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Archivos Mensuales: May 2011

Elecciones y protestas.

Tienen relieve en los medios informativos.
Y cuando los hechos alcanzan relieve, muchas mentes humanas piensan que eso es lo más importante que está sucediendo.
¡Los sucesos que más afectan al país!, se dicen…
Y, sin embargo, puedo yo sentir que es más importante un suceso mínimo que descubrí ayer paseando, al ver una mariposa aleteando que parecía una flor:
Que hay mariposas que parecen flores que se han echado a volar…
La mente humana, cuando vive en el tiempo, busca dentro de él causas que dirijan los acontecimientos.
“Los acontecimientos importantes”.
Que si un partido político, ante una derrota, maniobra para intentar “ganar”…
¿Y QUÉ ES GANAR?…
O que si una muchedumbre de jóvenes –y no tan jóvenes- protesta contra una gran injusticia, se indigna ante ella.
Ciertamente está ahí la injusticia.
Y es coherente para la mente humana indignarse ante ella.
¿PERO QUÉ ES LA INDIGNACIÓN?…
Ambos son sucesos que tienen pretensiones de futuro.
El desconocido futuro que nadie sabe.
Ambos pretenden lograr que el futuro sea diferente.
Ambos viven el presente hacia el futuro.
Ambos sienten eso que llaman “esperanza”.
Ambos viven su vida EN EL TIEMPO, EN EL DEVENIR.
Ambos viven esperando…en vez de VIVIR AHORA…
Sé que lo que digo es muy difícil de entender, casi nadie lo entiende.
PORQUE VIVIR SÓLO ES VIVIR AHORA.
NO HAY UN MAÑANA, EL MAÑANA ES HOY.
Y me diréis: “¡Pero qué dices, mira la historia!”…
Y yo os diré: “¿No reconoceis los mismos patrones en la historia?…¿No veis al mismo ser humano de siempre viviendo como siempre?…¿No advertís que somos LA MISMA COSA con distintos ropajes?”…
No somos seres diferentes de los griegos antiguos (¡y casi qué mas quisiéramos!), o de los chinos del tiempo de Lao Tsé (¡y quién tuviera su sabiduría!)…
El ser humano no ha cambiado en toda su historia.
Sigue siendo igual.
Dentro de nosotros siguen habitando el odio y el afecto (que no el Amor), el deseo de ganar y la indignación…
Y si no cambia, amig@s mí@s, la sustancia humana, ¿cómo va a ser realmente diferente la historia?…
Vieja frase popular decía que “son todos los mismos perros con diferentes collares”.
Pero importante es ver que “los perros” no son los demás, sino nosotros mismos…
“Si tú cambias, cambia el mundo”, medítalo.
Si en un organismo una célula se sale del patrón del organismo, el organismo acaba por cambiar…
¡Lo pienses “ para bien o para mal”: La vacuna o el cáncer!…
PORQUE LA SEDE DEL CAMBIO NO SON “LOS MOVIMIENTOS IMPORTANTES”, SINO EL SER INDIVIDUAL.
No son ni los partidos ni las masas.
Esos sólo escriben la superficie de la historia.
¿Qué os parecería si los cien hombres más poderosos y adinerados del mundo, cambiaran profundamente en SU SER?
O quizá sólo cincuenta…
Probablemente pasarían muchas más cosas que con esos aparentes y superficiales cambios de muchos.
Y muchísimo más pasará cuando “un número crítico” de seres individuales, SE TRANSFORMEN…
LO ÚNICO IMPORTANTE QUE SUCEDE EN ESTE PLANETA ES LO QUE PASA DENTRO DEL SER INDIVIDUAL…
Percibirlo es un avance enorme.
Aunque un@ siga siendo igual.
Ha cambiado el eje de la atención, de la importancia, de la acción y la dedicación…
Hay quien dice que eso es “egoísmo”.
No sabe bien lo que dice, porque justamente ese enfoque es el único que afronta al “ego”, el que “desactiva”su acción…Es decir, elimina el egoísmo…
La consciencia de sí es la capacidad que lo consigue, no los intentos “voluntarios” de “no ser egoísta”.
La “voluntad” no puede hacer nada contra el egoísmo, porque la voluntad procede del ego.
La llamada voluntad no es otra cosa que “concentración de deseo”.
El deseo está interferido por el ego. No nace en el ego, el deseo es la energía de la vida. Pero interfiere en su dinámica, se apodera de ella siempre que puede.
Y convierte el deseo –en cuantas ocasiones consigue interferirlo- en energía destructiva.
Siendo así que el deseo no lo es, la vida se manifiesta en él. Pero no puede parar su dinámica ascendente, ir subiendo de un deseo más elemental a otro superior…Indefinidamente.
Si los deseos se detienen en un objeto, si se fijan, si le quitan su relatividad y lo absolutizan y lo deforman…
Grandes caminos hay en el interior del ser humano, grandes tareas, grandes posibles proezas…Mucho más efectivas para el cambio de la humanidad, mucho más importantes.
Los sucesos externos –perdonadme, es así- no tienen eficacia para que el ser humano cambie.
Sólo puede cambiar desde el interior, y desde lo más profundo.
A donde no llegan los partidos políticos, las manifestaciones, ni siquiera las organizaciones religiosas…
Enfocarse, por tanto, a sí mism@, conocerse y usar el poder de la consciencia en el ahora, esa es la línea adecuada de acción.
Lo demás es irrelevante.
Aunque os parezca absurdo
Quizá si os deteneis a mirar LO QUE ES el ser humano, llegareis a ver que sólo cambiando ese ser se cambiará su acción y cambiará la historia…

 
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Publicado por en 31 May, 2011 en Sin categoría

 

La certeza y el amor.

Si amas, quieres tener la certeza de amar.
Y quieres tener la certeza de que te aman.
Y, sin embargo, el amor es misterioso.
Se resiste a las certezas.
Porque no se puede demostrar, como no se puede demostrar que Lo Sagrado existe, que la vida no se acaba con la muerte, que existe lo que no vemos ni la ciencia tiene medios para demostrarlo.
Porque casi todos los comportamientos humanos pueden explicarse por muchos variados motivos y razones.
Hasta aquellos que parecen provenir del amor.
No puedes demostrar que el amor es eterno antes de que suceda la muerte.
Y cuando sucede, sólo puedes demostrar que llegó hasta allí.
Pero ¿cómo una vida temporal y limitada puede demostrar que el amor es eterno?
El amor no se puede demostrar.
Y, por tanto, a ese nivel no puede existir su certeza.
Del amor no hay comprobación científica.
De las cosas más importantes de la vida, no hay demostración científica.
Y es, sin duda, una ilógica deducción obtener de ahí la conclusión de que esas cosas importantes no existen.
No demostradas sí, pero ¿por qué no existentes?.
Ni es lógico ni es convincente.
Ha de haber, por lo tanto, otros caminos diferentes a la certeza de la demostración.
Caminos que aún la ciencia (por otra parte atrasada en sus certezas respecto a otros saberes) no ha exploradp, ni tal vez nunca podrá explorar.
Tú puedes tener la certeza de que amas y te aman.
Y no poderlo demostrar.
Tú puedes saber de ese amor que supera al tiempo, al espacio y a la muerte.
Puedes saberlo tú y saberlo quien te ama.
Pero los demás no lo sabrán.
Se podrán hacer todas las cábalas, todas las interpretaciones psicológicas, tener todas las dudas y razones que ellos quieran.
Pero los que aman lo sabrán y ellos no.
Un saber y una certeza diferentes, algo que se hallará en lo más hondo de su corazón.
Y que será capaz de afrontarlo todo, todos los problemas y conflictos, todas las dificultades que los demás pongan, todas las que la vida traiga.
Y ellos –que saben- saldrán victoriosos de todo mientras los demás dudan.
Porque si algo existe que rompe todas las normas, todas las leyes, todas las convicciones y todas las certezas…¡es el amor!…
El verdadero amor, sin duda alguna.
Que de amores pasajeros está la tierra llena.
Ese amor infrecuente y raro, ese amor que casi ni puede entrar en estadísticas.
Ese amor que es envidiado y que muchos intentan destruirlo por envidia.
Ese amor que es atacado porque su misma existencia denuncia la pequeñez y falsedad de los amores habituales, los corrientes, los vulgares.
Ese amor que casi todos pretenden rechazar, no aceptar que exista, juzgarlo como rareza o engaño o fantasía…¡Porque ellos no lo tienen!…
La simplona consideración del pensamiento :”Si no existe ese amor, no tengo nada que reprocharme”.
Y se desestima igual que se desestima a las personas extraordinarias, buscándoles fallos y defectos, intentando mostrar que son “corrientes y vulgares y como yo”.
No soporta el ego tales cosas, “porque le dejan mal”.
Llamadlo orgullo o soberbia o envidia, ¿qué más da?.
Es simplemente esa vileza del ego humano, esa ruindad que se camufla “de realismo”, esa negatividad que se quiere convertir en sensatez…
La astucia y falsedad del “ego” humano que es el radical y eterno enemigo del amor.
El astuto que siempre se pretende camuflar.
No puede ir a las claras contra nada valioso de verdad.
Se dedica a socavar.
A ver qué cosas “sensatas” no se tienen en cuenta, a ver cuándo “no se está siendo razonable”.
Nunca te dirá “no seas generoso…o no ames”.
De frente no.
Porque el ingenuo consciente se daría cuenta y no se dejaría llevar.
Te dirá “mira, estás exagerando”…”te pasas de rosca…” “¡caramba, eso no es amar!”…”tienes que tener en cuenta que…”
Socavar.
Introducir pensamientos, el gran instrumento del ego cuando funcionan fuera de su campo, en la vida interior…
Intentará introducir toda clase de sutilezas, cuanto más razonables parezcan, mejor.
Igual que los poderes eclesiásticos y civiles intentaron secuestrar el mensaje del Amor, el indomeñable, el que supera la razón, el que no se puede someter a norma alguna, el que era esencialmente incómodo para todo poder…
Y secuestraron el mensaje de Jesús…
¿Cómo no va a intentar socavar el concreto amor que se presente a su alcance?…
Atacará su certeza.
Atacará su verdad.
Atacará sus manifestaciones…
No podrá cesar, siempre estará atacando.
Por ello el amor ha de estar atento a cuantas astucias intente producir el “ego”.
No se puede dejar engañar.
Y por ello no puede dejar que el pensamiento despliegue sus madejas de astucias.
¡Si amas, no pienses!
Piensa para trabajar, para organizar lo material.
¡Pero nunca pienses para amar!
Si lo consientes, ya has dejado que se introduzca el veneno.
“Que si tú amas más que la otra persona”…
¿No ves que la comparación es una de las argucias del pensamiento?
Si en verdad tú amas más, ¡eso es gloria tuya!
¿O crees que amar es responder a la otra persona en la misma medida con que ella te trata?
¡Eso le gustaría al “ego” ruín para destruir el amor!
O bien el “no me comprende”…O bien el “no me corresponde”…O bien…lo que fuera que sea “pensar”…
Y te dirá el “ego” que cómo vas a renunciar a pensar, que eres un ser racional y dejar aparte el pensamiento es una insensatez y una traición a tu dignidad de ser racional…
Y nada te dirá, por supuesto, de que el pensamiento es el instrumento adecuado para la organización de lo puramente material o de los aspectos humanos materiales, incluídas las normas de convivencia…¡PERO NO PARA LO INTERNO DEL SER HUMANO, NO PARA LOS ASUNTOS HUMANOS QUE SE ESCAPAN POR COMPLETO A SU COMPRENSIÓN Y –POR ELLO- A SU CONTROL!
Y más que en ninguno de ellos…¡EN EL AMOR!…
“Si amas, no pienses”.
Míralo bien, medítalo bien.
Conoce tu “ego” porque él es la quinta columna que trabaja contra el amor.
Mientras él actúe, no es posible el amor.
Serán posibles “afectos”, mayores o menores.
Pero no el amor.
Porque el “ego” puede poseer el cerebro humano.
Pero el amor no cabe en el cerebro…
El amor siempre está y va más allá…

 
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Publicado por en 24 May, 2011 en Sin categoría

 

Si amas a una mujer…

Habrá sucedido algo cuya importancia puede que no hayas llegado a comprender…
Según tu edad, tu carácter y tu estilo, habrán sucedido no pocas cosas antes.
Primero, sin duda, ha figurado la atracción.
A veces, y paradójicamente, se ha podido comenzar por el rechazo, que hay personalidades que –por opuestas- primero se repelen y después terminan atrayéndose.
Hoy en día, tras haberse creado el ciberespacio, ya no es imprescindible haberse visto antes. No pocas parejas se han formado tras conocerse hablando, y escribiendo más bien, y verse cuando ya su relación era intensa por la red.
A la postre, y cualesquiera fuera la manera inicial, ambos “se gustan”, se atraen, se interesan…
Y llegan detrás los sentimientos y emociones creciendo más y más como cemento y cimiento de la relación.
Si comenzó al verse –y eres el varón- me parece importante señalar qué miraste primero y qué te impactó más, su rostro, su mirada, sus rasgos, su figura…
No me parece prometedor para relación que conduzca seriamente hacia el amor, que mirases primero su figura, las zonas de su cuerpo que levanten la atracción sexual.
Esencial es, sin duda, que los cuerpos se complementen para el amor, que se atraigan. Pero no es el sexo propiamente lo que señala la atracción más importante entre el hombre y la mujer.
Puede incluso convertirse en una trampa que impida que se llegue hasta el amor. Pasión sexual tan sólo, puede ser provisional y –satisfecha- dejar de encerrar ya la atracción.
Y fallan así no pocas parejas que pensaban amarse…colocando sólo en la superficie lo que llamaron amor.
Los cuerpos “han de gustarse”, sin ser ellos el eje de la relación. Que el amor no es un mero impulso físico, sino tanto más que muchos no llegan nunca a descubrirlo…
Primero, pues, los ojos, la mirada y el rostro.
Puertas del alma han sido llamados y no en vano…Que de ellas proceden la percepción y la palabra, y ella es el cuerpo del alma…
Cuando el cerebro percibe que los dos pueden recorrer el camino previsto por la especie, administra su exquisito cóctel hormonal y se han creados dos enamorados.
¡Cuántos en ese instante se engañan creyendo que han llegado ya hasta el amor!
Porque el cerebro, que es sabio, con su cóctel suscita muchas emociones unitivas. Y hasta sentimientos más profundos.
Suelen diferenciarse estos de aquellas “por su duración”.
Volanderas son las emociones, mucho más estables los sentimientos.
La emoción surge y avasalla. Pero ¡cuantas veces como vino se fue!
Los sentimientos arraigan en terreno más hondo del corazón, sobreviven y se mantienen incluso sin la cooperación de la emoción. Y hasta ellos son quienes mejor pueden suscitarla…
Mas aún con todo ello no se ha llegado hasta el amor.
Pueden incluso emociones y sentimientos, unidos ambos a la atracción física de los cuerpos, generar historias de aparente gran amor.
Se remueve el corazón, se remueven bellos sentimientos.
La luna es confidente, la noche presencia escenas de pasiones y de abrazos, los jardines románticos se adornan con la doble figura enamorada, el mundo se trasforma ante sus ojos, todo cobra nuevo color y nueva vida.
¡Muy bello es contemplar a hombre y mujer enamorados!
Casi es difícil encontrar mayor belleza porque ellos concitan en torno a sí todo lo bello…
¡Pero, ay, que cuántos enamorados se perdieron!
¡Que cuántos en el bello camino dejaron de sentir tanta belleza!
Que la sublimación que experimentaron de sí mismos, él de ella, ella de él, comenzaron a enfrentarse con hechos y conductas que los dos no sospechaban, que introdujeron la prosa de la vida, que se empezó a pasar la primavera, vino el verano agostando plantas y flores, llegó el otoño y cayeron muchas hojas, y el invierno rudo les enfrentó a la pérdida de adornos que eternos pensaban en lo que pensaban su amor…
Y el pretendido amor se fue.
Y la intensidad de la atracción física se redujo.
Y comenzaron a hacer el sexo en vez de hacer el amor.
Y sustituyeron pasiones y emociones y sentimientos brillantes y gloriosos por cierto tranquilo “cariño” con el que (pensando que es ley de vida) caminaban viviendo juntos en pareja con mucha “inercia”, porque la mezcla de aval social a la pareja establecida, la presencia en el hogar de los hijos, el trabajo ladrón de las emociones y creador de costumbres fijas, las aficiones individuales y puede que pocas compartidas, los amigos por un lado, las amigas por otro…se fue creando entre ellos la distancia.

Distancia más o menos cómoda, más o menos convincente. Pero distancia.
¡Pero justamente“INDISTANCIA” es signo del amor!.
Y ellos crearon la distancia.
Y empezaron a sumarse en esa matemática de la pareja en la que “uno más uno, es igual a dos”.
Y convencidos “racionalmente” de que –obviamente- ese es el resultado de la suma de dos personas.
Dos personas que mantienen, cada una, su propia personalidad y su carácter.
Dos personas con sus propios y diferentes gustos, salvo en aquellos en que siempre coincidieron.
Dos personas con sus propios criterios y su concreto modo de afrontar la vida, sus estilos personales…
“Obvias” matemáticas y obvio resultado de esa suma que puede mantenerles mucho tiempo “en paralelo”, resistirse así muchos años, aun después de haberse perdido la llama y la belleza.
En un escrito llamé a esa forma de vivir en paralelo, “el paralelismo terminal de la pareja”.
Puede ser que lo mantengan hasta quizá toda su vida.
Puede ser que aparezca “la aventura” para cualquiera de los dos o para ambos.
Algo que de nuevo da color y brillo a la emoción, algo que regenera sentimientos.
Porque a la postre el vivir se nutre de emoción.
Solamente si has ingresado en el gremio de la robótica puedes vivir sin emoción.
Y en tal paralelismo, la “aventura” se hace prácticamente inevitable…
Y hasta surgen “teóricos aficionados” que defienden la aventura como elixir útil a la pareja.
Además del viejo “machismo” que sigue prolongándose fuera de tiempo en la historia, y que mantiene siempre, claro está, que “el hombre es hombre y, en el fondo, no es monógamo, que tiene sus necesidades”.
Aunque ya resulta un hecho que muchas mujeres occidentales se han quitado “el velo árabe” que impedía que sus ojos vieran claro, y al machista pueden responderle “si tienes tus necesidades, yo las mías”…
El camino paralelo de los dos que son dos, cada uno con lo suyo, ajustadas sus distancias según no pocos parámetros, conformes ambos, o manteniendo a presión tan triste pareja…
Suele la mujer, más sensible que el hombre en general, haber detectado la situación.
“Tú ya no me quieres”, suele decir.
Y ella intenta, también más amorosa en general que el hombre, reactivar los sentimientos y reverdecer el amor.
Pero suele fracasar.
Y avanza el paralelismo terminal de la pareja…
Pero otra suma he de recordar, inevitable, que por desgracia tiene muchos más adeptos de lo que suele pensarse.
La suma aquella en que, a uno, se le suma medio, y da siempre no más de uno y medio.
Sacando decimales se pueden hacer muchas otras operaciones. Que si es, por ejemplo, 0.80 más 0.50, resulta un 1.30…
Pero la esencia del caso es la misma.
Uno de los dos es una persona y la otra no llega a serlo.
O quizá ninguno de los dos llega a la entereza de una persona.
Y la una domina a la otra.
Y la otra está subyugada.
Cuando esto sucede, ninguna de las dos es una persona completa, porque –si una hubiera- jamás subyugaría a la otra, jamás la quitaría valor ni importancia, jamás intentaría someterla a sus esquemas ni criterios.
“Juegos psicológicos” se llama a esta manera de vivir la relación de dos.
Dañina forma de vivirla de la que ya he hablado anteriormente…
Y queda aún la infrecuente suma.
Aquella en que, los dos sumados, dan más y hasta mucho más de dos.
Aquella en la que no hay vivir en paralelo.
Aquella que es capaz de conservar y mantener siempre la fase enamorada.
Aquella en que siempre se conserva la belleza.
Aquella en que los dos y cada uno se abandonan a sí mismos para entrar en el otro y transformarse.
Aquella que deja de regirse por lo razonable.
Aquella en que desaparece la distancia.
Aquella en que los dos se mezclan y se comparten, y hasta llegan a sentir que no saben ni dónde termina el uno, ni dónde comienza la otra.
Aquella en que los dos ya no se suman, se multiplican.
Aquella en que se estrenan nuevas regiones del sentir y del pensar.
Aquella en que existe “la empatía”, “la simpatía” y la “comprensión emocional”.
Que se siente lo que siente ella (que hablo desde “él”), que se siente “con ella” lo que ella siente de los valores, que se comprende su emoción, sentimiento, pensamiento y decisión…
Aquella en la que se supera el mundo del sentir, invadiéndolo todo el verdadero amor, invadiendo el cuerpo, el corazón y la mente.
Que una mirada suya te conmociona.
Que su sonrisa te arrastra a la alegría,
Que su tacto te enerva.
Que estás sintiendo todo el tiempo con ella.
Que piensas como ella. Y si ves que se equivoca, como parte suya se lo muestras y los dos veis juntos.
Que ella es tu mejor amiga y amigo…
¡Y todavía más!
Que aquello que fuiste, desaparece.
Que tu memoria empieza con ella.
Que la vida entera la vives en unión con ella.
Que se ha realizado una operación alquímica, se ha transformado el plomo en oro.
Que al fundirse los dos sucede algo cósmico, aunque nadie pueda verlo: ¡Una nueva estrella ha nacido en el Universo!…
Amigo mío, si quieres de verdad a una mujer, hasta que no llegues ahí NO HAS LLEGADO AL VERDADERO AMOR…

 
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Publicado por en 21 May, 2011 en Sin categoría

 

Conozco a alguien que me ama…

Se llama Día y se llama Noche.
Se llama Helios y se llama Gea…También la llaman Gaya…
Se llama Aiere, y Viento y Montaña y Mar…
Se llama Árbol y Flor.
Se llama Hierba y Yedra y Genista.
Se llama pájaro, gorrión y mirlo, halcón, ánade, somormujo…
Se llama Sara y Gerardo y Julio…Se llama Isabel que me abrió otra frontera…Alberto, eterno amigo…Y Ana y Eva y Carol y Lucía y María de muchos sobrenombres, del Camino, de los Angeles, del Mar, del Monte y de la Peña…Se llama Miguel Angel y Manuel, Iñaky y Roberto…
Y muchos otros nombres también se llama…
Y otros pequeños seres a quienes llamo Bimba, Reina, Alba, Chiti y Bambang. Junto con Katia y con Faruca…
Y cuantos ni siquiera tienen nombre…
O son sus nombres entre claros y herméticos, el fractal, el pozo cuántico, la binaria estrella, el quásar, la materia oscura, el agujero negro…La estrella azul, en la que he estado, donde se reúnen almas por la noche, donde en el centro hay una fuente de luz azul que torna transparentes a los seres…
Y se llama Pléyades de presencia de seres avanzados y maestros, que en la noches en silencio guían a muchos discípulos y discípulas desconocidos.
Y siguen en riada más seres que conozco que me aman porque les amo yo.
Muchos invisibles a la pobre vista e intangibles al escaso tacto de mis sentidos.
Muchos que presiento a veces, que llamaron ángeles y guías y maestros…
Le pregunto muchas veces a la noche y la escribo.
Le cuento cómo amo. Le cuento mis deseos y emociones. Le cuento mis temores para que se vayan. Le muestro que soy débil porque soy hombre…
Al Día le festejo y con él canto.
Y difundo su música en mi entorno.
Y siempre la música le llega a quien yo amo, aunque tal vez ni siquiera lo sepa.
Hermano soy del Hombre y de la Mujer enamorado.
¿Qué tiene de extraño que ame a La Mujer si soy El Hombre?…
Al Universo amo y Él también me ama.
De su expansión eterna participo.
Con Él crezco cada día, con Él me extiendo más.
Con Él creo el Vacío y el Espacio.
Con Él escojo libremente las innúmeras posibilidades.
Con Él entro en la inconsciencia desde la consciencia y habito la luz y la oscuridad.
En el mundo de los sueños, de la mano de quien amo, vuelo y subo hasta el confín de lo que existe.
Y conozco también que existe más allá de lo que existe.
Sé que se difunde por todo el cosmos (o por el caos que ahora entienden no pocos) una radiación que permitió medir la edad joven de este nuestro Universo.
Aunque nadie ha podido ni podrá medir la Inmensa Mente que lo rige.
Esa Mente que se dirige más allá de Sí Misma.
Esa Mente que conoce todos los orígenes.
Esa Mente que sabe que más lejos y más cerca, hay Algo cuyo nombre no puede pronunciarse.
Algo que excede esa Mente y las pequeñas mentes.
Algo que, sin embargo, se puede hacer presente.
Algo que responde por encima de mí mismo a mis preguntas.
Algo que conozco connfusa y misteriosamente y que sé que me ama.
Que sé que da fundamento al amor mismo.
Que me atrevo a nombrar con una palabra incomprensible y cercana.
Algo que llamo EL AMOR, EL INFINITO AMOR, EL MISTERIOSO AMOR…

 
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Publicado por en 18 May, 2011 en Sin categoría

 

Palabras bellas.

Si no logras detener el pensamiento para tu vida interior, amig@ mí@, te sugiero que hagas al menos otra cosa:
Llénalo de palabras bellas…
Recuerda que tú configuras tu cerebro, por la plasticidad de sus neuronas.
Aquello que llena tu cerebro, en ello se convierte él.
Si son tus pensamientos negativos, tu cerebro supura pestilencia.
Si son tus pensamientos positivos, tu cerebro rezuma salud.
Si son tus pensamientos bellos, despide tu cerebro resplandor.
Si tus pensamientos son solamente el eco del amor que desborda al cerebro, de él brotará energía y felicidad…¡El aura de un dios o de una diosa!…

El carrusel del pensamiento puede transformarse aunque no sepas detenerlo.
La memoria puede guardar solamente cosas bellas, si tú quieres.
Aparte de los conocimientos que precises para trabajar y moverte en el mundo material, ¿para qué necesitas pensamientos negativos?
¿De qué te privas si no los tienes?
Quizá, en las reuniones, te prives de criticar.
¡Pero tranquil@, que los demás suplirán a toda prisa tu ausencia!, ¡Ya se encargarán ell@s!…
Quizá se te ocurra que no vas a disponer de defensas frente a la gente ladina, astuta, que te quiere engañar y manipular…
Pero mira, algo muy sencillo y claro:
Tú puedes ver lo negativo que exista fuera de ti sin contaminarte de ello.
No te contaminarás si simplemente lo ves, sin por ello juzgar a la persona.
Pueden serte muy claras las maniobras engañosas que estén en la mente y la acción de otros.
No convertirlas en maniobras tuyas, no actuar ni pensar ni sentir como lo hagan esas personas.
Ni las insultes ni denigres porque sean lo que son.
No lo necesitas tú para no serlo.
Y un poco ya te haces como ellos al hacerlo tú.
Lo que ell@s sean, es su propio asunto, y tú puedes respetarlo, tomando tus defensas adecuadas y limpias.
No asumas las suyas aceptando una creencia: ¡que ellas son las eficaces!.
Para hacer daño, lo son, qué duda cabe.
Pero como tú no quieres hacerlo, no habrás de imitarlos.
Al revés, podrás seguir siendo tú mism@ mientras ellos son como quieran ser.
Si ellos son lo que son ¿por qué no vas a ser tú lo que eres, lo que actúes creativamente en tu cerebro y tu mente?
¡Qué simplón, tristón y ramplón es ese pensamiento que anida en muchas mentes, de que hay que ser como los demás!
¡Gregarismo puro! ¡Ala, todos en manada!
¡Donde vaya la grey!…
Pues recordad que hay una palabra, “egregio”, cuyo significado primero es “el que sobresale de la grey”.
Y de ahí se ha derivado a señalar personalidades notables, fuera de lo común.
¡Pues sed egregi@s, amig@s, en vez de gregari@s!
Y recordad que para ello, ni vuestros pensamientos, emociones ni palabras pueden ser los mismos que los del rebaño.
Depositad bellas palabras en vuestro pensamiento.
Leed cosas bellas.
Asomaos, por favor, a la poesía que es expresión del sentimiento en la belleza.
Leed novelas o ved películas que describan mundos bellos, o que describan éste bellamente.
Otro pensamiento que se ha instalado, más probablemente en personas llamadas “cultas”, es que las obras de arte, en literatura y cine, tienen que ser –para ser “buenas” o espectaculares o llamativas-
escabrosas, soeces, descriptivas de mundos marginales y endurecidos, amargas, desesperadas…
Diría yo que el verdadero arte -¡que ha de ennoblecer la vida humana!- sería el que, aun esos mundos, sepa describirlos bellamente y encontrar belleza en ellos mismos…
La belleza siempre es noble.
Y más que la belleza de los cuerpos (que puede ocultar corazones y mentes llenos de fealdad), la belleza de las palabras, de los pensamientos y emociones, de los actos verdaderamente humanos…
El acto heroico, el acto solidario, el acto de comprensión y de acogida, el acto sencillo que muestra la sencillez de la persona, o la ternura y el afecto…
¡Tantos actos humanos son bellos!
Así pues, como os voy diciendo y sugiriendo, cuando no podamos deterner el carrusel del pensamiento para que nuestra mente VEA y para que en verdad sea libre, entonces al menos, LLENÉMOSLO DE PALABRAS BELLAS…

 
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Publicado por en 16 May, 2011 en Sin categoría

 

Resonancia y eco.

La resonancia y la música son propiedades de los seres.
No sólo del ser humano, por supuesto.
De todos los seres.
Hay que olvidar la habitual perspectiva humana.
La que se centra en lo que son habitualmente los humanos. En sus sentidos escasos, en sus pensamientos condicionados, en sus emociones egocéntricas.
¡Qué cansado es ya seguir la visión del ego humano!
¡Siempre él y sus intereses!
Olvidando la inmensa Realidad que le rodea y a la que él pertenece aunque se niegue a ello…
Todo resuena y tiene eco, porque dentro lleva una enorme distancia hasta la base de su ser.
El árbol no es solamente el árbol, ni el monte sólo monte.
Ni la flor se acaba en su contorno y en su aroma.
Todos los seres son más de lo que vemos y pensamos, incluso de lo que sentimos, porque muchas veces los sentimientos estás encerrados en cárceles de pobre pensamiento.
Y si nos mantenemos ahí, no llegamos a percibir casi nada de la inmensa Realidad que nos rodea.
Hay que pararse a mirar y escuchar para lograrlo.
A invitar a nuestra mente a la quietud.
A que ella se vuelva un lago tranquilo y se pueda seguir a la piedra que en ella cae hasta el fondo total.
Porque también en ella sucede lo que en los seres:
Hay una enorme distancia hasta el fondo, y existe en ella resonancia y eco.
Hay que negarse, por tanto, a la vivencia plana.
A quedarse en la superficie de las cosas.
Hay que afirmar el seguimiento de su ser hasta lo último que llegue, acompañarlo en su decurso y expansión.
Quitar sus velos, “desvelarlo”…
Verlos en su desnudez total, en su esplendor.
Lo cual no puede hacerse sin amor.
La desnudez total solamente se entrega al amor…
Y si tu mente está quieta, y si miras y escuchas sin filtros ni barreras, ella llega a ti.
Si no llega es solamente porque tú se lo impides.
Ella se está entregando.
Ella está a tu alcance, no pone ningún obstáculo.
Se muestra como es, con toda su hondura, su resonancia y su eco, con su música de estrellas y de flores.
Y puedes perderte allí con ella, con esa Realidad que es Verdadera.
Puedes olvidarte de ti y quedar suspendido en su Belleza.
Puedes abrazar la Realidad hasta ser ella, porque cuando el ego calla, desaparece la barrera entre los seres.
Puedes ser el árbol y el monte, puedes ser la hierba y la flor.
Puedes incluso ser el otro ser humano que ves pasar, o que contigo vive.
Si el ego calla, puedes serlo todo.
Cada ser próximo o remoto, sin distancia ni tiempo que de su ser te separe.
Porque al callar el ego, puedes amar.
Y amar es indistancia…
Si has vivido verdadero amor, lo sabrás.
No lo sabrás si no has llegado a vivirlo.
El amor supera el tiempo y el espacio, supera toda distancia.
El amor diluye las barreras entre los seres, los hace permeables los unos a los otros.
El amor nunca dice “yo” porque el “tú” desaparece.
El “tú” es el “no yo”. El tú lo ha creado el ego.
Y lo mío y lo tuyo. Y la lucha, la violencia y el conflicto.
Cuando “el ego” no está presente, está presente el amor.
Porque el amor es la esencia natural de todo, y lo natural aparece cuando desaparece el artificio.
No puede el ser humano –si es consciente- admitir que “el animal astuto” que se oculta en el subconsciente es su verdadera realidad.
Ese es y está compuesto del barro y del polvo de los siglos que guardaron en él todos los errores, toda la barbarie.
Pero tu ser ha nacido nuevo, aunque muy pronto aprendió los errores de esta raza.
¡Puedes distinguir tu verdadero ser de todo el barro que le oculta!
Puedes desenterrar el diamante y la luz, la resonancia y el eco y la música que suena en las estrellas.
Porque ellas son parte de ti.
Porque eres uno con el Universo entero, aunque todavía no lo sepas.
Y fuera y dentro de ti ¡hay tanta inmensidad!
Y, por encima, y por dentro de todo lo Real, ¡ESTÁ EL AMOR!…

 
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Publicado por en 14 May, 2011 en Sin categoría

 

El gozo de la libertad

El sol vuelve a nacer de modo nuevo tras los montes.
Ni él ni la tierra repiten el punto del espacio.
Vuelan libremente, descubren el nuevo espacio.
Los tonos de la luz son diferentes, sus secuencias distintas.
El resplandor.
El suave plateado de la cinta dibujada sobre los montes.
A veces un toque de oro, otras de rosa…
Hasta escalar el firmamento y reinar en él…
Gozando de la libertad…
Ellos son lo que son y con ello se compenetran.
Son libres y gozan de su libertad.
En su perpetuo movimiento siempre nuevo…
Los humanos solemos pensar que sólo nosotros somos conscientes.
Un complejo adolescente. “Como yo, no hay nadie…”
Pero la consciencia está repartida por todo el Universo…
Él mismo posee una inmensa Mente, la Mente Universal.
Algo tan enorme que no podemos ni imaginar…
En los planetas, en los soles, en los astros, en las estrellas…
Por todas partes está.
Y con ella, el gozo de la libertad.
Nuestro ser es libre por sí mismo y es consciente.
Pertenece a la gran familia del Universo.
Y como ella podemos gozar de nuestra libertad.
Para ello es preciso retornar a la inocencia.
La inocencia es ser lo que se es.
No lo que hemos ido acumulando sobre nosotros, los mil falsos aprendizajes, esa carga que hemos asumido tanto que hemos llegado a convencernos de que somos eso.
La carga del subconsciente de la Humanidad.
El barro y el polvo del camino que nos cubre y nos engaña.
Pero con cada uno de nosotros llega algo nuevo al mundo, algo especial y recién nacido, algo inocente.
La libertad es inocencia.
La libertad es la limpieza completa de la mente.
La total ausencia de condicionamientos.
El estado natural.
Prácticamente no lo reconocemos, porque apenas nacidos empezamos a recibir los mensajes de la raza humana.
El niño y la niña, al principio, son “marcianos”, decía Eric Berne.
Su mente no funciona como la humana.
La humana piensa, la suya “ve”.
Está en contacto con sus necesidades básicas. Con la necesidad de amor incondicional, de ser recibido en la vida totalmente, sin ninguna condición.
Y con la necesidad del estímulo constante, la percepción, la sensación, la vivencia…La curiosidad enorme, el hambre de estímulo…
El proceso natural del cerebro y de la mente pasa –de la sensación- al par INTELIGENCIA/SENSIBILIDAD.
Para conocer los procesos materiales, crea imágenes, ellas suscitan la activación del banco de datos, de la memoria. Y tras ello se aplica el pensamiento, la capacidad adecuada para conocer lo material…
Pero para la interioridad, hay que saltar el pensamiento. Hay que saltar el banco de datos, la memoria.
Solamente así la percepción y la sensación llegan puras a la inteligencia y la sensibilidad.
Y generan libertad…
Y la libertad es gozo.
Porque es inmensidad sin límites.
Es apertura total a todo.
Es crecimiento constante.
Es percepción y vivencia sin reglas ni limitaciones.
Es novedad.
Es vida…
¡Y por todo ello es gozo!…
Dejar la mente limpia de todo condicionamiento, es libertad.
La mente vacía. Como la pura nada que contiene al Universo.
Donde cabe todo.
Donde todo es percibido desde la inteligencia y la sensibilidad.
Sin ninguna atadura…
Para vivir el gozo de la libertad.

 
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Publicado por en 12 May, 2011 en Sin categoría

 

El árbol del amor.

Es pequeño el que crece en la tierra que habitamos.
Pero sus hojas son flores.
No le he visto las hojas en ningún momento. Solamente las flores, sonrosadas, muy bellas.
Inmediatamente sentí que el Amor solamente tiene y produce flores.
No hojas.
No espinas.
No desnudas ramas.
No madera dura, inadaptable, que obstaculiza o impide el paso.
Solamente flores.
Porque el amor no sigue al pensamiento, ni sus contradicciones.
Porque el amor ni juzga ni compara. Jamás hace eso con quien ama.
El amor solamente acepta, acoge, comprende.
Juzgar y comparar es, aquello, distanciar, someter a criterios y normas, a ideas, a abstractos…
Y esto otro, el comparar, es someter la individualidad de la persona a lo que otras sean. Es negar lo que es en sí misma, es ponerla en un mercado de precios y valores, despojarla de su ser profundo.
Por eso el Amor ni juzga ni compara.
El juicio sólo surge del pensamiento.
Y el pensamiento está infectado por esa masa de hojarasca que son las ideas, las ideologías, las normas y las creencias…aplicadas fuera de su campo cuando se dirigen a la interioridad humana.
Coloquialmente hablando, SÓLO SIRVEN PARA TRABAJAR.
El Amor no está en nada de ello.
Por eso no juzga ni compara.
Solamente tiene, para quien ama, flores.
Aroma de las flores.
El tacto de las flores, su gusto, la blandura de su sonido…
El amor no piensa, abraza.
El amor no juzga, recibe.
El amor no compara, afirma al ser amado.
Solamente da sus flores…
Una cosa frecuentan los humanos: El reproche.
Una queja amarga que exige retrospectivamente.
“Tú no me diste…tú no me dijiste…”
¡Cuando ya es imposible darlo ni decirlo!
Escapando al pasado para poder hacerse el reproche…
O sea, ¡a ninguna parte, puesto que ya no existe!
Huyendo de lo real y creando ficciones que persigan y que amarguen.
Y, sin embargo, las flores del amor son dulces y están ahora.
En vez de reprochar, se dan y se entregan.
¡Más aprenderá el ser amado de ver cómo se dan que de ningún reproche!…
Mirad el árbol del amor, que en vez de hojas, tiene flores…

 
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Publicado por en 10 May, 2011 en Sin categoría

 

El temor a la libertad

No lo tienen los árboles cuando mueven sus hojas en el aire, cuando traen el sonido del mar a la montaña.
No lo tienen los pájaros que llenan el cielo de trinos, piídos, silbidos y melodías exquisitas.
Ni los animales que viven bajo las hojas y el ramaje en el suelo, ni los que ladran o maúllan…
Solamente los humanos tienen miedo de ser lo que son.
Solamente los humanos temen su libertad.
Se acostumbraron a decir detrás de la palabra, la otra, la del “libertinaje”.
Se acostumbraron a pensar que la libertad tiene medida, que tiene topes y barreras, lugares permitidos y lugares prohibidos.
La convirtieron en territorio y establecieron propiedad en ella, y leyes y normas y decretos…
Y en ella introdujeron “la culpa” y todas sus secuelas de las cuales os acabo de hablar, “el virus” que infecta la mente, la atemoriza y la comprime y crea la contradicción: “esto quiero, pero esto debo”, y los dos se muestran incompatibles…
Y la hipocresía moral o ética, que a la postre crea condicionamientos en el cerebro y la mente, y todos ellos roban la libertad y la convierten en temible.
Y los poderes y las ideologías y las creencias…
¡Cuántos enemigos tiene la libertad, y cuántos temores!…Que ambos intentan producir lo mismo en el ser humano, para controlar su acción, y hasta su pensar y su sentir…
¡El don más grande que por naturaleza posee el ser humano!
¡La suprema independencia de todo, el poder absoluto de ser y hacerse como quiere!
Y le asustan con la ley, la moral, la ética, las condiciones internas…
Y le crean la contradicción interna, el acto imposible que consiste en “querer y no deber”.
¿Qué acto puede ser ése que frustra cualquiera sea la elección?
“Si hago lo que quiero, no soy moral o ético, soy “malo”…
“Si hago lo que debo, me frustro y me reprimo, me niego a lo que soy”.
¡EL ACTO IMPOSIBLE, AMIG@S MÍ@S!
Hagas lo que hagas…¡está mal!…
Y viene esa contradicción desde los más antiguos siglos.
Y viene aterrando al hombre y causando sufrimiento.
¡Viene creándole temor a su libertad, y encerrándola en una cárcel dentro de sí mismo!
¡Si no hacen falta los tiranos para encarcelar al hombre!
¡Si ya se encarga él mismo de hacerlo!…
Y aún hoy, que empiezan los científicos a conocer el cerebro, que empiezan a reconocer lo que los sabios dijeron desde hace muchos siglos, aún hoy me temo que la inmensa mayoría vive bajo el yugo, si no externo sí interior.
“Puedes ser libre si tu acción es buena. Si no lo es, lo que haces es “libertinaje”…
Y no ven que –con sólo afirmar esto- ¡ya están quitando la libertad del “actuar bien”! Porque están creando el temor a “la mala acción”.
Y no es posible realizar “la acción buena” por temor a la mala.
¡Jamás el temor lleva a un buen lugar!
¡Jamás con el temor será libre el ser humano!
Porque si en verdad eres libre, igual lo serás “si actúas bien que si actúas mal”.
No has perdido la libertad por hacer “lo que dicen que está mal”. Sigue siendo tu libertad.
¡Por favor, no le deforméis hasta el nombre llamando a la libertad libertinaje!
Pasad por encima del temor y miradla cara a cara,
Veréis la enormidad de cosas que os enseña…
Ya os he dicho, además, que “el mal moral no existe”. Son solamente las costumbres bárbaras de esta especie las que llamamos “mal”.
Quitad el determinante y miradlas tal cual son.
El único Bien es la acción del Amor. Y desde luego, toda esa muchedumbre de hechos salvajes ni son Bien ni son Amor.
La casi totalidad de todas esas costumbres proceden de cerebros dañados.
En la infancia, adolescencia, juventud…Cuando fuere.
Se retorcieron cerebro y mente con condicionamientos, creencias y heridas personales.
Y las emociones y sentimientos quedaron dañados.
Convirtieron esos daños en excusas y justificaciones. Y con ello se lanzaron a actuar.
No creo que encontréis a nadie que haga alguno de esos actos y no tenga “su” justificación y “sus” razones.
Decididamente el ser humano es “racional” :emplea siempre “razones” para avalar lo que hace.
A otro, puede que a muchos y hasta a la inmensa mayoría, le pueden parecer absurdas e insensatas.
Pero el sujeto ¡las ve como razones!…
Hay, sin embargo, un hecho francamente más importante que “las razones”:
LA SENSIBILIDAD.
Uno no puede ser un asesino sin matar antes su sensibilidad.
Uno no puede violar o maltratar o torturar a otro ser humano, sin haber tirado por la borda lo mejor de su sensibilidad.
No su “sensibilidad musical”, por ejemplo, que nazis hubo melómanos que luego no tenían problema alguno en torturar a los judíos.
Su sensibilidad “humana”, llamémosla así, esa que mira a los niños y a las mujeres y a los ancianos con ternura y con respeto. Esa que tiende la mano para ayudar al caído, o que es capaz de lanzarse al agua o al fuego para salvar a otro ser humano.
Esa que no tiene que ver con “las razones”, que sale del corazón y es energía capaz de elevarse hasta el nivel del Bien y del Amor…
Esa sí la matan, o la anestesian, cuantos asumen la barbarie como conducta…
Pero –recordadlo, por favor- eso no es “el opuesto” al Bien, no es el mal PORQUE EL BIEN NO TIENE OPUESTO, el Bien no tiene relación alguna con eso otro, con eso que llaman “el mal”…
¡Arrojad fuera el temor, amig@s mí@s, si queréis ser libres de verdad!…Incluido, por supuesto, el miedo a la propia libertad…

 
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Publicado por en 9 May, 2011 en Sin categoría

 

La ingenuidad moral.

Los montes, los árboles y la hierba, los pájaros, los animales…son inocentes.
Los niños también…hasta cierta edad.Aprenden pronto los comportamientos humanos…
Los seres humanos, no.
No consiste –como antes decían no pocos- en “no he robado ni matado, ¡soy buena persona!”…
Eso se sale de la ingenuidad y entra en el cinismo.
Aunque los que lo decían -¡pobrecitos!- se lo creían.
No es fácil encontrar otra especie tan capaz de creerse lo que quiera…
No, no somos inocentes los humanos.
Afirmo –curiosamente- que no existe el mal moral porque afirmo que existe el Amor como única realidad que genera el Bien.
Y que lo que no llega al Amor no es mal moral, sino sólo lo que es: Crueldad, violencia, mentira, abuso, despotismo…y las mil barbaries que realizamos los humanos.
Las conductas de esta especie primitiva, perdida, aterrada, dolorida, dirigida por un centro que deformó su ser en tiempos metahistóricos: “el ego”…
Dí muchas razones en un post anterior, al que remito.
Negué que el Amor y el Bien tuvieran “opuestos”.
Ese fue un invento del pensamiento y del ego ¡para poder controlar el Bien y el Amor, que son incontrolables!…
Si les pones opuestos, lo primero que consigues es ponerlos en relación. Y no hay relación alguna entre el Amor y el Bien y el supuesto “mal”.
Lo segundo es que puedes trazar “una escala de medida”, pasando por grados en los que va disminuyendo el mal y aumentando el Bien.
Hasta que llegues a un punto medio que representa…¿qué?…¿lo neutro?…¿el cero “mal”, cero Bien?…
Aduciré solamente la frase –que en el anterior post escribí- de Jesús en el evangelio: “Sólo Dios es Bueno”…
Si a alguien de quienes me leéis le interesa que desarrolle más todo esto, lo haré si se me indica.
Lo dejo asentado por el momento…
Pero no podemos ser ingenuos, no somos inocentes.
Y para ello no es necesaria “la actuación”.
No hace falta realizar la negatividad que reside en nuestro subconsciente, y a veces en el consciente.
No hay que matar para descubrir en nosotros al asesino.
Ni robar para descubrir al ladrón.
Ni violar para descubrir al violador.
Ni pegar a una mujer para descubrir al maltratador…
Olvidemos esa presunta inocencia y ahondemos en lo que somos.
Hagamos un mínimo caso a los iluminados, los sabios, los meditadores…y los neurocientíficos.
Las neuronas son plásticas, las configuramos nosotr@s mism@s a lo largo de la vida.
Almacenamos en el subconsciente mil realidades negativas.
Y en él llevamos también el subconsciente colectivo. Con toda la barbarie de la historia.
No darse cuenta de ello es, ante todo, ignorancia no inocencia.
Y es, después, no investigarse a sí mism@.
Para convertirse finalmente en una voluntaria ignorancia de lo que somos.
Lo cual equivale a no querer ser una persona adulta, una persona que sabe lo que es y lo lleva conscientemente consigo.
Y “se hace la ingenua”.
E incluso puede pensar de sí misma que “es una buena persona”. ¡No hace daño a nadie!…
Pienso que existen las buenas personas. Muy pocas, francamente.
En toda mi vida me parece que he conocido a una o dos.
Los demás llevamos la negatividad dentro, en los impulsos, en el subconsciente…
Claro, diremos que no es un acto consciente.
Para ello asumiremos una moral que sólo se dirija a los actos del consciente. Ignorando lo que hay debajo. Ignorando la realidad y la verdad que encuentra todo lo negativo que existe en el subconsciente, mucho de lo cual lo han fabricado previamente nuestros actos reprimidos…
Si somos mínimamente serios, no podemos ignorar los pensamientos, emociones y deseos NEGATIVOS que han pasado por nuestra mente.
¡Claro, tenemos una censura que los frena!
Ya hace muchos años que lo descubrió Freud.
No importa que no los realizáramos: en nosotr@s estaban, de nosotr@s salieron.
“¡Pero no era consciente!”…
¿Y no podías serlo?…¿No podías investigar dentro de ti?…¿No podías cultivar la consciencia, esa cualidad innata que tan madura hace a una persona, tan responsable y auténtica?…
“¡Es que no lo sabía…!”.
Bueno, ahora ya lo sabes…
¿Qué piensas hacer?…
Hay un hecho innegable: la realidad no deja de serlo porque tengamos, o finjamos, ignorancia de ella.
Y hay una máxima muy digna de tomarse en serio:
“El que lo es, no lo sabe”.
El orgulloso se ve digno. El avaro, ahorrador. El mentiroso, superviviente. El desleal, cauto. El prepotente, sincero. El astuto, inteligente…
Son los demás los que le ven.
Por más que él se crea lo que quiera.
La realidad y la verdad siguen ahí…
¡Qué sano y qué útil es darse cuenta de que un@ no es buena persona!
¡Y qué peligroso lo contrario!
Existe algo que se llama “la imagen de sí mism@”.
Se forma en el consciente a base de informaciones parciales de nosotr@s.
Ninguna imagen que un ser humano tenga de sí, es real y verdadera.
Porque no incluye casi nada de lo negativo que existe en el subconsciente.
Y la imagen tapa aún más la realidad.
Quien se cree “buena persona” le cuesta reconocer que haya realizado actos “de mala persona”. Y buscará causas de esos actos que no provengan de ella…”¿Cómo va a hacer ella algo así?”…
Dejará de conocer su realidad interna.
Y quien no se conoce, no puede realmente ser buena persona…
Solamente a través del conocimiento de sí se puede llegar al comienzo de la Sabiduría…
Sobrepasemos la ingenuidad.
Sobrepasemos la ignorancia.
Sobrepasemos las imágenes.
Miremos a la cara lo que somos, serenamente, sin ninguna angustia.
Aceptemos la verdad de lo que somos.
Y dejemos que sea la luz de la consciencia la que detenga y transforme la negatividad que llevamos dentro…
Y, desde luego, amig@s mí@s, dad por hecho que, el que esto ha escrito, sabe que no es buena persona.

 
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Publicado por en 5 May, 2011 en Sin categoría