RSS

Archivos diarios: 14 abril, 2011

«Quiero…pero no puedo».

Si abres la ventana de mañanita al campo, la vida entra a raudales hasta ti.
El color y su sinfonía múltiple, el resplandor, el sonido polícromo de los cantos incesantes de los pájaros, festejando la vida…
Y te llenas.
No solamente de los detalles que llegan a tus ojos, a tus oídos, a tu olfato y a tu tacto, a tu boca y a tu cenestesia… sino de ese “Algo más” que parece que se sale de las cosas y te hace sentir –como Juan de la Cruz decía en aquel verso- “un no sé qué que quedan balbuciendo…”
Y ya puedes vivir el día entero metido dentro de la vida…
Y me vienen mis amig@s al corazón y la mente.
Me vienen sus palabras y decido comentarlas…
“Quiero…pero no puedo”, expresión frecuente en boca humana.
Pero expresión de división de sí mism@ y de conflicto.
O simplemente de engaño, falta de posarse a darse cuenta en los movimientos reales que suceden en nuestro interior.
Teje el cerebro desde el subconsciente “madejas de pensamientos” que enredan al consciente y le convencen de limitaciones…¡que no existen!.
Uno de los esquemas que usa el cerebro para su engaño ( interesante es percibir que el subconsciente ¡le toma el pelo al consciente!) es el siguiente:
“Quiero “x…pero “tengo que…”
“Quiero salir contigo a pasear…pero tengo que ir a casa a hacer…”
Para un entender lúcido, esta adversativa no existe, es ficticia.
Porque se supone que tú quieres hacer eso que enuncias como “tengo que”.
Si realmente no quieres hacerlo, TE LO SALTAS.
Aun para las personas que “creen” que el “tengo que” tiene valor moral y carácter obligatorio, advertirán ellas dos cosas:
– Que no es moral ningún acto que no sea libre.
– Que si se trata de moral un poco seria y adulta, la persona “QUIERE” cumplir con ella.
En consecuencia, la primera modificación en el cerebro y la mente de ese esquema sería:
“Quiero ir a pasear contigo…y quiero ir a casa para…”
No se enfrentan “deseo y obligación”, sino DOS QUERERES, dos deseos…
Y cuando de dos quereres se trata, la pregunta obvia es “¿qué quieres más?”…
Tu mente entonces se ha hecho un poco más lúcida.
Comparas ambas cosas y – sin mucha dificultad – puedes percibir cuál prefieres de las dos.
Y desaparece el dilema porque desaparece el autoengaño.
No se trata de “quiero” y “tengo que”. Se trata de que quiero ir contigo y quiero hacer eso que “me creo” que tengo que…
Sucede, sin embargo, frecuentemente que este esquema se usa también “como excusa”, para no declarar patentemente a la otra persona “la preferencia real” de la primera.
Lo cual también se ampara en otro esquema social:”por no quedar mal con ella”…Lo que a su vez presupone que es “mejor” mentirle que decirle la verdad, que la verdad le ofendería…
Mucho se olvida en estas ocasiones que la verdad puede ser dicha de muchos modos: arrogantemente, despectivamente, desafectuosamente, fríamente…o todo lo contrario.
Puede uno expresar el propio querer sin ser ofensa para nadie.
Por ello siempre es preciso estar atentos no sólo AL QUÉ, sino AL CÓMO, que en tantas cosas es el segundo más importante que el primero…
Pero para las personas que “se creen” la obligación del “tengo que”, el circuito mental es algo más complicado…Aunque podrían atajar simplemente dándose cuenta de que “lo que creen” lo quieren creer.Y ya queda “el querer” en la cumbre de su acción…
Pero veámoslo un poco, serenamente,
Ante todo, estas personas “temen”.
Temen “transgredir” su obligación moral. O temen transgredir una costumbre. O temen la reacción de las personas ante las que se sienten “obligadas”…
También les sucede que “desean” cumplir esa obligación.
Se enfrentan, por tanto, dos quereres y uno de ellos aliado con un temor.
La previsión del comportamiento es bastante clara: “Dos contra uno”, ellos van a ganar.
Habría de ser un muy intenso querer el que “llevaría de paseo a esta persona con la otra”…
Y sigue siendo, de todos modos, el esquema “quiero pero no puedo” UNA FALSEDAD.
Porque sea que “se crea” que se trata de una obligación, sea que no, en ambos casos TODO DEPENDE DE UN QUERER:
Querer aceptar y tener esa obligación (que solamente lo es por haberlo querido, no se olvide),
Y querer realmente “ir a pasear”.
Por lo tanto, ES EL QUERER MAYOR EL QUE DECIDE.
Es, pues, más sincero y auténtico consig@ mism@, y con la otra persona, no establecer ese aparente dilema y decir “mira, prefiero irme a casa a hacer “x”…”.
Ello, de entrada, confiere más poder a la persona sobre su vida, al hacerse consciente de que “hace lo que quiere hacer”. Y elimina “la hipocresía” encerrada en la declaración a la otra persona…
Es un hecho psíquico real que HACEMOS LO QUE QUEREMOS HACER, y su inversa: QUE LO QUE HACEMOS ES LO QUE QUEREMOS HACER.
No nos enteramos de ello solamente si caemos en los trucos del subconsciente (“ese animal astuto”) que enredan nuestro pensamiento.
Podremos decirnos que no queríamos hacer eso que hicimos, que no queríamos dejarnos llevar de la ira, la venganza, el resentimiento…lo que fuere.
PERO EL HECHO ES QUE LO HICIMOS.
POR LO TANTO, QUERÍAMOS HACERLO.
Y sólo determinadas ideas y construcciones del pensamiento (creadas para poder excusarse) amparan lo que es CONTRARIO A LOS HECHOS.
Y se inventaron…los pecados capitales, las pasiones que nos dominan, el demonio que nos tienta, nuestra debilidad tremenda, que estamos en manos de tantas fuerzas, pobrecit@s…
Y solamente amparados por esos inventos oportunistas, podemos negar el hecho de que los actos que realizamos SON NUESTROS Y DE NADIE MÁS EN ESTE MUNDO, NI EN NINGÚN OTRO.
Que pertenezcan al consciente o al subconsciente, NO LES QUITA DE SER NUESTRA ACCIÓN.
Recordemos que lo verdadero es a la par REAL.
Que LOS HECHOS son insoslayables, están ahí. Deformarlos y desfigurarlos es pura acción de nuestro engañoso pensamiento.
Y LAS JUSTIFICACIONES, LAS EXCUSAS, LOS CLAMORES DE INOCENCIA Y LAS INTENCIONES NO CAMBIAN LOS HECHOS.
Solamente consiguen engañar al tonto consciente, tantas veces marioneta de lo que el subconsciente decide.
MIRA LO QUE HACES Y TE CONOCERÁS.
Lo que haces seas o no consciente de ello.
Lo que haces digas tú que quieres o que no quieres o que no puedes o que estás obligado.
En cualquier versión que decidas tomar, LOS HECHOS CANTAN LO QUE ERES.
Y aquello de las “intenciones” está ya muy viejo y muy manido, y hasta los “creyentes a ultranza” confiesan que “de buenas intenciones está el infierno lleno”.
Y al paso he de decir que lo del infierno, hasta los católicos lo dudan.
Y que Jean Paul Sartre, cuando dijo que “el infierno son los otros”, se olvidó que somos nosotros los que damos a los demás “infernal o celestial respuesta”…
Abramos, pues, amig@s, bien los ojos de la mente y seamos sencillos de corazón para aceptar algo que es seriamente inconmovible:
“LO QUE HAGO, LO HAGO PORQUE QUIERO HACERLO”.
Que no estamos ni embrujados por nadie, ni poseídos por demonios, ni influidos invenciblemente por personaje astuto o seductor, que nadie puede hacer de nosotros lo que quiera SI ES QUE NOSOTROS NO QUEREMOS…
Y serviría esto –si lo quisieran tomar en seria consideración- incluso para tratar depresiones, o impotencias psíquicas, o muchas enfermedades mentales.
PORQUE VERDAD Y FELICIDAD VAN UNIDAS, AMIG@S…

 
Deja un comentario

Publicado por en 14 abril, 2011 en Sin categoría