De casa nos trasladamos todos, al menos una vez.
Una amiga mía y su pareja se acaban de trasladar de continente. Buscando allí las ocasiones que les permitan culminar sus sueños.
Los astronautas han cambiado de planeta…
¿Podemos nosotros cambiar de mundo?
Solamente la costumbre nos ata al viejo mundo que vivimos.
Solamente la memoria.
Nos parece que somos casa construida sobre roca,
pero somos naves.
Naves en el mar y naves en el espacio.
Y hasta naves en el tiempo.
Y se empeña la costumbre en la memoria, en convencernos de que estamos inevitablemente afincados en el punto que ocupamos hasta ahora.
Y se nos olvida…
Se nos olvida que somos creadores del mundo que por dentro habitamos.
Se nos olvida que somos dioses.
¡Nos aplastan tanto las vivencias de aquellos que nos rodean, en casa, en el trabajo, en la calle, en las tribunas de lo que llaman la información y las noticias!
Quien vive en el exterior de sí, permanece amarrado.
Y se deja convencer por el entorno.
Admite como VIVENCIA DE REALIDAD la que de niños nos enseñaron.
En casa, en la escuela, en el ambiente de amigos…
Como parece que TODOS sienten así la realidad, allá vamos a que nos capture el mismo saco…
Los neurolinguistas desconfían de la palabra “todo”.
Es “un modificador universal”.
Cuando lo pronunciamos, siempre mentimos sin darnos cuenta.
Frente a un problema o frente a una relación, solemos decir “ya lo hice todo”.
Y cuando queremos validar nuestra opinión (que como tal es, en principio, sólo nuestra) decimos que “todo el mundo piensa así”.
Y tanto en lo anterior como en lo recién dicho, somos inconscientes y mentimos.
Porque jamás lo hacemos TODO frente a nada.
Porque no existe un solo pensamiento que lo piensen TODOS.
Y ya esta pequeña consciencia nos debía de alertar para avanzar más lejos.
Hasta el ápice de los avances. Hasta llegar justo a lo contrario que formulamos:
Que si llegamos a ser INDIVIDUALES, como de suyo somos, el mundo que vivimos es SÓLO NUESTRO.
Lo empiezan a forjar nuestros sentidos, interpretando la desconocida realidad que nos rodea, con imágenes de nuestro cerebro que nos dan los perfiles de “lo de fuera” de manera estable.
Para evitar el temor a la inseguridad que vive dentro del cerebro humano.
Un mundo externo cambiante cada día, pocos serían capaces de soportar y vivir.
Por ello las imágenes son estables, nos parecen mostrar “objetos permanentes”, aunque en realidad sean cambiantes.
Y el poder de la atención nos lo descubre.
Porque según sea la luz que impresiona nuestra mirada, cambia el color que, ingenuamente, adjudicamos a las cosas.
E igual nos sucede con las texturas y los tactos al sentir un objeto en nuestras manos…
“¡El realismo ingenuo!”.
Hace ya tantos años desenmascarado por la ciencia, y –sin embargo- continúa circulando entre las gentes por las calles…
Y si damos paso más hacia el mundo interno que habitamos, descubrimos que “el pensar” es ¡también! un acto NUESTRO.
No es general, si llegamos a nosotr@s mism@s.
Lo es mientras las gentes han aprendido “a pensar lo mismo”.
Eso que se llama “cultura” (en el sentido antropológico) y “civilización”.
Que son capas envolventes de la mente, comunes a cuantos las “han comprado” en los grandes almacenes establecidos, en las escuelas, los colegios, las universidades, las iglesias, los medios de comunicación…
Y figuran en esas capas envolventes (por modernas que sean) MITOS Y RITOS.
No son ellos propios de “gente primitiva”, tribus africanas o antiguos griegos.
No pocos mitos alberga la cultura actual.
Uno es, por ejemplo, que “no es real aquello que la ciencia no afirme”.
Otro es que “sólo es válido lo que afirma la cultura occidental”.
Otro más que “sólo tienen influencia en el mundo los grandes poderes”, mientras que los individuos “no pueden nada”…
Mitos de la moderna sociedad.
Que ella NO SE DA CUENTA de que tienen la misma estructura mental que la de los antiguos que afirmaban –un ejemplo- que Artemisa tenía poder sobre los bosques o Venus sobre el amor.
¡Más nos valdría restablecer ahora esos poderes preciosos, cuando las industrias talan los bosques y contaminan el medio ambiente, y los hombres y mujeres se escapan tan pronto de la magia del amor!…
En no pocos cursos a directivos de organizaciones, afirmé la capacidad METACULTURAL de la mente humana.
Ese especial poder que tiene nuestra mente de “taladrar” las capas invisibles establecidas y llegar a “la plena intemperie mental”, por encima de cualquier idea, pensamiento o creencia establecidos.
Y tal cosa les afirmaba a ellos para que llegaran al “verdadero poder”, no al simple del miedo al castigo u el deseo del premio. Ni siquiera al “poder condicionante” que quiere lograrse con “la cultura de la Organización”, con “la pertenencia” al gran grupo…
Sino el poder de la libertad completa de la mente.
El poder de establecer LA PROPIA REALIDAD…
¿Acaso no podemos decidir qué pensar y –sobre todo- cómo pensar?
¿Acaso no podemos elegir en nuestro interior los sentimientos?…¿Para qué es la Inteligencia Emocional?
¿Acaso no podemos establecer que ninguna norma ni pauta nos gobiernen?
¿Acaso no podemos EXPANDIR nuestra consciencia y conseguir así que ella domine todo nuestro interno territorio, jamás con despotismo, sino con conocimiento sabio de nosotr@s mism@s?
¡Hasta magia les podrá parecer a otros que no se hayan atrevido a abordar la misma empresa!
Porque podemos, entre los maledicentes, ser comprensivos.
Podemos, entre los ambiciosos, ser generosos y felices con lo nuestro.
Podemos, entre los violentos, no tener conflicto y ser pacíficos.
Podemos, entre los despreciativos, ver el valor de cada persona y cada cosa.
Podemos, entre los esclavos de lo establecido, ser libres y auténticos, sin necesitar siquiera publicarlo o propagarlo…
PODEMOS CREAR NUESTRO PROPIO MUNDO Y TRASLADARNOS A VIVIR A ÉL.
Tampoco estamos obligados a contárselo a cualquiera.
Tampoco necesitamos llevar ningún cartel que nos convierta en blanco de las gentes.
Es el silencio, muchas veces, el arma más poderosa ante muchos ataques.
¡Y tampoco necesitamos defendernos!
Sólo el mundo externo precisa, en ocasiones, la defensa. Y en ocasiones, que hay gentes que viven defendiendo lo innecesario…
Por ejemplo, aquello ya tan tópico de “tener la razón”…¡Como si solamente hubiera una razón!
¡Como si la otra persona “se la pudiera llevar” del interior de nuestra mente!…
VIGILAD, por favor, amig@s, atentamente vuestros pensamientos y su “cómo”, cómo pensais.
Descubrid cuanto en ello fuere BASURA, y (COMPRENDIENDO LOS MOTIVOS QUE DEL SUBCONSCIENTE NACEN) arrojad a la basura cuanto basura es.
EXTENDED LA CONSCIENCIA a vuestras emociones y sentimientos, que están depositados en fluir constante dentro de vosotros, escapándose casi el 90% de ellos.
Y descubrid LA FALSEDAD y la falta de FUNDAMENTO que muchos de ellos tienen.
Recaudad para vuestro propio mundo cuantos gocen de verdad, belleza y felicidad.
En especial, asomaos a la puerta que más allá de todos ellos se abre en la cumbre de la mente: LA PUERTA QUE LLEVA HASTA EL AMOR…
Los otros, comprendidos igualmente sus motivos, se vayan a la basura, al reciclado o a la “central térmica” del alma, donde todo puede quemarse para producir energía, hasta el excremento.
NADA EXISTE EN NUESTRO INTERIOR QUE NO SEA APROVECHABLE.
El fracaso lo mismo que el éxito.
El dolor lo mismo que el placer.
La enfermedad igual que la salud.
Las dudas igual que la certeza…
Recordad una cosa, retornando a la infancia, el lugar más alto y noble de lo humano:
En el lenguaje de Harry Potter, “los mavels” no hacen magia.
¡Sin embargo, somos seres mágicos, y hasta dioses,
puesto que PODEMOS CREAR NUESTRO MUNDO Y TRASLADARNOS A VIVIR A ÉL!
Volvamos a la sabiduría de la infancia y vivamos el mundo maravilloso PORQUE LO PODEMOS HACER REAL…