Empezaría ahora a describiros la naturaleza que me rodea.
Pero vosotros queréis ir inmediatamente “al grano” y os molestaría.
Y quiero adaptarme a vosotros cuanto pueda.
Intentaré “ser racional” cuando sea posible, que tened en cuenta que es muy largo, que hay que justificar cada afirmación.
Eso es lento y aburrido, la verdad.
Os animo, por lo tanto, a dar algunos saltos. Digamos que “dentro de lo razonable”…
Ante todo, amigos, no pensamos ni sentimos como ellas.
Y admitamos que eso es parte del atractivo que tienen sobre nosotros.
Aunque otras veces nos solivianta y nos deja “fuera de juego”.
Nosotros queremos conocer bien “las reglas del juego” para jugarlo.
No nos gusta encontrarnos de pronto con una regla que no estaba antes anunciada…”¡Eso es trampa!”, podemos gritar.
Ni que nos cojan a contrapié cuando vamos a responder al pelotazo…
¡Y ellas lo hacen muchas veces!
De pronto nos encontramos con que la conversación ha cambiado del tema, del que creíamos tratar.
¡Y nos empiezan a hablar de sentimientos y emociones!
“Pero mujer, si tú sabes que te quiero!”…
“Pero no lo parece”, dicen ellas.
Y puede que incurramos en una respuesta muy poco inteligente:
“No estaría contigo si no te quisiera”…
Y nos pueden responder de inmediato: “¡Ah, es que estás conmigo?”…”Y dime cuándo, ¿cuándo llegas cansado por la noche?…¿cuando te vas con tus amigos al partido?…¿cuando no sabes decirme, sintiéndolo de verdad, que me quieres?…¿cuando nunca buscas que salgamos solos para mirarnos y decirnos lo que sentimos?”…
U otras cosas que vosotros sabéis…
Nos cogen a contrapié.
Nos salen por lo que podemos pensar que son “los cerros de Úbeda”.
Nos vienen con “emociones” cuando nosotros entendemos la vida como actividad, y –al llegar a casa- nos pensamos con derecho a un merecido descanso.
“¡Que hemos estado todo el día trabajando por la familia!”… O bueno, haciendo cosas “normales”, que –la verdad- ellas tenían que comprender…”Un hombre tiene que tener sus aficiones”…
Y, a la postre, ellas salen con sus amigas, hacen “sus” cosas…
Y nosotros no nos oponemos…
Y ellas, en cambio, parece que nunca están satisfechas con lo que les damos…
“Pero ¿qué es lo que quieren?”, nos preguntamos.
“¡Ese lenguaje de sentimientos y emociones!”…
Y sí amigos, es ese lenguaje.
Puede que hayáis oído a hablar de Inteligencia Emocional, lleva unos cuantos años de moda.
Hasta quizás habréis asistido a algún cursillo en vuestra empresa: “El uso de la Inteligencia Emocional para las ventas”…
Y puede que hayáis aprendido “alguna técnica”.
Mirad, yo he dado muchos cursos de Inteligencia Emocional, pero no para las ventas.
Los dirijo a las personas, a su modo de ser y a su modo de relacionarse.
¡Y ahí no hay técnicas!
Porque no existe UNA TÉCNICA PARA SER.
Por desgracia, sí que existen condicionamientos y programas cerebrales.
Sí que existen “modelos” que se introducen en el cerebro, “educaciones” desde la infancia que parecen ser uno mismo, porque salen espontáneamente del cerebro.
Sin darnos cuenta de que salen porque fueron introducidos en él, no porque sean lo que realmente somos.
Y no nos damos cuenta de que hemos de cuestionarnos a nosotros mismos y a cuanto está en nuestro cerebro.
Si es que de verdad queremos ser nosotros, queremos ser el hombre con todo su potencial, y no las costumbres establecidas desde la infancia.
Si es que de verdad queremos usar TODO NUESTRO CEREBRO, y la inteligencia que está por encima del cerebro.
Y esta frase no la voy a justificar racionalmente, que sería extremadamente largo.
Recurriré simplemente a preguntaros si pensáis que el ser humano es solamente un cuerpo que perece y de él mismo no queda nada.
Y aunque digáis que así es, no estamos usando casi los varones el cerebro emocional.
Porque las normas que de niños recibimos sobre el modo de “ser hombres” contienen una enorme represión emocional.
“Sé fuerte”, fue uno de los mensajes que más nos conformaron.
Y ello significa que “no sientas, o no expreses lo que sientes”.
Significa que ocultes tus debilidades, que te lo aguantes, que no lo manifiestes, que las resistas tú sólo.
“¡Tú eres el hombre!…Te corresponde luchar por los tuyos y aguantarlo todo”…
Y las emociones y sentimientos te debilitan.
A no ser la rabia o la ira y la violencia…
Y, hasta sin saberlo, estamos reprimiendo montones de emociones.
Y ello nos configura en el modo de actuar y de vivir, y en el modo de relacionarnos con ellas y con los hijos.
Y les ofrecemos a todos ellos la misma cara, los mismos enfados, las mismas normas que a nosotros nos inculcaron.
Sin darnos cuenta de que nosotros estamos REPRIMIDOS y queremos reprimir a los demás del mismo modo.
Y nos creemos que NOSOTROS ESTAMOS BIEN Y SON ELLAS LAS QUE FALLAN.
Porque ellas son muy emocionales y CREEMOS que las emociones nublan la razón.
Lo cual la neurociencia ya ha demostrado que es ERRÓNEO.
Leed, por favor, los libros de Golemann, las investigaciones del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Wisconsin sobre “el hombre más feliz del mundo”.
¡Informáos en serio, amigos, no deis por hechas premisas que ya han caído, que ya son anticuadas y se han demostrado sus errores!
SED RACIONALES DE VERDAD.
Y empezad ya a daros cuenta de que LA INTELIGENCIA TOTAL HUMANA ES LA SUMA ARMÓNICA DE CABEZA Y CORAZÓN, y jamás lo racional por encima de lo emocional. ¡Que eso ya es antiguo, que ya está sobrepasado, que los iluminados y los sabios y los neurocientíficos coinciden en ello!
¿Os habéis parado a pensar qué nos hace humanos de verdad, la cabeza o el corazón?
Recordad algo muy fuerte: Los científicos nazis, usando la cabeza, hicieron terribles experimentos EN VIVO con los judíos, para hacer progresar el conocimiento científico.
¿No es absolutamente claro que les fallaba el corazón, la humanidad?
ES LA SENSIBILIDAD HUMANA LA QUE NOS DIFERENCIA DEL ORDENADOR Y DE LA “MERA” CABEZA.
NO EXISTE RACIONALIDAD HUMANA VERDADERA QUE NO INCLUYA ESA SENSIBILIDAD.
De lo contrario, podrían sustituirnos con ventaja los ordenadores de nuevas generaciones.
Con arreglo a sus parámetros, ellos no se equivocan y nosotros sí.
¡Pero les falta la emoción, el sentimiento, la sensibilidad!
LOS VALORES, amigos, que me parece que todos nosotros podemos aceptar que son lo más importante para un humano, SON SUSTANCIAS EMOCIONALES.
Generosidad, prudencia, compasión, afecto, simpatía, valentía, alegría, paciencia, constancia, fidelidad, amor…
¡VALORES!
Y ninguno puede ser fabricado por la cabeza, ni siquiera entendido por ella.
El gran matemático Pascal formuló: “El corazón tiene razones que la cabeza no entiende”…
¿No os basta, amigos, para daros cuenta de que os metieron de niños en una cárcel y que continuasteis en ella de mayores, tejiendo sobre vuestro cerebro “una cultura equivocada” que os ha dirigido y os ha hecho entender la realidad de manera parcial, omitiendo lo más importante de la vida y de la relación?
Amigos míos, os entiendo porque yo ya pasé por donde vosotros seguís pasando, ya fui como vosotros.
Y recibí el regalo inmerecido de poder llegar a ver.
Y ahora, como antiguo camarada, os lo quiero acercar a vosotros para que también veáis.
Comprendiendo que vuestra lucha es difícil, porque es muy difícil cuestionar todo lo que llevamos metido en el cerebro, poner patas arriba todo, paso a paso y sin descansar, sin dar nada por establecido hasta no comprobarlo de verdad por nuestra propia INTELIGENCIA TOTAL.
Mientras lo hacemos, nos quedamos en el vacío, sin ningún punto de apoyo, y eso es muy duro.
¡Ahí sí que hace falta valentía!
Arrostrar la soledad frente a tantos que –como nosotros- están convencidos de que su pensamiento es correcto, sus máximas y sus maneras de comportarse son correctas.
¡Y derrumbar todo el viejo edificio que es –en realidad- una cárcel!
Sin saber entretanto dónde podemos apoyarnos…
Pero si buscamos LA VERDAD, esa búsqueda nos presta el fundamento porque quien busca, halla.
Porque buscar LA VERDAD es noble, de lo más noble que puede hacer un ser humano.
Si Sir Hilary conquistó el Everest, y Cook, Peary, Scott y Amundsen conquistaron los Polos, mayor valor y constancia hacen falta para conquistar LA VERDAD…
Pero tampoco penséis que es difícil en exceso.
Que hay trucos y hay atajos, y como viejo camarada quiero compartirlos con vosotros.
No tenéis que emplear las estrategias MASCULINAS intentando dinamitar de golpe las viejas estructuras.
No, es mejor ser más sutiles: Piedra a piedra.
Justo la piedra que se te presenta en el ahora.
Cuando, por ejemplo, la próxima vez que “te venga un cabreo”, en ese instante LO PARAS y miras los motivos por los que te estás cabreando, descubrirás que EN TU PENSAMIENTO HAY UNA MÁXIMA que pone en marcha tu cabreo.
Cada uno tiene las suyas, pero te voy a sugerir a modo de ejemplo:
“¡Eso no se hace así!…¡Eso está mal!…¡Es una necedad eso que dices!…¿Pero no ves que eso es absurdo?…”
Y en cuanto piensas eso, te cabreas…
“Porque eso no debe ser así!”…
Ahí debajo se encuentra “un deber ser”…
Y date cuenta de que nunca te lo has cuestionado.
“¡Es así y basta!”…
Pero no basta…has de cuestionarlo.
Cuestionar es algo inteligente y progresivo.
Si los científicos no hubieran cuestionado las conclusiones precedentes, no se habría producido el progreso.
Si tú no cuestionas las ideas y pensamientos que tienes en tu mente, tampoco progresarás de donde estás. Serás siempre el mismo y lo mismo.
¡Y por favor, no pienses que tal cosa sea positiva, mantenerse firme, ser el de siempre!
Como un trozo de piedra.
Eres un ser inteligente y vivo capaz de progresar y de aprender.
Y hacerlo al nivel de lo que crees que son tus estructuras básicas, también lo es.
Pero recuerda, piedra a piedra.
“Pilla” la máxima mental que soporta tu reacción en el momento en el que se produce.
¡ESE ES EL MOMENTO PRIVILEGIADO!, no el antes o el después.
En ese instante, hazte consciente.
PORQUE ES LA CONSCIENCIA LA QUE DESCUBRE EL ERROR Y DESENMASCARA LO NEGATIVO.
Tú mismo lo ves, no necesitas a nadie que te argumente.
Y el verlo, te libera de esa piedra, al menos en ese momento.
Puede que vuelva, y tendrás que volver tú a ver el error.
Hasta que ya esté eliminado para siempre…
Y te pasará también que, al quitar determinadas piedras, se caigan juntas un montón de ellas.
Y tu progreso dará un salto hacia delante…
NO GLOBALICES, acuérdate de César y divide.
Sólo has de lidiar cada vez con una pieza, la que se presenta en el instante…
Y empezar a saber por ti mismo es algo excitante y motivador.
Anímate, pues, compañero, que el premio es mucho mayor de lo que puedes imaginarte…