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Archivos diarios: 27 abril, 2011

El recto pensar.

Sabéis, amig@s que me leéis, que prevengo muchas veces contra el peligro del pensamiento cuando se aplica fuera de su propio campo, en el mundo interior de la persona.
El mundo del pensamiento es lo espaciotemporal.
La técnica y la ciencia.
Y el vivir normal en sus dimensiones materiales.
El trabajo, los horarios del transporte, la organización de la casa…
Pero en el momento en que trata de aplicarse a las emociones y sentimientos, comienza ya a fallar.
Y más aún en la medida en que se ahonda en el propio ser…Cuya cualidad de ser y sus posibilidades de ser están por completo fuera de su alcance.
El mundo de las emociones lo demuestra claramente.
La intervención del pensamiento en ellas, distorsiona y no resuelve.
Tiene efecto represivo, puede conseguir ocultarlas.
Pero jamás él puede conseguir darles las soluciones a sus problemas.
No se ajustan emociones y sentimientos a la llamada razón.Hasta proceden de cerebros diferentes dentro de nuestro cerebro.
“El corazón tiene razones que la razón no entiende”, pudo formular el gran matemático Pascal…
No puede el pensamiento dirigir las emociones.
Habremos de buscar la salida solamente en LA CONSCIENCIA…
La disciplina y las reglas logran que el pensamiento funcione adecuadamente en su propio mundo.
El método científico.
En él, si no, abandonaría los caminos adecuados.
Aquello le protege del desvío.
Porque en sí mismo no tiene garantías.
Es un sistema que el cerebro tiene para sí mismo, para proteger lo que considera sus intereses.
Y por ello, por extraño que parezca, el recto pensar no depende del pensamiento, sino del corazón.
Porque es el corazón el que le pone en contacto con la vida.
Es el corazón el que le inspira y le dirige –como un instrumento que en sí mismo es ciego- y le encamina a la verdad.
¿Habéis visto cómo piensa una persona violenta o rencorosa?.
¿O una persona cruel, envidiosa y despectiva?
¿Consideráis que su pensar es recto?
¿Consideráis que llega a conclusiones válidas?.
¿Qué me decís de la persona desconfiada y temerosa?
¿No hace ella misma que suceda lo que teme, causándolo su propia desconfianza?.
Quien desconfía, lo emite.
Envía señales de peligro hacia las otras personas.
Ellas las reciben y se preparan a defenderse, en la guerra que el desconfiado está creando.
Y muchas veces le derrotan…
NO DEPENDE DE SÍ MISMO EL RECTO PENSAR.
Depende de tu corazón y de cómo eres.
Depende de que busques tus propios intereses o que busques la verdad, aunque no te convenga ni la desees.
Depende de tu propia rectitud.
El origen del pensar en el cerebro es la búsqueda de la seguridad.
Y ved sus construcciones a lo largo de toda la historia, la enormidad de falsos edificios y creencias que ha montado.
Asomaos a las religiones y sus hechos a la largo del tiempo y contemplad las barbaridades cometidas, los sacrificios humanos, las guerras para imponerlas a otros, la inculturización que despojaba a otros pueblos de sus propias culturas…
Leed la historia de la filosofía (que pretende ser la historia del pensamiento).
Todas las posiciones intelectuales posibles se han formulado y establecido como filosofías.
¿Y en alguna de ellas está la verdad?
Las filosofías han sido rigurosas en la obtención de conclusiones de sus ideas, no puedes hallar ahí su error.
Es su primera posición, la que no procede en realidad del pensamiento, es su primera base y actitud la que luego produce sus separaciones y distancias.
Y a estas alturas de la historia, a estas alturas de las aventuras del pensamiento y del temor, ya es hora de abandonar la presunta seguridad del pensamiento, de dejar de ser ingenuos y banales
y trasladarse al interior del ser humano y la consciencia y medir desde ahí la rectitud del pensar.
Si no eres rect@ ¿cómo va a ser recto tu pensar?.
Si no te investigas y conoces a ti mism@, ¿cómo sabes que lo que te dice tu pensamiento es guía segura de la verdad?.
Si no has visto y extirpado de ti cuanto en ti hay de negativo ¿a qué te va a conducir tu pensamiento?.
Abandonado a sí mismo, el pensamiento produce constantes preguntas a las que no puede responder, dudas de las que él no puede salir, incertidumbres que no puede acotar ni superar.
Pero si tu ser es luminoso y recto, de ahí recibirá ayuda tu pensar.
Has de trasladar el centro de gravedad de ti mism@ de lo que piensas a lo que eres.
Y habrás de hacer el camino a la inversa: De lo que eres a lo que piensas.
Y en las coyunturas todas del vivir, has de ir en primer lugar a tu corazón y en él investigar.
Si en tu corazón habita el temor, o por algún rincón anda, tu pensamiento irá a crear defensas contra él, en vez de buscar la verdad.
Si en tu corazón pretendes obtener tus beneficios (sean ellos del género que sean, aun impalpables y psíquicos) allá irá tu pensamiento a tratar de mostrarte los caminos de tu logro, en vez de buscar la verdad.
“Donde está tu tesoro, allá está tu corazón”, dijo hace tantos siglos el Gran Maestro del Amor…
Nada busques para ti y podrás acercarte al templo de la verdad.
Desnuda tu ser, conócelo hasta el fondo, hasta donde el subconsciente y su astucia camufla tus verdaderos motivos, te los oculta para que no puedas afrontarlos, para que te quedes con la ingenua idea de que eres buen@ e inocente…
Descubre lo torcido en ti y solamente a partir de ahí podrá ser tu pensar recto.
Y sabrás, a la par, dónde puede llegar y dónde no.
Y donde no pueda, te surgirá el respeto.
Te quedarás en el seno de la niebla y tendrás que caminar paso a paso, sin saber qué viene detrás.
Y puede que tu camino se equivoque y lo tengas que desandar, sin aferrarte a tu orgullo ni a tu empreño (¡tan infantil!) de “tener la razón”…
¡Si todo el mundo se cree que la tiene!
¿Para qué sirve tener una razón que no es luminosa, abierta y compartida, que no proceda de ella misma, sino del amor?
Puede ser que la verdad no la sepa casi nadie.
Pero la verdad no es política ni votos, no es un asunto de mayorías ni opiniones.
LA VERDAD ES LO QUE ES.
Y a ella solamente accede el corazón sabio, el único que puede conducir su mente en el recto pensar…

 
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Publicado por en 27 abril, 2011 en Sin categoría