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Archivos diarios: 24 abril, 2011

RESURRECCIÓN

¿Resucitó Jesús de entre los muertos?
Hoy lo afirman los “cristianos”, que entrecomillo porque no sé cuántos hay, sabios y verdaderos.
Que no “tienen creencias”, sino “que saben” y por ello “viven así”.
Porque saber de verdad es vivir al modo que en verdad sabes.
Y en el bosque de creencias y de ritos en el que suele perderse la gran masa de los humanos, se me hace difícil entender que sean muchos los que “saben” que Jesús resucitó.
Y, sin embargo, a mí no me importa el enunciado.
Que las palabras nunca ENCIERRAN la verdad.
Que EL PENSAMIENTO no sabe de LA VERDAD, sino solamente de las pequeñas verdades –provisionales- que va aprendiendo sobre lo espaciotemporal, que es su objeto.
LA VERDAD nunca está encerrada ni fijada, no es un cristal ni es una idea.
Y resucitar, mucho antes que del cuerpo, es cosa del corazón y la mente.
Porque es preciso morir -¡y muchas veces!- a lo que uno es, aquello que es “el ego”, el centro falso que dirige nuestro sentir, con él nuestro pensar, nuestras decisiones y nuestro hacer.
¡Y luego resucitar!
Como seres nuevos, distintos, diferentes…
En un cuerpo similar, pero cuyo cerebro ya no sea el mismo, porque mente y corazón YA SEAN Y VIVAN DE OTRO MODO.
Yo visité la muerte cuando se fue mi amada por detrás del horizonte.
Morí con ella.
Y recibí su encomienda de resucitar, de volver a la vida con un sentido.
Y el sentido era amor.
Lo mismo que Jesús encomendó a los suyos.
Y supe entonces y con ella que la muerte no existe.
Solamente cesa una forma de presencia.
Y si no existe la muerte, si es ocultación de algo para mostrar una luz especial, una vivencia diferente, otro modo de ser…¿qué importancia tiene que el cuerpo resucite?
Solamente ese bajo nivel de percepción que tienen los sentidos – y mucho más si no los entrenamos – consideran que la materia percibida es importante.
Y ni siquiera se atreven a considerar los infinitos niveles de realidad que existen. Quedan encerrados en su propio nivel y se empeñan en que la realidad se acaba en él.
Pero si has pisado la otra orilla de la muerte, sabes que la realidad continúa indefinidamente.
Y de seguro que Jesús lo supo.
Y superó la muerte.
Resucitara su cuerpo o no.
Porque el Amor es más fuerte que la muerte y él fue el Maestro del Amor…
Yo no sé cómo es el existir después de muerto el cuerpo.
Sí sé que el amor supera al cuerpo.
Sí sé que el amor no es el deseo.
Sí sé que el amor supera el tiempo y la distancia.
Sí sé que el amor supera la muerte…
Y con ese saber puedes caminar muy lejos.
Tu mente y corazón se abren a nuevo nivel de realidad y en él puedes progresar indefinidamente, que no están establecidos los límites del avance.
Puedes vivir con un pié en cada orilla, que ello te da una nueva sabiduría.
Y llegar a percibir que la Vida nunca se termina, que es un infinito movimiento que siempre busca nuevas formas…
Y que aquí mismo, en la tierra y en la vida que estás viviendo, puedes morir y resucitar, hasta tal vez cada día.
Y entrarás en un proceso misterioso donde vida y muerte se abrazan y que se abre ante ti indefinida,
Ilimitadamente…

 
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Publicado por en 24 abril, 2011 en Sin categoría