Conversábamos esta pasada tarde una amiga y yo sobre una maledicencia que alguien andaba vertiendo sobre ella.
Y me preguntaba si un objeto que ella tenía –de la propiedad del maledicente- habría de devolvérselo o simplemente tirarlo a la basura.
Orillé comentarios sobre su pregunta y trasladé la atención a lo que ella sentía.
Estaba molesta y enfadada. Esa persona la estaba dejando a ella por los suelos.
Comenzamos a mirar juntos el asunto. La otra persona criticaba, las emociones eran de mi amiga.
Y nada tenían que ver sus emociones con la acción de la otra persona, aunque sea habitual atribuir la causa de las propias emociones a lo que nos viene desde fuera.
Si hubiera estado hablando con otra persona en vez de con esta amiga, al preguntarle “¿por qué estás enfadada?” me habría respondido que –OBVIAMENTE- porque aquella persona “la estaba tirando por los suelos”.
Ella, sin embargo, ya sabía que una cosa es el proceder de las personas ajenas a nosotr@s mism@s, y otra inconexa totalmente lo que nosotr@s sentimos. Porque frente a los mismos hechos exteriores, cada persona puede tener sentimientos y reacciones diferentes.
Los actos de las otras personas expresan lo que ellas son. Nuestr@s sentimientos expresan lo que somos nosotr@s…
Avanzamos, pues, camino de hallar los motivos de sus sentimientos.
Y apareció enseguida la presencia de la imagen que ella tenía de sí misma, ajena y hasta contraria a la que propagaba la otra persona.
“LA IMAGEN DE SU YO”.
¡NO SU REALIDAD!
Porque no se trataba –venturosamente- de un maltrato físico que le produjera daños reales en su cuerpo. ¡Sino de una imagen! Una realidad puramente “virtual”.
“Si alguien comenta algo negativo de ti y es verdadero, te está dando la ocasión de cambiarlo.
Si es falso lo que comenta, nada tienes que hacer puesto que no tiene que ver contigo.”
Cierto es que –en el ámbito social- se pueden producir daños que afecten al trabajo propio y a otras relaciones…Pero eso es un suceso como un pedrisco, qué más da que lo produzca una persona o las condiciones atmosféricas…
Así pues, esos son los únicos daños reales que provocan las maledicencias…Y, sin embargo, no son aún lo que causa el enfado ni la rabia. Como acabo de decir, sería lo mismo que el daño de un pedrisco en la propia casa. Y no hay enfados por el pedrisco…
Vimos en consecuencia mi amiga y yo que se trataba del mismo ego que no quiere renunciar a su imagen, que se ata a ella en la expectativa de que los demás le estimen y le alaben.
No le importa para nada al ego que su imagen sea verdadera; él la maquilla cuanto puede para que resulte más brillante y atractiva.
¡Y no la quiere soltar! ¡Se “suelda” con ella!
Y es la causa profunda de ese enfado.
Si se nos olvida la imagen, si renunciamos a ella, si prescindimos de ella…¡se acabó la producción de sentimientos negativos!
¡NO TENER IMAGEN!
NO TENERLA UN@ DE SÍ MISM@.
NO PRENDERSE EN LA QUE LOS DEMÁS TENGAN…
Cuando existe una relación importante con otra persona, la imagen puede también adquirir importancia.
Si la otra persona tiene imagen de ti, YA ESTÁ EN ELLO MISMO EQUIVOCADA.
E igual si la tienes tú.
JAMÁS LAS IMÁGENES SON VERDADERAS.
Recogen siempre FRACCIONES de lo que es la realidad de las personas.
NADIE TIENE LA IMAGEN COMPLETA DE SÍ MISM@. NI DE OTRA PERSONA.
NADIE SE CONOCE HASTA EL FONDO DE SÍ.
Puede que “excepto LOS ILUMINADOS”…
Y no creo, la verdad, que lo seamos nosotr@s, seres humanos más o menos corrientes…
En consecuencia de ello, amig@s, ¡qué importante es deshacerse de la propia imagen!
POR SÍ SOLA, LA IMAGEN PUEDE DESTROZAR UNA RELACIÓN VERDADERA E IMPORTANTE.
Y por ello es tan importante que, en tales relaciones, se comunique siempre la verdad, sin adaptarla a nada, sin maquillarla ni encajarla en las expectativas mutuas.
SOLAMENTE LA VERDAD.
Porque ella no es imagen, no es algo virtual. ES LA REALIDAD.
No cabe muchas veces en palabras. Las palabras producen multitud de equívocos y errores.
Es preciso MIRAR A FONDO, saltar muchas veces por encima de las apariencias.
ES PRECISO VER A LA OTRA PERSONA SIN IMAGEN.
Mientras ella exista, no existe verdadera relación ni unión entre las personas.
NINGUNA IMAGEN, NI LA PROPIA NI LA AJENA.
Solamente cuando las personas se relacionan sin imágenes, se están relacionando ellas mismas.
Y ello solamente puede suceder EN LA VERDAD… CONSTANTE.
Será precisa una comunicación clara, decidida y permanente.
No existen cosas pequeñas en tal relación, porque todo tiene la importancia de la verdad.
Nada se puede dejar sin conversar ni aclarar.
No pueden quedar ni dudas ni incertidumbres.
TODO HA DE SER PLENAMENTE LA VERDAD.
PORQUE VERDAD Y AMOR NO PUEDEN ESTAR SEPARADOS.
Y NO PUEDE EXISTIR IMAGEN DE NINGUNA CLASE
QUE SE INTERPONGA ENTRE ELLAS Y EL SER.
Si en el ahora se es veraz con la otra persona, no tiene por qué forjarse ninguna imagen.
Si se actúa así, puede que ello no acabe con el ego, pero es un hecho que se ha reducido venturosamente su territorio. Lo cual es un progreso de La Luz para todos…