESTA TAREA DE SER VERDADEROS NO HA DE TENER NI CAUSA NI INTERÉS QUE LA PRODUZCA.
HA DE SER “PORQUE SÍ”, COMO TODO LO GRANDE, COMO EL AMOR…
Pero al menos en la confusión y en la oscuridad démosnos cuenta de que EN NOSOTROS MISMOS, NOS ESTAMOS JUGANDO A LA HUMANIDAD…

 
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Publicado por en 28 abril, 2011 en Sin categoría

 

El recto pensar.

Sabéis, amig@s que me leéis, que prevengo muchas veces contra el peligro del pensamiento cuando se aplica fuera de su propio campo, en el mundo interior de la persona.
El mundo del pensamiento es lo espaciotemporal.
La técnica y la ciencia.
Y el vivir normal en sus dimensiones materiales.
El trabajo, los horarios del transporte, la organización de la casa…
Pero en el momento en que trata de aplicarse a las emociones y sentimientos, comienza ya a fallar.
Y más aún en la medida en que se ahonda en el propio ser…Cuya cualidad de ser y sus posibilidades de ser están por completo fuera de su alcance.
El mundo de las emociones lo demuestra claramente.
La intervención del pensamiento en ellas, distorsiona y no resuelve.
Tiene efecto represivo, puede conseguir ocultarlas.
Pero jamás él puede conseguir darles las soluciones a sus problemas.
No se ajustan emociones y sentimientos a la llamada razón.Hasta proceden de cerebros diferentes dentro de nuestro cerebro.
“El corazón tiene razones que la razón no entiende”, pudo formular el gran matemático Pascal…
No puede el pensamiento dirigir las emociones.
Habremos de buscar la salida solamente en LA CONSCIENCIA…
La disciplina y las reglas logran que el pensamiento funcione adecuadamente en su propio mundo.
El método científico.
En él, si no, abandonaría los caminos adecuados.
Aquello le protege del desvío.
Porque en sí mismo no tiene garantías.
Es un sistema que el cerebro tiene para sí mismo, para proteger lo que considera sus intereses.
Y por ello, por extraño que parezca, el recto pensar no depende del pensamiento, sino del corazón.
Porque es el corazón el que le pone en contacto con la vida.
Es el corazón el que le inspira y le dirige –como un instrumento que en sí mismo es ciego- y le encamina a la verdad.
¿Habéis visto cómo piensa una persona violenta o rencorosa?.
¿O una persona cruel, envidiosa y despectiva?
¿Consideráis que su pensar es recto?
¿Consideráis que llega a conclusiones válidas?.
¿Qué me decís de la persona desconfiada y temerosa?
¿No hace ella misma que suceda lo que teme, causándolo su propia desconfianza?.
Quien desconfía, lo emite.
Envía señales de peligro hacia las otras personas.
Ellas las reciben y se preparan a defenderse, en la guerra que el desconfiado está creando.
Y muchas veces le derrotan…
NO DEPENDE DE SÍ MISMO EL RECTO PENSAR.
Depende de tu corazón y de cómo eres.
Depende de que busques tus propios intereses o que busques la verdad, aunque no te convenga ni la desees.
Depende de tu propia rectitud.
El origen del pensar en el cerebro es la búsqueda de la seguridad.
Y ved sus construcciones a lo largo de toda la historia, la enormidad de falsos edificios y creencias que ha montado.
Asomaos a las religiones y sus hechos a la largo del tiempo y contemplad las barbaridades cometidas, los sacrificios humanos, las guerras para imponerlas a otros, la inculturización que despojaba a otros pueblos de sus propias culturas…
Leed la historia de la filosofía (que pretende ser la historia del pensamiento).
Todas las posiciones intelectuales posibles se han formulado y establecido como filosofías.
¿Y en alguna de ellas está la verdad?
Las filosofías han sido rigurosas en la obtención de conclusiones de sus ideas, no puedes hallar ahí su error.
Es su primera posición, la que no procede en realidad del pensamiento, es su primera base y actitud la que luego produce sus separaciones y distancias.
Y a estas alturas de la historia, a estas alturas de las aventuras del pensamiento y del temor, ya es hora de abandonar la presunta seguridad del pensamiento, de dejar de ser ingenuos y banales
y trasladarse al interior del ser humano y la consciencia y medir desde ahí la rectitud del pensar.
Si no eres rect@ ¿cómo va a ser recto tu pensar?.
Si no te investigas y conoces a ti mism@, ¿cómo sabes que lo que te dice tu pensamiento es guía segura de la verdad?.
Si no has visto y extirpado de ti cuanto en ti hay de negativo ¿a qué te va a conducir tu pensamiento?.
Abandonado a sí mismo, el pensamiento produce constantes preguntas a las que no puede responder, dudas de las que él no puede salir, incertidumbres que no puede acotar ni superar.
Pero si tu ser es luminoso y recto, de ahí recibirá ayuda tu pensar.
Has de trasladar el centro de gravedad de ti mism@ de lo que piensas a lo que eres.
Y habrás de hacer el camino a la inversa: De lo que eres a lo que piensas.
Y en las coyunturas todas del vivir, has de ir en primer lugar a tu corazón y en él investigar.
Si en tu corazón habita el temor, o por algún rincón anda, tu pensamiento irá a crear defensas contra él, en vez de buscar la verdad.
Si en tu corazón pretendes obtener tus beneficios (sean ellos del género que sean, aun impalpables y psíquicos) allá irá tu pensamiento a tratar de mostrarte los caminos de tu logro, en vez de buscar la verdad.
“Donde está tu tesoro, allá está tu corazón”, dijo hace tantos siglos el Gran Maestro del Amor…
Nada busques para ti y podrás acercarte al templo de la verdad.
Desnuda tu ser, conócelo hasta el fondo, hasta donde el subconsciente y su astucia camufla tus verdaderos motivos, te los oculta para que no puedas afrontarlos, para que te quedes con la ingenua idea de que eres buen@ e inocente…
Descubre lo torcido en ti y solamente a partir de ahí podrá ser tu pensar recto.
Y sabrás, a la par, dónde puede llegar y dónde no.
Y donde no pueda, te surgirá el respeto.
Te quedarás en el seno de la niebla y tendrás que caminar paso a paso, sin saber qué viene detrás.
Y puede que tu camino se equivoque y lo tengas que desandar, sin aferrarte a tu orgullo ni a tu empreño (¡tan infantil!) de “tener la razón”…
¡Si todo el mundo se cree que la tiene!
¿Para qué sirve tener una razón que no es luminosa, abierta y compartida, que no proceda de ella misma, sino del amor?
Puede ser que la verdad no la sepa casi nadie.
Pero la verdad no es política ni votos, no es un asunto de mayorías ni opiniones.
LA VERDAD ES LO QUE ES.
Y a ella solamente accede el corazón sabio, el único que puede conducir su mente en el recto pensar…

 
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Publicado por en 27 abril, 2011 en Sin categoría

 

El hombre se acrece en el campo solitario

El hombre se acrece en el campo solitario…
Paseo por el campo solitario.
Día nublado, ligeramente fresco, aún no lluvioso…
El verdor del campo se acrecienta.
Verde, verde, el infinito verde…
De la hierba a los matojos a las zarzas a la genista a los tallos de las florecillas a los pinos los abetos los chopos los abedules los cerezos los robles los cedros los madroños los acebuches las cercovas las encinas…
Esas encinas increíbles que lo aguantan todo, lo resisten todo, lo horadan todo hasta la roca incluso…
Y otros muchos que no sé nombrar…
Cada uno con su verde diferente.
¡Y mi pobre vista solamente capta unos pocos colores, que el ordenador sabe millones!
Aunque puede ser que los ojos lleguen a ver una hondura que los ordenadores no perciben…
Y viniendo de todas partes, mil cantos de pájaros diferentes.
Caóticos pero armónicos.
Pocos también, menos aún que árboles puedo designar.
Los gorrioncillos, los petirrojos…alguna urraca…el grito de algún halcón…silbidos que parecen producidos por boca humana…el tabaleo del pico de la cigüeña…
Y los reyes del canto de los pájaros, el mirlo y el ruiseñor…Con la música y la dulzura que ellos generan por amor a su pareja…¡Belleza hecha por amor!…
Desordenados, caóticos, instrumentos por nadie dirigidos, espontáneos, naturales …
“Natural” es lo propio de la naturaleza…
Dicen entendidos que la naturaleza sigue la matemática del caos, un orden especial, diferente a las geometrías humanas…
Y así cantan los pájaros…
Y los puedes escuchar sin pensamiento…Lo uso ahora para contároslo…
Encuentro a una persona, un humano, y me detengo a saludarla.
Un ser humano en medio de la soledad del campo es un acontecimiento con significado.
En medio de la ciudad es imperceptible. La masa devora al individuo…
En la soledad del campo se vuelve singular.
El saludo es directo, sin conocerse incluso.
Fluye una corriente de emoción, de reconocimiento del semejante.
Aquí, en la soledad del campo, somos semejantes.
Somos la misma especie, la misma raza…la raza humana, no las subrazas blancas, negras, rojas, amarillas…
La raza humana que siempre habría de ser aceptada por sus miembros por una hermandad esencial.
Esta raza cuyo cerebro asumió un centro para mirar desde él y sentirse cada uno diferente del hermano.
Siendo así que todos sin excepción experimentan las mismas emociones, la misma alegría, la misma tristeza, los mismos deseos y temores, los mismos afectos…
¡Y se empeñan en pensar que son diferentes!…
En la soledad del campo, en el encuentro, no se sabe eso.
El hombre crece.
Cuando en la alta montaña, allí sí que en verdadera soledad, encuentras a otro humano, te sientas con él, sacas cuanto llevas en la mochila y lo compartes con el otro que no conoces, pero sabes que es un humano…
Ambos habéis crecido…
Hasta la altura de lo verdaderamente humano, fuera del alcance del ego, de la rivalidad, de la falsa diferencia…
Y el hombre puede ser “natural”, como parte de la naturaleza, la que llamamos y es madre de la raza de los humanos…
Y ella a su vez es parte de algo mayor que ella…
Y esa parte, lo es de algo aún mayor…
Hasta que puedas sentir que formas parte de un Infinito Todo…

 
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Publicado por en 26 abril, 2011 en Sin categoría

 

El hombre se acrece en el campo solitario…

Paseo por el campo solitario.
Día nublado, ligeramente fresco, aún no lluvioso…
El verdor del campo se acrecienta.
Verde, verde, el infinito verde…
De la hierba a los matojos a las zarzas a la genista a los tallos de las florecillas a los pinos los abetos los chopos los abedules los cerezos los robles los cedros los madroños los acebuches las cercovas las encinas…
Esas encinas increíbles que lo aguantan todo, lo resisten todo, lo horadan todo hasta la roca incluso…
Y otros muchos que no sé nombrar…
Cada uno con su verde diferente.
¡Y mi pobre vista solamente capta unos pocos colores, que el ordenador sabe millones!
Aunque puede ser que los ojos lleguen a ver una hondura que los ordenadores no perciben…
Y viniendo de todas partes, mil cantos de pájaros diferentes.
Caóticos pero armónicos.
Pocos también, menos aún que árboles puedo designar.
Los gorrioncillos, los petirrojos…alguna urraca…el grito de algún halcón…silbidos que parecen producidos por boca humana…el tabaleo del pico de la cigüeña…
Y los reyes del canto de los pájaros, el mirlo y el ruiseñor…Con la música y la dulzura que ellos generan por amor a su pareja…¡Belleza hecha por amor!…
Desordenados, caóticos, instrumentos por nadie dirigidos, espontáneos, naturales …
“Natural” es lo propio de la naturaleza…
Dicen entendidos que la naturaleza sigue la matemática del caos, un orden especial, diferente a las geometrías humanas…
Y así cantan los pájaros…
Y los puedes escuchar sin pensamiento…Lo uso ahora para contároslo…
Encuentro a una persona, un humano, y me detengo a saludarla.
Un ser humano en medio de la soledad del campo es un acontecimiento con significado.
En medio de la ciudad es imperceptible. La masa devora al individuo…
En la soledad del campo se vuelve singular.
El saludo es directo, sin conocerse incluso.
Fluye una corriente de emoción, de reconocimiento del semejante.
Aquí, en la soledad del campo, somos semejantes.
Somos la misma especie, la misma raza…la raza humana, no las subrazas blancas, negras, rojas, amarillas…
La raza humana que siempre habría de ser aceptada por sus miembros por una hermandad esencial.
Esta raza cuyo cerebro asumió un centro para mirar desde él y sentirse cada uno diferente del hermano.
Siendo así que todos sin excepción experimentan las mismas emociones, la misma alegría, la misma tristeza, los mismos deseos y temores, los mismos afectos…
¡Y se empeñan en pensar que son diferentes!…
En la soledad del campo, en el encuentro, no se sabe eso.
El hombre crece.
Cuando en la alta montaña, allí sí que en verdadera soledad, encuentras a otro humano, te sientas con él, sacas cuanto llevas en la mochila y lo compartes con el otro que no conoces, pero sabes que es un humano…
Ambos habéis crecido…
Hasta la altura de lo verdaderamente humano, fuera del alcance del ego, de la rivalidad, de la falsa diferencia…
Y el hombre puede ser “natural”, como parte de la naturaleza, la que llamamos y es madre de la raza de los humanos…
Y ella a su vez es parte de algo mayor que ella…
Y esa parte, lo es de algo aún mayor…
Hasta que puedas sentir que formas parte de un Infinito Todo…

 
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Publicado por en 25 abril, 2011 en Sin categoría

 

RESURRECCIÓN

¿Resucitó Jesús de entre los muertos?
Hoy lo afirman los “cristianos”, que entrecomillo porque no sé cuántos hay, sabios y verdaderos.
Que no “tienen creencias”, sino “que saben” y por ello “viven así”.
Porque saber de verdad es vivir al modo que en verdad sabes.
Y en el bosque de creencias y de ritos en el que suele perderse la gran masa de los humanos, se me hace difícil entender que sean muchos los que “saben” que Jesús resucitó.
Y, sin embargo, a mí no me importa el enunciado.
Que las palabras nunca ENCIERRAN la verdad.
Que EL PENSAMIENTO no sabe de LA VERDAD, sino solamente de las pequeñas verdades –provisionales- que va aprendiendo sobre lo espaciotemporal, que es su objeto.
LA VERDAD nunca está encerrada ni fijada, no es un cristal ni es una idea.
Y resucitar, mucho antes que del cuerpo, es cosa del corazón y la mente.
Porque es preciso morir -¡y muchas veces!- a lo que uno es, aquello que es “el ego”, el centro falso que dirige nuestro sentir, con él nuestro pensar, nuestras decisiones y nuestro hacer.
¡Y luego resucitar!
Como seres nuevos, distintos, diferentes…
En un cuerpo similar, pero cuyo cerebro ya no sea el mismo, porque mente y corazón YA SEAN Y VIVAN DE OTRO MODO.
Yo visité la muerte cuando se fue mi amada por detrás del horizonte.
Morí con ella.
Y recibí su encomienda de resucitar, de volver a la vida con un sentido.
Y el sentido era amor.
Lo mismo que Jesús encomendó a los suyos.
Y supe entonces y con ella que la muerte no existe.
Solamente cesa una forma de presencia.
Y si no existe la muerte, si es ocultación de algo para mostrar una luz especial, una vivencia diferente, otro modo de ser…¿qué importancia tiene que el cuerpo resucite?
Solamente ese bajo nivel de percepción que tienen los sentidos – y mucho más si no los entrenamos – consideran que la materia percibida es importante.
Y ni siquiera se atreven a considerar los infinitos niveles de realidad que existen. Quedan encerrados en su propio nivel y se empeñan en que la realidad se acaba en él.
Pero si has pisado la otra orilla de la muerte, sabes que la realidad continúa indefinidamente.
Y de seguro que Jesús lo supo.
Y superó la muerte.
Resucitara su cuerpo o no.
Porque el Amor es más fuerte que la muerte y él fue el Maestro del Amor…
Yo no sé cómo es el existir después de muerto el cuerpo.
Sí sé que el amor supera al cuerpo.
Sí sé que el amor no es el deseo.
Sí sé que el amor supera el tiempo y la distancia.
Sí sé que el amor supera la muerte…
Y con ese saber puedes caminar muy lejos.
Tu mente y corazón se abren a nuevo nivel de realidad y en él puedes progresar indefinidamente, que no están establecidos los límites del avance.
Puedes vivir con un pié en cada orilla, que ello te da una nueva sabiduría.
Y llegar a percibir que la Vida nunca se termina, que es un infinito movimiento que siempre busca nuevas formas…
Y que aquí mismo, en la tierra y en la vida que estás viviendo, puedes morir y resucitar, hasta tal vez cada día.
Y entrarás en un proceso misterioso donde vida y muerte se abrazan y que se abre ante ti indefinida,
Ilimitadamente…

 
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Publicado por en 24 abril, 2011 en Sin categoría

 

LA CRUZ

No sé bien cómo se hizo el poner la cruz como signo que evocara a Jesús.
Murió en ella, existe testimonio histórico.
Y quizá fuera la visión de Constantino que consolidó su victoria en el Imperio Romano luchando bajo el signo de la cruz…
Pero no es la cruz lo que expresa lo que fue la vida
de Jesús ni lo que expresa lo que fue después de morir.
Los eclesiásticos fueron y la iglesia oficial quienes lo decidieron así.
Machado, en aquella saeta, expresaba su sentimiento: “no puedo cantar ni quiero
a ese Jesús del madero
sino al que anduvo en la mar”…
Quisieron, los que se empeñaron en el símbolo, transmitir imagen de dolor y sufrimiento.
Lo cultivaron con muchas expresiones: “Coge tu cruz…Este valle de lágrimas…”
Entronizaron el sufrimiento.
Como si fuera lo más importante, como si fuera el mensaje de Jesús.
Y a mi entender, de ese modo le traicionaron.
¿Acaso no fue El Maestro del Amor?
¿Acaso la creencia cristiana no es la Resurrección?
¿Y por qué eligieron la cruz pudiendo elegir cualquiera de los otros mensajes, infinitamente más positivos y esperanzadores?
La sospecha de “manipulación” no tiene nada de extraño. Lamento mostrarlo, sin ánimo de ofender a nadie.
Viendo a los humanos sufrientes quizá pensaron que exaltando el sufrimiento les atraerían a Jesús.
Y ni siquiera vieron que Jesús nunca predicó el sufrimiento, sino un gozoso reino interior y una libertad cuya corona era El Amor.
No advirtieron que la mente de los hombres se manipulaba de ese modo…o quizá lo advirtieron…
Y se empeñaron en la cruz…
¿Por qué no escogieron al Jesús que anduvo sobre las olas, o el que sanaba enfermos, o el que rodeado de los niños afirmaba que sólo los que fueran como ellos entrarían en el reino de los cielos?
O el Jesús que descansaba en casa de sus amigos, Lázaro al que devolvió a la vida, a ésta vida (que para algún teólogo se le podría formular “¿cómo fue que le sacó de la bienaventuranza de los cielos?” y le trajo de nuevo “al valle de lágrimas” como han tejido ellos que es la realidad…)… a la casa de Lázaro donde María se embelesaba a sus pies mientras Marta preparaba la comida?…
O allí donde rodeado de muchedumbres multiplicó panes y peces para que todos comieran…o el Tabor, el monte que contempló cómo se transfiguraba y se llenaba de luz…
O el de aquella cena en la que, en la intimidad con sus discípulos, les dijo que LA SEÑAL de que lo eran
sería EL AMOR, no la cruz…
O el Resucitado que Pablo de Tarso colocó en el quicio y el eje de la historia de Jesús, afirmando incluso que, si no hubiera resucitado, vana sería su fé…
Justamente el Resucitado que superó el dolor y el sufrimiento y no el que murió en la cruz…
O el que camino de Emaús se apareció a aquellos discípulos llenándoles del gozo y la alegría de saberle vivo y glorioso…
O el que mostrándose a aquellas mujeres, dijo “María”, y al llamarla por su nombre la Magdalena enamorada le reconoció…
¡Tantas escenas bellas y felices, tantos mensajes fundamentales, tantas delicadezas y energías de alegría…en vez de la cruz!
O error gravísimo o manipulación, y perdonad que no se me ocurra otra interpretación…
Y han pasado los siglos proyectando esa imagen sobre los hombres.
Y con ella acostumbrándose a sufrir y considerándolo santo.
En vez de buscar el modo y manera de TRASCENDER EL SUFRIMIENTO E INSTAURAR FELICIDAD EN EL CORAZÓN…
Que de esa sutil manera se ha trasladado el mensaje de alegría de Jesús “a la otra vida” y no a ésta.
Cuando él dijo “el reino de Dios dentro de vosotros está”, no cuando estéis en “otra vida”.
Cuando dijo que se podía ser feliz en ésta repetidas veces, en aquel otro monte, el de las “bienaventuranzas”.
Que, al ritualizar las palabras, “bienaventuranza” ha quedado convertido en yo qué sé qué, cuando significa FELIZ!
¡FELICES LOS LIMPIOS DE CORAZÓN, FELICES LOS MANSOS…!.
Qué error, qué engaño milenario, qué secuestro de persona y mensaje, qué máscara que oculta la Verdad…
No juzgo a quienes lo hicieron, porque reniego de juzgar hasta por egoísmo.
No les culpo, porque la culpa es enfermiza y también engañadora, y también traiciona el mensaje del Amor…
Solamente quiero poner de relieve lo que entiendo sea el auténtico mensaje, para lo cual he de mostrar LO QUE NO ES.
Y lo hago hoy expresamente porque los cristianos, los que dicen ser discípulos de Jesús –aunque no sé cuántos- se centran en la cruz…
Y quiero recordar apasionadamente ¡QUE JESUS ES EL MAESTRO DEL AMOR, NO DEL DOLOR!
QUE JESÚS ENSEÑÓ A TRASCENDER EL DOLOR POR EL AMOR…En eso sí enseñó…pero enseñó amor…
QUE JESÚS DEJÓ EN HERENCIA Y EN SEÑAL DE SER DISCÍPULOS SOLAMENTE EL AMOR, y es éste el mensaje más bello que ha recibido la humanidad en toda su historia, el más sencillo, el más fundamental, el más feliz…
HUMANIDAD QUERIDA, HERMANA Y MADRE
¿QUÉ MÁS MENSAJES QUIERES?

 
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Publicado por en 22 abril, 2011 en Sin categoría

 

Si queréis amar…

Amig@s mí@s a quienes doy amor en lo que os escribo, deteneos hoy algún momento para mirar cómo amais, que hoy es día que conmemora el AMOR que el Maestro Jesús instauró en la historia conocida.
El Amor como fuente UNICA de la Verdad y el Bien,
casi desconocida noticia para la inmensa mayoría de los que conocen de algún modo a Jesús.
Porque han mezclado esa noticia con las leyes antiguas y las morales, con filosofías que la han desfigurado, con creencias que la alteran…
“AMAOS”.
Y nada más.
Sin apellidos ni aditivos ni mezclas ni mescolanzas.
No lo apellidéis “el amor cristiano”.
Si es AMOR, ya está todo dicho, ame un católico, protestante, ortodoxo, budista, musulmán, agnóstico o ateo…
¡UN SER HUMANO!
¡Y TODO ESTÁ HECHO!…
Os contaré hoy algunas cosas para que el amor SE CULTIVE EN LA PAREJA.
Pareja, la que fuere, cualquiera sea la orientación sexual.
Que me parece ser ella el lugar cumbre donde el amor ha de realizarse, aunque en nada desdeño ni disminuyo las posibilidades de vivirlo en soledad.
Es más, considero necesario haber llegado a la auténtica soledad y abrazarla para poder DARSE LIBREMENTE y no por necesidad ni dependencia psicológica.
Pero dirijo en especial mis palabras a la pareja.
A aquellas que conozco y amo, y a aquellas que desconozco y también amo…
Proporciona el cerebro humano a la especie un singular cóctel de hormonas cerebrales para producir “el enamoramiento”.
No hagáis como los biólogos que lo entienden como una “estrategia” para perpetuar la especie.
Psicologías hay que mantienen que el amor incondicional es la necesidad primaria de los niños
en su primera infancia, con lo que ya amplían la anterior consideración.
Y sin duda puede llevarse ella mucho más lejos:
SIN AMOR, NO EXISTE SER HUMANO VÁLIDO.
En mil aspectos, signos y circunstancias se puede probar la afirmación…
Y el cerebro crea ese cóctel “para enamorar”.
Con él activando las neuronas ES FACIL VIVIR AMOR.
Ellas lo dan prácticamente hecho.
Todo nos gusta del amado y de la amada, todo nos atrae.
Hasta llámanlo “ciego” porque ni ven defectos, ni fallos ni problemas…
Él lo es, porque “está drogado”.
No lo es el amor, como diré…
Sucede, pues, a los enamorados que todo es gozo y dolor es la distancia.
Que su única duda es si el otro le ama tanto como ama él, y en eso se pelean hasta caer ambos en sus brazos…
Lo llamaría alguno “estado de locura transitoria”, pero posee aspectos que ha de recoger el verdadero amor.
“Su insensatez, su enormidad”…
Jamás verdadero amor ha de perderlos, porque no es él “un acto de la razón” y, por ello, no es razonable.
Pero llega un día para ellos, los enamorados “corrientes”, los que simplemente se dejaron llevar “del cóctel”, que aquello comienza a disminuir e incluso a terminarse.
Y se preguntan ellos qué fue de aquel gran amor.
Sin advertir que aún no habían llegado a AMAR.
Porque, de hecho, no habían CULTIVADO EL AMOR.
“Les caía del cielo” el estar enamorados y ni se les ocurría que tenían que cuidarlo y transformarlo.
Salían solos los sentimientos y las emociones, salía sola la atracción mutua…
Y, sin embargo, había mucho que hacer. Lo que cualquier persona que empieza a amar a otra tiene que hacer.
COMUNICARSE es lo primero. TODO lo que llevan dentro.
Todo es todo. Nada puede quedar resguardado ni secreto porque amor es entrega total.
Muchos aquí dudan. Pero si quieren amar tendrán que saltar al abismo.
Nada de nada esconder.
Ni siquiera pensando que le molestará a la otra persona.
Parte suya del amor será COMPRENDER, que es la réplica adecuada al salto que espera el abrazo por parte de la otra persona.
Y ya están viviendo los dos amor auténtico, puesto que se mueven en LA VERDAD Y LA COMPRENSIÓN.
Es mejor la comprensión que el perdón. Este mantiene como negativo lo que el otro hizo, aunque a partir de ahí lo olvide y lo condone.
Aquella entiende el fallo y el problema y recurre a la humanidad que somos y a la propia, en la cual siempre existe algo que también habría que perdonar, aunque no sea lo mismo que al otro le haya pasado.
Muchas veces nos encastillamos justamente en eso: “Lo que me has hecho, yo nunca te lo haría”.
Y, sin embargo, tú haces otras cosas que pueden ser igual de duras para el otro que lo fue ésta para ti…
Por lo tanto, amig@s mí@s, comprended…
Este darse constante en el comunicar, ha de ser también constante en el tiempo, siendo conscientes de que el valor supremo es amarse ambos, con lo cual llegarán al amor universal.
Ninguna otra relación ni acción puede ocupar la primacía.
Ni el trabajo es más sagrado que ella, como frecuentemente sienten muchos.
Porque reducen entonces su amor a “una cuestión romántica y privada”, con lo cual lo han degradado ya muy por debajo de lo que es.
Ciertamente en ocasiones –y según el cómo de las circunstancias- podrían echarle a uno del trabajo si prioriza el amor.
Pero ¿preferirás que te echen del amor?.
De éste o aquel trabajo puedes marcharte.
Pero el verdadero amor –que es eterno- jamás deberás hacerlo…
Se pierden “amores”, ciertamente. Se deshacen parejas abierta o silenciosamente.
Pero todo ello ya había sucedido antes, porque no se cultivó el amor.
Porque se colocó en la propia escala de valores otro –que se llamó valor- por delante de él.
Pudo ser algo exterior como el trabajo.
O pudieron ser las llamadas “aficiones”.
O más profundamente, lo que la persona consideró “su modo de ser”, que no quiso en forma alguna subordinar al amor.
Y olvidaron que el amor –si es verdadero- reside en el fondo del ser y que es capaz de cambiar lo que somos de dentro a afuera.
Y es por ello otra tarea primordial EL CONOCERSE para poder amar.
SER CONSCIENTE DE SÍ en cada instante, en el ahora, es trabajo de amor y para amar.
Porque esa consciencia DA LIBERTAD SOBRE SÍ MISMO, es capaz de ver que esas maneras de ser que muchos no están dispuesto a ceder, ni son necesarias ni son irrenunciables.
Y el amante verdadero CAMBIA.
Modifica su forma de ser.
Deja de ser –deteniéndolo conscientemente cuando surge- lo que era, que fuera impedimento para el amor.
Y en ello va haciendo verdadero “el entregarse a sí mism@” que lleva consigo el amor…
Hay muchas más acciones que –si queréis amar- habréis de realizar u omitir.
JUICIO, REPROCHE Y EXIGENCIA no pueden figurar en la paleta de quien quiere pintar la vida entera de amor.
El juicio somete al otro al pensamiento propio y/o a su escala de valores. Lo subordina, por tanto, y lo desplaza de la cumbre que ha de ocupar.
El reproche rechaza la acción del otro, la condena como el juicio, y ni la perdona (que es la acción menor) ni la comprende, que es la mayor.
Y la exigencia pisotea su libertad, implica rechazo de lo que la otra persona es, y no puede componerse con nada que en verdad sea amor…
JAMÁS HACER ESO es condición de amar.
Y si en alguna ocasión sucede, inmediata tendrá que ser la acción que lo termine, y su comunicación al otro amante.
Porque esa es acción que está incluida en el amar:
RESOLVER INMEDIATAMENTE LOS PROBLEMAS Y CURAR INMEDIATAMENTE LAS HERIDAS.
Quien ama, quien quiere amar, no puede dejar que los problemas subsistan y se enconen. Y eso sucede si no se abordan y resuelven.
Habrá que recurrir entonces a LA VALENTÍA DEL AMOR, que muchas veces por evitar el conflicto, por no entrar en terrenos resbaladizos, se omite de hecho el afrontar lo que ha de hacerse por amor inmediatamente.
Y hay parejas –que dicen quererse- que prolongan durante días su silencio, ofendidas y rencorosas, negando el pan de la palabra, el de cada día, el pan recién hecho que han de darse quienes se aman.
Eso sucede con LAS HERIDAS.
Ahí pueden dejarse hasta infectarse, esperando la ocasión propicia, o el modo o la manera de sanarlas.
¡Arrojarse inmediatamente en los brazos del amante es la ocasión y la manera!
Nada hay que esperar, aunque no sepas qué hacer.
¿Puedes resistir que quien amas esté padeciendo una herida que le está sangrando, incluso aunque no creas haber sido tú quien la ha infligido? .
No esperéis jamás, amig@s mí@s, ni la ocasión ni la manera ni la fórmula de lanzaros a sanar la herida. ESO PIDE EL AMOR…
No están solos en el mundo los amantes.
Ni solamente –aunque diferente a lo demás- se aman el uno al otro.
Hay otros amores, hay otras personas.
Y para repartir su tiempo y sus acciones entre todos, habrán de cultivar SABIDURÍA.
¡Otra tarea más de quien amar quiere de verdad!
No existen, ni pueden existir, normas que orienten para ello: “Ahora le toca a tal, ahora a cuál”…
Es sabiduría la que ha de orientar.
¡Y tampoco existen normas para cultivarla!
Nada importante del vivir las tiene, acostumbraos, por favor…
Escuchar al corazón y a la mente unida a él (jamás por separado) será lo que dé luz en cada caso.
Y fluirá de ese modo el río del amor, abriendo nuevos brazos y caudales cada vez que realidad y verdad –en las personas- lo soliciten…
Más larga puede hacerse la lista de las tareas precisas para amar. Mas me parece que, quien estas realice, con certidumbre está amando.
Y en ello y con ello está logrando lo que el Maestro del Amor descubrió a los humanos.
Y en esa escuela de amor de dos, EL AMOR ENTERO SE APRENDE.
Y aunque parezca no notarse, SE ESTÁ CAMBIANDO EL MUNDO, AMIG@S MÍ@OS, A QUIENES TAMBIÉN DOY MI AMOR…

 
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Publicado por en 21 abril, 2011 en Sin categoría

 

Los psicólogos y el estrés

Hoy el viento era protagonista del día.
No por demostrar su fuerza, sino su memoria y sus añoranzas.
Caminaba yo a paso lento, fresca la mañana, nubes en el cielo.
Y el viento se mecía entre los árboles.
Sonaba diferente entre los pinos, las arizónicas y los altos árboles de hoja perenne…Los de hoja caduca aún están pujando por crear sus hojas nuevas…
Y el viento sonaba a mar.
Era el mismo rumor que el de las olas.
Y me traía el mar a la montaña.
El viento añoraba al mar…Y no se resistía a crearlo entre las altas hojas…
Le acompañé gustoso…
Y en esos momentos los dos estuvimos juntos en el mar…
Comprendéis de seguro, amig@s mí@s, que en tal situación no experimentaba yo ningún estrés.
Es palabra esa que se pronuncia mucho en estos tiempos. Hay mucha gente estresada…
Parte de ella acude a los psicólogos.
Cuando ya experimentan suficientes daños en su cuerpo, o en su capacidad de concentración y rendimiento laboral.
Es muy frecuente –“muy humano”- pensar en afrontar los problemas cuando ya están enconados. Cuando ya han hecho bastante daño y es más difícil reconstruir la situación.
Diferir el plantearse el problema y diferir, en consecuencia, la solución.
Eso suele hacerse cuando los problemas no se meten por los ojos, como si te has roto una pierna.
La verdad, somos bastante primitivos. Si no vemos con los ojos y tocamos con las manos, no nos enteramos de que sucede algo…hasta que “se materializa” y empieza a hacerse insoportable.
Y piensan no pocos –abandonando su inteligencia
por mantener una vacía idea abstracta – que están siendo valientes en vez de tontos, aguantando y resistiendo lo que tenían que afrontar inmediatamente, en vez de dejarlo crecer…
Pero, al fin, van al psicólogo…
Y empiezan “a tratarse”.
Él, primero, trata de “diagnosticarte”. Escuchándote amablemente, encajando tu situación en su sistema de conocimientos.
No se le ocurrirá decirte –al escucharte- que eres, por ejemplo, un ambicioso.
Aunque esa sea la causa real de tu estrés. Quieres lograr de más, exageradamente de más…Ambición, sencillamente.
Eso te tensa, vives en sobresfuerzo, sólo piensas en eso, ni siquiera descansas cuando llegas a casa, sigues dando vueltas en tu cabeza para ver cómo consigues eso que ambicionas, incluso puede ser que te vayas arrancando pelos de la cabeza mecánica y automáticamente…o que tu propio cabello decide caérsete avisándote de un otoño prematuro y artificial…
No suelen, como digo, los psicólogos recurrir a conceptos que suenen a “morales”, para que su actividad no recuerde a la tradicional de los sacerdotes.
Y hacen bien, que “las morales” como instrumentos de cambio de conducta, aparte de no soler ser libres, son poca motivadoras para la mayoría.
Recuerdo, sin embargo, una vez que escuché a un afamado psiquiatra formular que “la ambición daña la salud y el equilibrio mental”, y no me cabe duda de ello mirándola tal cual es en la mente y el psiquismo y prescindiendo por completo de teñirla con color de moralina.
Mas, como acontece con frecuencia en la psique humana, justo el fenómeno contrario puede ser la causa del estrés: En vez de la ambición, el no aceptar que uno no llegue a determinados “estándares” (como suele decirse laboralmente) que la cultura de la empresa o la mirada de los jefes parecen exigir.
En suma, y con otra palabra que suena a moral, la falta de humildad.
No pongo yo dentro de esa palabra otra cosa que la verdad. Y la describo como la aceptación de la verdad de lo que somos, lo cual incluye tanto lo que suelen llamarse defectos, como lo que se acostumbra a llamarse cualidad.
Con esta forma de entenderlo y vivenciarlo, suceden situaciones que rompen el ambiente mental común, puesto que la persona puede mostrar tranquilamente sus cualidades sin dejar de ser humilde, por el contrario siéndolo contra el sentir común.
Y como todas las cosas que las personas viven de modo auténtico, resultan paradójicas y rompedoras para quienes viven bajo el condicionamiento ambiental.
No aceptar esa verdad quedándose tranquilamente en paz –en cualidad o defecto- es lo que altera el escaso esquilibrio de no pocas personas personas.
Y resulta que, en el fondo, “los opuestos son la misma cosa”, porque el ambicioso se sobrestima y el falso humilde se minusvalora.
Y el pasarse por carta de más o carta de menos, viene a ser lo mismo y llevar a los mismos resultados.
Piensan no pocos que es “egoísmo” quererse a sí mism@, como si hubiera que amar a todos menos a esa criatura que se llama con el propio nombre.
Y tampoco ven, los que tal piensan, que no aman a los demás porque ni quien no se ama justamente a sí mism@ y hasta se odia, no puede amar a otros.
Como ni tampoco quien la ambición le lleva a dañarse, pues por el mismo motivo dañará a los otros…
Es sabia esa justa medida de aceptarse y quererse sin entronizar en sí mism@ la dañina autocomplacencia, ni la igualmente perniciosa autocompasión, los dos “autos” en los que –como ya relaté- no se ha de montar por su peligrosidad “de fábrica”.
Y ante la vieja pregunta de “qué hemos de hacer con nuestros defectos”, responderé enésimamente que para ello está “el darse cuenta”.
Cuando ves que lo eres, puesto en acción, daña a otros seres además de a ti, EL DARTE CUENTA DETIENE ESA ACCIÓN QUE VA A SALIR DE TI.
No dejas de ser, con ello, lo que eres, al menos hasta que la repetición del darse cuenta de nuevo en cada ocasión, o una especial intensidad de él en un instante dado, HAGA CESAR PARA SIEMPRE ESE RASGO DE TU SER.
No es que, con ello, consigas SER MÁS, un ser más importante o virtuoso. Sino –sencillamente y con sencillez- DEJAS DE SER ALGO QUE ERAS.
Lo cual sin duda indica que algo se ha trasformado en tu ser, pero no para exaltarte, sino para dejar de ser algo dañino.
Ni por ello puedes pretender separarte del resto de los humanos, ante todo porque en otras muchas cosas sigues siendo como ellos, y luego porque lo has sido, aunque ahora hayas dejado de serlo.
Y si centrad@ vives en lo que eres, y lo eres AHORA, y te das cuenta aceptándolo, tan sólo deteniendo lo que daña en el momento, JAMÁS TENDRÁS ESTRÉS DE NINGUNA CLASE, con cuya mera ausencia discurrirá tu hacer de modo placentero, trabajarás a gusto y te relacionarás con las personas sin conflicto.
No poca felicidad ha de proporcionarte tan sólo esto, amig@ mí@…

 
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Publicado por en 19 abril, 2011 en Sin categoría

 

Meditar…

Escucho en mi mente a las personas a las que he oído hablar de meditar.
Recuerdo a Flor del desierto con quien hablé de ello, preguntando y preguntando yo para saber qué ponía ella dentro de la palabra. Hasta llegar –gozosamente- a comprobar que ponía lo mismo que yo…
Ella es alguien que todos los días dedica un amplio tiempo, recogida en un cuarto suyo donde quema incienso y se coloca en el suelo, para meditar…
Yo hice algo semejante hace muchos años.
Usaba posiciones de yoga para ello…
Ya no lo hago así.
Mi intento es vivir meditando, y os dejaré, amig@s míos, la intriga de si lo consigo o no.
Y quiero ahora dialogar con vosotros un rato sobre ello, ir dejando pasar las palabras sobre ello y caminar juntos este rato para ver dónde llegamos…
Cosas diferentes hacen las personas que denominan “meditar”.
MEDITAR es algo necesario para quien quiera ser PERSONA TOTAL, cosa que incluye todo nuestro ser, externo/interno, pensamiento y emociones, deseos y temores, decisiones, amor…y cuanto ya casi ni se puede nombrar que constituye nuestro ser…
Eso que unos llaman alma, otros espíritu, otros apertura a la Mente Común, otros a la Mente Universal, otros a La Fuente Infinita de todo…EL INFINITO TODO dentro del cual y como parte suya
vivimos y existimos y somos…
EL SER TOTAL…
Y parece que no es posible cultivarlo sin meditar.
Veamos, pues, y juntos significados que se dan a esas acciones que uno realiza cuando dice “meditar”…
REFLEXIONAR es algo que frecuentemente hacen muchas personas cuando dicen que meditan.
Consiste ello en centrarse a pensar sobre algún asunto o algún problema, darle vueltas en la mente para conseguir aclararlo o resolverlo.
Entiendo que básicamente tratan estas personas de pensar en ello, sea cual sea el asunto.
Incluirán también las emociones y sentimientos que tienen, pero lo harán desde su pensamiento.
Encontrarán acciones ajenas y acciones propias que les produzcan algún juicio de valor.
Buscarán si están acertados o no a tenor de lo que en su mente figure como “criterio”.
Compararán, revisarán información…
Y su reflexión será básicamente “un darle vueltas en su mente” para conseguir una finalidad, aclarar, resolver, decidir…
Esto para mí no es meditar…
CONCENTRARSE es otra acción que buen número de personas estiman como meditar.
Concentrarse en la respiración siguiendo –por ejemplo- las técnicas del yoga.
Concentrar la atención y la consciencia en ello, o en el cuerpo, o en su cenestesia, o en algún chakra…
Esa concentración produce un género de quietud porque expulsa de la atención los pensamientos y demás funciones del psiquismo.
Llegan algunos –según definen ellos- a “quedarse con la mente en blanco”, lo cual también merecería investigarse para saber qué quieren decir exactamente.
Pero, y sin embargo, la quietud y el vacío (si con “la mente en blanco” quieren decir eso) al que llegan es –desde mi punto de vista- “forzado y no natural” para la mente.
Porque están obligando a su mente a que prescinda de partes importantes de sí misma, a ignorarlas.
El “foco de la atención” (como si se tratara de “luz”) se intensifica en un punto y reduce su área.
Y destaca algo sobre lo que la atención no solamente “se centra”, sino que “se concentra”, dejando en oscuridad todo lo demás.
Pierde de ser este acto, en consecuencia, UNA VISIÓN HOLÍSTICA, de totalidad.
Sólo se percibe ese punto, esa realidad concreta.
Y –ciertamente- se emplea mucha energía en ello y pueden obtenerse variados resultados.
Consiguen los yoguis de esa manera un enorme dominio sobre su cuerpo y sus funciones.
Hasta pueden detener su corazón y volverlo a activar…
Tal vez la palabra DOMINAR presida este tipo de actividad mental.
Palabra que cuestiono intensamente porque me parece un uso del PODER que puede ser realmente peligroso.
Y que en todo caso, como ya os he dicho amig@os mí@s, NO ES TOTAL, y no es respetuoso.
Y el respeto, entendido en su válida acepción, es algo que El Amor hace y no se ha de perder en nada ni hacia nada, so pena de desfigurar la mente y sus verdaderas dimensiones…
Hay otra acción que es CONOCIMIENTO DE LA MENTE y, por ello, es sólida y segura.
Porque el conocimiento de sí es el comienzo de la sabiduría, y perdonad que lo repita vez tras vez porque es frase fundamental.
Voy a comentar una forma de realizarla que, para mí, es meditación y es la siguiente:
Dejar vagar libremente la mente, sin interferir sus movimientos, estando solamente atentos a y conscientes de ellos.
Irá así la mente a donde ella quiere (no a donde hayas decidido por algún interés consciente) y darse cuenta de ello es conocerla y es meditar.
Puede realizarse esta acción de diferentes maneras.
O paseando a ser posible en paisaje de naturaleza, o sentándose tranquila y relajadamente en lugar oportuno y solitario…
Y dejar vagar la mente…
Se aprende así lo que ella quiere, más allá de lo consciente, tarea muy importante dado que el 90% de nuestro ser está oculto por debajo de la consciencia, como el iceberg oculta su gran masa bajo el agua.
En este estado de atención y consciencia, hay otra acción meditativa.
“Descubrir los esquemas equivocados de la mente” es aprender.
Y ello –al contemplar el vagar de la mente- aparece en la consciencia.
Y se realiza otro aprendizaje en la meditación…
En esta meditación los aprendizajes son indefinidos. Y se ciñen a la realidad de nosotros mismos que es lo verdaderamente serio e importante, puesto que se trata de transformarnos…
El segundo nivel de la meditación se escapa del intento del meditador.
No hay técnica alguna ni intento del pensamiento o del deseo o de la propia decisión que pueda lograr lo que sucede gratuitamente en ella…cuando “Aquello” quiere.
Se trata del Silencio total de la mente.
No provocado, llegado.
No pretendido, regalado, sorprendente…
Es un don, no un logro ni un resultado de ninguna acción nuestra.
El Silencio es el velo bajo el que se produce el encuentro.
Que es una PRESENCIA que no puede definirse.
Por eso empleo el término “Aquello”, tomándolo de un gran maestro.
Porque no define…
Sí recibe conscientemente la mente, en esa luminosa oscuridad, “los efectos” más perceptibles de tal visita:
Paz y seguridad totales…Felicidad…
La tradición budista traduce la palabra “buda” por iluminado, bienaventurado, feliz…
“Aquello” produce esos efectos en nuestra mente.
Y deja otra huella que puede ser muy duradera:
Quietud en la mente.
Espacio.
Vacío en el que quepa…desde mucho a todo…
Como el vacío en el Universo es el continente…
Puede perderse, al menos aparentemente, si te sumerges en las “reacciones” del depósito de tu memoria, sobre todo subconsciente, dejando de realizar “acciones creativas” ante sucesos y personas.
Pero puede recuperarse, como “volver a conectar” con los regalos que “Aquello” dejó en ti…
Esta es, amig@s mí@s, desde lo que yo puedo ver
la cumbre de la meditación.
No por cuanto he afirmado de que nosotros no podemos lograrlo, penséis que no os va a llegar.
Os puede venir en cualquier momento en que estéis realmente en paz, mirando y escuchando.
Porque “Aquello” es inmensamente benevolente.
Y está abierto a mostrarse a todos los seres, prescindiendo de cualquier idea de mérito o diferencia con los demás.
TODOS SOMOS IGUALES ANTE “AQUELLO”.
Y siempre puede venir…

 
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Publicado por en 18 abril, 2011 en Sin categoría