Sucede con nuestro cerebro que, cuando hay disfrute, NO SURGE LO NEGATIVO.
Él está en paz y en equilibrio. Las neuronas realizan la sinapsis sin esfuerzo. Todo “fluye”…
El estado de “flujo” en nuestro cerebro es privilegiado. Su acción y movimiento no encuentra resistencias. Y se comporta entonces como un motor bien engrasado: funciona suavemente, su sonido es armónico, su avance es constante y fácil…
LO NEGATIVO ESTÁ CALLADO.
Y la vivencia resultante la solemos llamar “felicidad”, aunque todavía sea precipitada la denominación.
Pero es un hecho que la memoria no está convocando sus malestares, sus reglas, sus temores, sus defensas y sus ataques…
El disfrute –para tener esos resultados- ha de ser PLENO. No ha de decir en tal momento “ninguna voz” que sea excesivo o inadecuado. No ha de surgir el temor de disfrutar, ni los “miedos morales”.
El cerebro ha de sentirse LIBRE, sin ataduras.
El disfrute lo invade enteramente…
Y se produce un “estado de salud psíquica”. Se olvidan los complejos, las reacciones grabadas, los condicionamientos.
“La risa” produce un “masaje facial” que mueve unos 83 músculos.
La serotonina baña el cerebro.
La atención está centrada y la vivencia llena de emociones positivas el cerebro emocional. Y con él
el racional, sin sentir demandas ni peligros, tiende a aquietarse.
¡SENTIMOS FELICIDAD, AUNQUE SEA MOMENTÁNEA!
No te parece en ese momento que “Fulano o Zutana sean desagradables”.
No te vienen “respuestas bordes”.
No se te ocurre “atacar a nadie”.
No tienes en tal momento ni pasado ni futuro, VIVES AHORA.
No sientes que te falta nada.
Estás “viendo en rosa”…
Por eso insisten tanto los neurocientíficos en la salubridad que aportan al cerebro “los pensamientos positivos”, que más me gustaría decir “las vivencias positivas” o de pleno disfrute…
NO ES ESO LA FELICIDAD, aunque lo parezca, porque ella es UNA CUALIDAD DE LA MENTE, y ,por ello, ESTABLE Y PERMANENTE. Podríamos decir que se trata –hasta cierto punto- “de un anticipo”.
La felicidad es la cualidad de la mente ABIERTA A LA VERDAD, LA BELLEZA, EL BIEN Y –en suma- AL AMOR.
No es simplemente una vivencia de disfrute.
El disfrute se acaba y viene detrás la inquietud, la tristeza, el temor…
Pero esa MENTE ABIERTA conserva su cualidad y es capaz de AFRONTAR EN POSITIVO las ruinas aparentes e incluso reales.
Puede leer, detrás de la inquietud, la seguridad de “la confianza en Lo Invisible”.
Detrás de la tristeza, la reordenación de la tabla de valores.
Detrás del temor, la garantía de La Vida…
Y por ello no es tan sólo una vivencia pasajera lo que experimenta, sino un estado profundo del ser…
BUENOS SON los momentos de disfrute, sanos para el cerebro y la psique.
BUENO ES quitarles barreras y recogerlos cuando vienen.
BUENO ES hasta determinado punto, cultivarlos con aquellas cosas positivas que nos acontezcan, como esas “sanas” aficiones que todos (¡así lo espero!) poseemos, unos haciendo deporte, jugando al padel, viendo cine, paseando, charlando amistosamente, tomando cantidades “homeopáticas” de bebidas “espirituosas”…Y un etcétera en el que se incluyen muchas más, incluso más placenteras…
BUENO ES estar atentos a que no se conviertan en dogales o ataduras, en dependencias, en adicciones…Porque si tal sucede, el disfrute se sesga y se convierte en COMPULSIVO, lo cual lo cambia de cualidad en el cerebro y la vivencia,
lo transforma en artificio y droga…
Y BUENO ES, sobre todo y por encima de lo demás, que se centre la mente (NO que “se concentre”) en esa constante apertura a las grandes realidades, pilares del Universo, cuyo movimiento, muchas veces inapreciable que parece quietud total, está en todas y cada una de las cosas, las situaciones, las vivencias, LA REALIDAD…