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Archivos diarios: 16 abril, 2011

De la diferencia entre querer y amar.

En medio del sol, el cielo azul, el campo y las montañas está vibrando, gimiendo, en momentos rugiendo el viento…el hermano viento.
Él es muy poderoso y tiene sus humores.
Es libre y por ello es indomeñable.
Los pobres efímeros no sabemos sus por qués, si es que los tiene, si es que no actúa como lo hace SIMPLEMENTE PORQUE QUIERE.
El querer algo puede no tener más fundamento que él mismo…Y más si se trata del viento…
Claro está que los metereólogos, buscando causas, nos hablarán de las diferencias de presiones, las isobaras y los conceptos y medidas que ellos emplean.
Hacen bien, es lo suyo.
Pero les pediría que no olviden que su sistema de conocer no es el único ni exclusivo. Que también puede haber un conocer emocional, y energético…y otros más.
Nos habló el evangelio de aquella tormenta en el lago que sufrían los pescadores discípulos de Jesús
en su ausencia. Y de cómo Jesús mandó al viento que se detuviera…
Quizá en vez de mandárselo simplemente se lo pidió con amor, cosa que mucho le iba a quien era El Maestro del Amor…
Y el viento se detuvo…
Quizá también vosotros y yo, amig@s. podríamos hacer lo mismo.
Si, por supuesto, nos desprendemos del despótico sentido de realidad que tiene el pensamiento reinante y gran parte de la ciencia actual.
Sin recurrir a lo que las religiones han dado en llamar “milagro”, lo cual sencillamente me parece ser “un comportamiento no habitual”.
Podría contaros alguno de ellos…pero me desviaría mucho de mi primera intención al hablaros hoy.
Sólo os dejaré una afirmación en forma de pregunta:
Puesto que pertenecemos a UN INMENSO TODO ¿qué tiene de extraño que podamos comunicarnos amorosamente con todas sus partes?.
¿Y no será entonces posible que el viento nos escuche?…
EL VIENTO SOPLA DONDE QUIERE.
¿Y qué es nuestro querer?
LA SUSTANCIA DEL QUERER ES EL DESEO,
Y SU FORMA DE CONCRETARSE ES LA DECISIÓN.
Cuando quieres algo, quieres hacer o pensar o sentir algo, es porque lo deseas.
El querer algo sin desearlo es absurdo.
Aun siendo algo doloroso, lo deseas.
Seguramente lo deseas por algo que NO ES doloroso, otro deseo superior.
Pero establece nuestra mente CADENAS DE DESEOS Y QUERERES, como mostré ayer, me parece, que ya no lo recuerdo…
Y dependen al final los eslabones del primer eslabón. En él está la clave final de la cadena…
Pero importante es advertir que el querer (no en el sentido de “amar”, que coloquialmente se usa) NO ES RACIONAL.
No depende, por lo tanto, de razones.
Se nota eso muy bien en EL CAPRICHO, que es la forma descaradamente irracional del querer.
Ciertamente se puede bucear en el psiquismo para encontrar MOTIVOS (que no razones) del capricho.
Que si en la infancia sucedió una experiencia grata que se quedó fijada en el subconsciente…
O que si una carencia muy sentida empuja ahora a ser satisfecha…
Pero el último motivo del querer (como el viento) es PORQUE QUIERE…
Se parece en ello al amor, aunque difiere en muchas cosas.
EL AMOR VERDADERO NO TIENE CAUSAS NI MOTIVOS.
Es “porque sí”.
TODO LO VERDADERAMENTE GRANDE LO ES.
Decidme, amig@s, ¿por qué existe el Universo?
El científico diría que “porque se produjo el big-bang”.
Y le repreguntas: “¿Y por qué se produjo si antes de ese instante infinitesimal no existía nada?”.
Heidegger, el gran filósofo alemán dice que la primera gran pregunta es “¿por qué existe algo más bien que nada?”.
Y la aventura del CERN, el acelerador gigante de partículas, a la búsqueda de “la primera partícula”
o –como algunos científicos la llaman- “la partícula divina” no da respuesta a esa pregunta…
Y tendrás que llegar a que NO HAY UN POR QUÉ…
Así, por tanto, son el querer y el amar. No hay un último motivo…
Sin embargo, para el propio conocimiento y la propia conducta es importante diferenciarlos.
El querer es UN ACTO, el amor es UN MOVIMIENTO PERMANENTE DEL SER.
Y, de suyo, no interfiere el primero en el segundo, aunque el segundo sí ha de regir al primero.
EL QUERER SE VALIDA SI ES CONDUCIDO POR EL AMOR.
El querer sin amor es como cualquier energía: puede crear y puede aniquilar.
El asteroide que chocó contra la tierra hará sesenta o sesenta y cinco millones de años, provocó una inmensa nube de cenizas que ocultaron el sol y cambiaron el clima.
Y los dinosaurios perecieron.
Gracias a ello se pudo desarrollar la especie humana cuando las cenizas se posaron.
Energía…Destructiva para unos, constructiva para otros…
Al nivel del vivir humano sucede lo mismo:
El querer puede ser dañino y puede ser constructivo.
PERO EL AMOR NUNCA DAÑA.
Es posible que, a la persona concreta que experimenta los resultados de una decisión procedente del amor, “le parezca dañina”.
Porque a los humanos nos parece dañino cuanto se pone en contra de nuestros deseo.
A un maltratador, por ejemplo, le parece dañino que su mujer acuda a un psicólogo…¡Porque la puede liberar de él!. Cosa que él concibe como “que se la quitan”, y lo siente dañino.
Y, sin embargo, la mujer –por amor a sí misma, y a sus hijos si los tiene, y al ser humano digno- ha de liberarse de él.
No es, pues, tan simple el “no dañar” del amor.
Es un “verdadero no dañar” que –en ocasiones- puede ser oscuro y necesaria una muy clara y honesta visión.
Pero subsiste que el amor no daña y el querer sí puede hacerlo…
Señalé también antes que el querer se concreta en UN ACTO DE DECISIÓN, en tanto que el amor es MOVIMIENTO PERMANENTE DEL SER.
Tal movimiento es completamente RADICAL, ocupa la región del SER MISMO y, por ello, está sobre todos los actos y movimientos del psiquismo, los puede “empapar” y dirigir a todos ellos.
Sucede también en el verdadero amor que ES PERENNE, cosa que no lo es el querer que puede variar constantemente.
Por ello, cuando una persona que ama quiere algo,
su querer adquiere las características del amor porque él se las presta, y –por ello- podríamos decir que cambia su naturaleza.
Porque algo tiene el amor que no posee por sí mismo ninguna otra dimensión del ser humano:
QUE EN SÍ MISMO CONTIENE VERDAD, BIEN, BELLEZA Y FELICIDAD.
Esas cuatro palabras no se refieren en modo alguno A ENUNCIADOS ABSTRACTOS NI A PAUTAS O NORMAS. Sino a REALIDADES BÁSICAS DEL SER Y DEL EXISTIR.
La verdad no está en enunciado alguno, no se puede ni limitar ni encerrar en ninguno.
Por eso LA VERDAD ESTÁ VIVA y por tal motivo CRECE Y CAMBIA.
LA VERDAD ES LA MIRADA DEL AMOR, sin confundirlo -¡por favor!- con la situación cerebral “de enamoramiento”, ahí donde tantas veces decimos que “los enamorados están ciegos”…
Y por eso la verdad NO ES OBJETO DEL PENSAMIENTO.
Objeto suyo son “verdades regionales” pertenecientes al mundo técnicocientífico, pero no LA VERDAD EXISTENCIAL.
Como exactamente sucede con el bien (que es en exclusiva LA ACCIÓN DEL AMOR) y que tampoco se puede sujetar a enunciados, pautas y normas que es lo propio del pensamiento.
Y belleza y felicidad están, a la par, en la misma “área existencial”.
Pero, como siempre amig@s míos, os invito a observar por vosotr@s mism@s la realidad de las diferencias entre esas dos realidades que –espero- las encontréis a ambas en vuestro propio interior…

 
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Publicado por en 16 abril, 2011 en Sin categoría