A lo largo de la historia los pueblos humanos se han ido mezclando, los que han pasado por los mismos territorios al menos.
Los celtas, los iberos, los fenicios, los romanos, los godos, los visigodos, los árabes…todos ellos vivieron en nuestra península y se fueron mezclando.
Y –no sé nada de genética- supongo que todos esos genes se fueron uniendo, mezclando…
Pero ¿la mente?
¡Tantas y diferentes religiones y culturas, tantas subculturas derivadas de los grandes troncos, las regionalizaciones que en nuestro país dieron origen incluso a distintas lenguas…!
LA CULTURA ES AL CEREBRO COMO EL AIRE A LOS PULMONES.
El cerebro humano absorbe la cultura ambiental.
Desde niños, cuando el cerebro está limpio y ansioso de información y estímulo, además de lo más radical que es el afecto incondicional, capta cuanto le rodea.
No le llega de modo abstracto la cultura, le llega a través de las personas de su familia y entorno.
Y tan profundamente sucede esto que se forman estructuras cerebrales, bloques neuronales cuyas grabaciones asumen funciones importantes en el psiquismo y la mente.
Freud llamó “superego” al conjunto de esa cultura que se transmite a cada niño.
Eric Berne, acumulando experiencia clínica, descubrió que ese “superego” tan abstracto se concretaba en las figuras paternas, y por ello llegó a decir: “El superego tiene número de teléfono”.
Y esa enorme masa cultural que pulula en los espacios mentales de las personas, se materializa a través de las concretas y reales personas que conviven con los niños, los padres, a veces los abuelos o tíos, a veces personas ajenas a la familia que conviven con ella…
Y el cerebro de los niños lo registra todo…
¡Y SE VA PRODUCIENDO LA MEZCOLANZA EN SU MENTE!
Lo que lleva el padre en su cerebro, lo que lleva la madre, lo que llevan los abuelos, lo que llevan…
Y puede seguirse hacia atrás la cadena, hacia anteriores generaciones…
Pensamientos, emociones, modos de pensar y sentir, normas, máximas, prohibiciones, permisos, represiones, temores, ambiciones y expectativas…
Todo ese entramado fue recibido primero por los niños de forma conductual, antes del lenguaje.
Por ejemplo, las costumbres de tocarse, abrazarse, besarse…produjeron grabaciones. Su escasez o abundancia, si estaba vinculada a concretas situaciones (al levantarse, al irse a la cama, al volver a encontrarse tras horas de separación, etc.), los modos y maneras…
Todo ello estructura las emociones y establece patrones sobre ello…que continuarán a lo largo de la vida…
En ese enorme almacén las cosas caen sencillamente porque se transmiten, carentes de lógica ni fundamento.
Son una auténtica “mezcolanza”.
Pueden juntarse consejos sensatos con costumbres caprichosas y comportamientos manifiestamente negativos…¡Todo va al almacén!
Y sucede, además, que las grabaciones más enterradas en el subconsciente ni siquiera son verbales. Las captaron los niños por la atenta observación de sus cerebros dirigida a las personas que constituían el poder y la necesidad máxima para ellos: el afecto y la supervivencia…
No son recordadas después. Quedan actuando en el subconsciente de manera prácticamente perpetua.
Los cimientos de la construcción personal, del mapa cerebral que después va a componer (con las decisiones posteriores) “el carácter” de cada uno…
¡Mucho tiene después que ir aclarando la mente, mucho tiene que revisar y desactivar!
La memoria neuronal es indeleble, pero su actividad e influencia puede ser “desactivada”.
Y en toda esa mezcolanza, el desarrollo personal siempre es posible a través de la atenta observación del propio comportamiento externo e interno de sí mism@…
Muchas veces se confunde “lo espontáneo” con lo “aprendido”.
Tan antiguos aprendizajes infantiles, los suele considerar la inmensa mayoría de las personas comportamientos “espontáneos, naturales y propios” del modo de ser de cada uno…¡Vienen siendo así desde niños!.
Y, sin embargo, son APRENDIZAJES.
Se han compuesto con la mezcolanza de la propia mente.
Y les parece a las personas que son “coherentes y lógicos”, que forman parte de ellos mismos, que es “lo normal”…
¡La herencia de los comportamientos, maneras de ser y pensar y sentir, se considera “lógica”!
Y se va transmitiendo la mezcolanza de generación en generación, con escasas y superficiales revisiones, pasada de mano en mano de padres a hijos…
Por ello ES PRECISO PARAR.
HAY QUE REINICIAR LA HUMANIDAD EN CADA PERSONA.
HAY QUE REVISAR TODO EL DEPÓSITO DE LOS APRENDIZAJES QUE NOS TRANSMITIERON Y TRANSMITIMOS.
EMPEZAR OTRA VEZ DE CERO A LA LUZ DE LA CONSCIENCIA, OBSERVANDO ATENTAMENTE TODO NUESTRO PROCEDER…
¡CON VOSOTROS, AMIG@S, COMIENZA DE NUEVO LA HUMANIDAD!…